AMLO descobija las intenciones de Ebrard
Roberto Vizcaíno martes 12, Jul 2011Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- Ante los últimos resultados electorales, reviven el Pacto de Davos
- La alianza es ahora entre Calderón, Ebrard y Camacho
- Jorge Volpi, o una jugada indecente
Para el orgullo de mi amigo Pereyra, diré que le reconozco a Andrés Manuel López Obrador una gran astucia política.
Es tan perspicaz y experimentado el de Macuspana, luz en la esperanza política de mi amigo y de millones de mexicanos más, que ha adivinado ya la siguiente jugada electoral de la dupla Manuel Camacho-Marcelo Ebrard: aliarse con Felipe Calderón y su grupo para ser lanzado como candidato de un frente amplio en la presidencial de julio de 2012.
AMLO ha venido diciendo en días pasados a quien quiera escucharlo, que la mafia en el poder -esos, ya sabe usted que le robaron la Presidencia-, se sentiría sumamente complacida con ver el nombre de Ebrard en las boletas de la próxima elección presidencial.
En realidad, López Obrador no dice nada nuevo. Nosotros advertimos en este mismo espacio a principios del año que Calderón y Ebrard habían tenido un encuentro al cobijo del Foro Económico de Davos, Suiza, donde hicieron un pacto que preveía el lanzamiento de la candidatura presidencial del actual jefe de gobierno del DF, en caso de que los candidatos del PAN no prendieran.
Bueno, al menos esa era una de las varias consideraciones que abordaron en aquel encuentro del que salió el llamado “Pacto de Davos”.
Hoy, el escenario previsto por Manuel Camacho para hacer participar a su pupilo y ahijado Marcelo Ebrard, se está dando casi 100 por ciento.
Habría que recordar que previo al subrepticio encuentro de Calderón–Ebrard en Davos, hubo otro de Manuel Camacho con el Presidente de la República que, según los reportes, duró cerca de 2 horas aquí en la ciudad de México hacia finales del 2010.
A todo eso le ha seguido la pista Andrés Manuel. Sabe que entre esos tres hay algo más que un apretón de manos.
El acuerdo de fondo delineado a fines del año por Manuel Camacho ante el supuesto presidente espurio, y luego cerrado por Calderón con Ebrard en Davos, prevé el lanzamiento de la candidatura del ex priísta-salinista y ahora neoperredista Marcelo Ebrard por un frente amplio democrático, al que se sumarían el PAN y el PRD.
Así no habría el riesgo de que AMLO y los suyos impugnaran ese lanzamiento, porque no sería un producto directo ni de Acción Nacional ni del PRD.
Pero como en juego de estrellas no hay sorpresas, así como AMLO conoce a Camacho y a Ebrard y los movimientos y acuerdos de éstos, así la dupla Camacho–Ebrard saben que López Obrador no es confiable y que al final irá como candidato presidencial del PT y Convergencia.
Así que en días anteriores el jefe de gobierno advirtió que si no se forma una coalición de izquierdas, entonces no habrá posibilidad de ser competitivo frente a la aplanadora de Peña Nieto-PRI.
La coalición de izquierdas prevé la fusión de una parte importante del PRD con otros segmentos del PT y Convergencia y decenas de organizaciones sociales y gremiales, esencialmente integradas por académicos de las diversas instituciones de estudios superiores en el país y otras.
Camacho y Ebrard saben que AMLO arrastrará a las otras fracciones de esos mismos partidos.
El plus para ellos es la suma del PAN y el poder presidencial de Felipe Calderón a su proyecto, ante el inocuo avance y posicionamiento de los precandidatos del PAN.
El juego está abierto y pronto veremos cómo los del Pacto de Davos se van juntando.
VOLPI: El despido del escritor y articulista Jorge Volpi de la agregaduría de cultura en la embajada de México en Roma por la canciller Patricia Espinosa, removió al mundo intelectual y periodístico mexicano, el cual por ello se le lanzó al cuello al gobierno del presidente Felipe Calderón.
¿Cómo podían hacerle eso a Volpi?
El súbito odio y críticas de intelectuales y periodistas a Espinosa y Calderón por este asunto, fueron alimentados por el propio escritor, quien se encargó de dejar claro ante los medios que su despido había sido una vil vendetta de la canciller por sus escritos políticos.
El domingo pasado Volpi, quien en los años recientes fue también director del canal 22, mostró en la sección El Ángel del diario Reforma, el texto de una conferencia dada por él el 12 de abril de este año ante estudiantes y académicos de la Universidad de Castilla-La Mancha, que afirma fue el que provocó la ira primero del embajador de México en Madrid, del panista coahuilense Jorge Zermeño y luego de la canciller Patricia Espinosa. No se sabe si ese enojo también lo compartió Calderón.
En ese texto Volpi juega con los tiempos. Habla a su auditorio como si su plática fuese en el año 2111, es decir cien años adelante.
Mediante esta argucia, hace entonces una retrospectiva de lo ocurrido aquí en México en los años en curso.
El largo texto se divide en tres partes y en dos de ellas el escritor despedido aborda la llegada de Felipe Calderón a Los Pinos. En su primer referencia dice:
“Las elecciones federales de 2006 fueron una pesadilla después del breve sueño democrático del 2000: el triunfo de Felipe Calderón ante al candidato de la izquierda, por menos de un punto, provocó una agitada protesta poselectoral y Andrés Manuel López Obrador se negó a reconocer la legitimidad de su contrincante. Aunque esta deriva radical alienó a la mayor parte de sus seguidores, la crisis enturbió el inicio del gobierno de Calderón. A 100 años de distancia aún no es posible saber, de forma definitiva, hasta dónde la guerra contra el narco fue emprendida en busca de la legitimación política, como señalaron los rivales de Calderón, o debido a una decisión consciente de desmantelar las complicidades que subsistían desde la época priista, como aseveraba el propio gobierno, pero su proclamación en 2007 se convirtió en disparador de la ola de violencia”…
“En 2010, la guerra contra el narco terminó por ocultar otros de los mayores problemas del país, algunos acaso más urgentes -como la desigualdad-, así como muchos de sus logros y aciertos, que también los hubo. El triunfo del PAN en el 2000 fue un punto de inflexión que sin embargo no llegó a modificar drásticamente las viejas estructuras del priísmo. Vicente Fox logró impulsar unos cuantos proyectos capitales -como el Instituto Federal de Acceso a la Información- y consolidó algunos procesos en marcha, como el respeto a la libertad de expresión. Pero su vitalidad como candidato se vio contrarrestada con su falta de preparación como presidente y la sensación de que su esposa controlaba aspectos vitales de su gobierno. Entre tanto, un Congreso empantanado entre las tres principales fuerzas políticas bloqueó cualquier iniciativa arriesgada o novedosa.
“Apenas tres años después de su llegada, la democracia parecía haber perdido su atractivo. Entre 2003 y 2006, Fox abandonó cualquier iniciativa de cambio, se regodeó con su imagen y se concentró en impedir que López Obrador, entonces popular alcalde de la Ciudad de México, pudiese convertirse en su sucesor. Como candidato, Fox le hizo un gran bien a la democracia mexicana, pero su animadversión hacia el alcalde le causó un daño irreparable. A 100 años de distancia es claro que, en el recuento de votos, Felipe Calderón en efecto venció a López Obrador por unas décimas de punto, pero es innegable que ello se debió en buena medida al apoyo que le concedió Fox y a la sucia campaña televisiva pagada por influyentes empresarios. En medio de estos extremos, los ciudadanos se vieron arrastrados a tomar partido o terminaron por hastiarse de la democracia que apenas habían estrenado.
“Con un Congreso dividido -aunque ahora con mayoría del PRI-, otra vez las reformas quedaron en el aire. Fuese a causa de la intransigencia de la izquierda, los intereses espurios del PRI o las afinidades empresariales del PAN, se volvió imposible modificar el anquilosado esqueleto jurídico y económico del país. Así, el gobierno descuidó promover otros temas de su agenda, e incluso su proyecto más exitoso y perdurable, el Seguro Popular, quedó un tanto oscurecido”… (negritas y subrayados, nuestros)
Sin duda, Volpi realiza aquí no sólo un certero análisis de la realidad de los 11 años del PAN en el poder, sino una de las más severas críticas de un funcionario hacia sus patrones.
¿Se vale que trabajando para un gobierno se le critique así?, ¿la congruencia personal no amerita no ya aceptar el despido, sino presentar la renuncia? ¿Cómo es posible que pensando, creyendo esto Volpi quiera seguir trabajando para el gobierno de Calderón? ¿O acaso es un Volpi el agregado cultural de la embajada de México en Roma, el director del canal 22 y otro Volpi es el que da conferencias en universidades extranjeras?
En fin, este Volpi merece un aplauso por su texto analítico, crítico sobre los sucesos recientes en México, pero una rechifla por pelear una chamba en la administración a la que descalifica.