Contratos y chicanadas
Alberto Vieyra G. jueves 20, Jul 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
“Las cosas en Palacio marchan despacio”. La frase se atribuye a Benito Juárez y le queda como anillo al dedo al actual régimen adorador de las chicanadas, que no son otra cosa más que artimañas o maniobras de mala fe de un régimen que quiere hacerle creer al “pueblo bueno y sabio”, que un contrato o unos contratos en los cuales se especifican compromisos entre dos partes: Esto es una empresa, el gobierno o algún particular están cometiendo un delito. Nada más falso.
Con singular deshonestidad, AMLO presenta ante todo México a la virtual candidata del frente opositor a Morena como una persona corrupta e indeseable para ejercer el gran poder político de México solamente porque nació en el seno de una familia indígena humilde, pero que esa oriundez la impulsó a que estudiara la carrera de ingeniería para poder aspirar a una vida mejor. Para AMLO eso es un delito grave porque él odia a los aspiracionistas, para él lo mejor es que México sea un pueblo ignorante para poderlo gobernar a su antojo violando leyes, denigrando a las instituciones autónomas que fueron creadas como contrapeso a un ponzoñoso presidencialismo y protagonizando chicanadas para engañar de mala fe a todos los mexicanos.
Tramposamente dice que él sigue desobedeciendo al INE y al Trife, que le prohibieron hablar del proceso electoral rumbo a la Presidencia de la República, aduciendo que no le han notificado porque en la Consejería Jurídica de la Presidencia están de vacaciones.
¿Eso no es acaso una chicanada de mala fe? ¿Qué no debería existir una guardia permanente para que las cosas en Palacio no marchen despacio?
Ambas instituciones electorales informan que ya fue notificado el Presidente de la República por la vía electrónica, pero lo que estamos viendo es un desacato del Presidente a las leyes y un menosprecio a las instituciones.
AMLO abriga en todo su ser un ponzoñoso resentimiento social que lo convierte en un autócrata que se gana agigantadamente el odio de millones de compatriotas que quisieran ver al Presidente como un político ortodoxo con talla de estadista, pero no, AMLO se parece al hijo desobediente. Su ley debe ser la ley que todos deben acatar. AMLO confunde todo.
AMLO usa las mañaneras para destruir a cualquier adversario o crítico que no piense igual que él y por ese sólo hecho lo hace ver como su enemigo o sus enemigos. Con ese populismo ponzoñoso AMLO miente, destruye, divide y enfrenta a los mexicanos usando todo el poder del Estado que podría llevarlo a un juicio político y probablemente a la cárcel por sus desmedidos usos del poder.
En el proceso electoral en curso y particularmcuando Xóchitl Gálvez irrumpió en él, AMLO ha violado la ley en por lo menos 4 o 5 formas: Violando el principio de neutralidad electoral, equidad, haciendo trizas el secreto bancario y fiscal, destruyendo a sus enemigos, usando el poder del Estado en cuestiones que deben ser confidenciales. A eso se le llama abuso de poder.
AMLO tiene que entender que el Presidente de la República tiene límites consagrados en la Constitución. La violación a los principios citados le merecería una reparación del daño y si la senadora Xóchitl Gálvez se lo propone puede hacer que AMLO muerda el polvo y le pague un dineral por destruir su imagen y la de sus empresas.
Pero todavía hay algo más grave:
¿Qué capitalista nacional o extranjero podría invertir en México creando fuentes de empleo a sabiendas de que AMLO podría destruirlos en las mañaneras sólo por celebrar contratos con clientes privados o con el propio gobierno? ¿Inspira confianza y certidumbre un AMLO renegado que rinde culto a las chicanadas y a todo lo torcido?