Una peligrosa elección
Alberto Vieyra G. miércoles 19, Jul 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Una auténtica elección de Estado es la que Andrés Manuel López Obrador protagoniza desde Palacio Nacional, usando las mañaneras para injuriar e inyectar toda su ponzoña contra sus opositores.
AMLO destila odio, se le ve iracundo, se siente su ponzoña, principalmente contra la virtual candidata del Frente Amplio por México, Xóchitl Gálvez. a la que ya encaramó emparejándola con su gallina, Claudia Sheinbaum y la contienda presidencial se antoja no apta para cardíacos.
El Presidente se equivocó en su estrategia. Xóchitl Gálvez no era nada, pero en dos semanas le hizo un pedestal del tamaño de la estatua de la libertad. Ahora, AMLO intenta hacerle una aureola de corrupta o influyente por sus contratos logrados en este y en anteriores sexenios.
¿Aguantará AMLO el trote, sobre todo después de que la senadora ya lo demandó penalmente por hacer públicos los contratos obtenidos por su empresa, lo cual constituye un delito por violación al secreto fiscal?
Xóchitl y el Frente Amplio por México están felices porque no soñaban con tanta belleza por cortesía del Presidente de la República, cuya impúdica injerencia en las elecciones presidenciales de 2024 le ha valido que el INE y el Trife le pongan un bozal para que cierre el pico y deje de llevar a cabo una elección de Estado en favor de Morena y sus corcholatas, que como bien decía Porfirio Muñoz Ledo: “Todos los que juegan a la corcholatización son esclavos mentales del presidente”.
Ante tan impúdica injerencia presidencial, no se puede descartar que como AMLO no entiende lo que dictan las leyes electorales, de seguir con su enfermiza retórica contra sus opositores, el árbitro electoral y el Tribunal lleguen incluso a invalidar las elecciones presidenciales del año que viene, lo cual metería al país en una peligrosa crisis política que acentuaría la ingobernabilidad y el vacío de poder.
No se descarta también, que AMLO acuse al INE y a la conserva de hacerle un fraude electoral como pretextó en 2006, cuando Vicente Fox metió sus narices en el proceso sucesorio y hasta le dijo al falso mesías “¡ya cállate chachalaca!”, lo que motivó que AMLO de declarara “presidente legítimo de México” quejándose de un fraude que nunca ha podido probar.
Por ahora, AMLO no sabe cómo detener la xóchitlmanía, se hace la víctima diciendo que no le alcanzó el tiempo para lograr la transformación y sus propagandistas a sueldo comienzan a esgrimir la mentira de que el gobierno de AMLO es un desastre porque los conservadores no lo dejaron gobernar, echa pestes del Trife y dice:
“Me quieren silenciar (el Tribunal Electoral). No quieren que yo hable. ¿Y dónde queda la libertad y la libertad de expresión y el derecho a la réplica y el derecho a disentir? ¿Todavía no nos notifican? ¡Ah bueno!, pues puedo decir —me da tiempo todavía, antes de que me vayan a cepillar—, pedirle a Claudio X. que se apure con la investigación con los contratos de su protegida. Siendo funcionaria, sus empresas recibieron contratos para obras por cerca de mil 500 millones de pesos. Nada más que lo aclaren, el que nada debe nada teme, y la vida pública tiene que ser cada vez más pública…”.
Sí, AMLO está desesperado y quiere comerse vivos a los periodistas y medios de comunicación críticos. Nos está echando a andar al pueblo como unos jijos de la jijurría, que vivimos en palacetes o residencias de alcurnia, ese maldito clima de odio ha provocado ya 41 asesinatos de periodistas en este sexenio de odio. AMLO odia el aspiracionismo, él quisiera que todos los comunicadores de México viviéramos en pocilgas y sólo él en el Palacio Nacional, donde nos cuesta a usted y a mí un ojo de la cara.