¿Dónde quedó el Estado de Derecho?
¬ Luis Ángel García viernes 14, Jul 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Los acontecimientos recientes de Guerrero, Michoacán, Chiapas, Jalisco, Edomex y Tamaulipas dejan al descubierto la pérdida de la gobernanza en el país, donde la violencia rebasó a las autoridades formales y deja a la sociedad a merced de los criminales. Tanto han pretendido descalificar a la administración calderonista por su guerra contra el narcotráfico y el encarcelamiento del ex secretario de Seguridad Pública -detenido en Estados Unidos por ese gobierno y enjuiciado por delitos que lesionan a la sociedad norteamericana, ante la complacencia del régimen de la 4T que nunca lo investigó-, para querer demostrar la existencia de un narco-Estado que descuidaron no convertirse en un Estado fallido y no quieren reconocerlo.
Estudiosos del fenómeno del crimen organizado revelaron que el 81 por ciento del territorio nacional está bajo la influencia de los grupos delictivos que buscan ganar espacios para sus actividades ilícitas. Pero ya no sólo es el comercio ilegal de drogas, la trata de personas, la venta de armas y el lavado de dinero, sino ahora es el secuestro, la extorsión, el cobro de piso, la violencia política y el desplazamiento de los gobiernos formales por el empoderamiento de las mafias que ahora controlan la gobernabilidad. Pero las administraciones locales y federal niegan esa realidad, la que los ha rebasado ante la ausencia de una estrategia eficaz para combatir el delito y pacificar al país que ha sufrido el asesinato de 160 mil mexicanos en menos de cinco años.
En Chiapas no se quiere reconocer la ingobernabilidad que ha provocado enfrentamientos entre comunidades, el desplazamiento de cientos de familias, el desconocimiento de autoridades electas para imponer a otros grupos por la fuerza, además de la intromisión de criminales que lo mismo asesinan que controlan caminos y prohíben el libre tránsito de las personas, toman presidencias municipales o expulsan a comuneros ante la ausencia de autoridades o la ineficacia de la fuerza pública.
En pocos meses, el gobierno tamaulipeco ha perdido la gobernanza y es imparable la violencia con centenas de muertos, aunque no se reconocen las cifras, incluso se registró el atentado contra el secretario general de Gobierno; pero la Federación insiste en apuntalar al mandatario local. En Michoacán, la Iglesia se ha pronunciado y condenado la inacción del régimen estatal, donde fue arteramente asesinado el creador de las autodefensas, Hipólito Mora, y poblaciones como las de Apatzingán sufren los ataques con explosivos desde drones. En Edomex, el crimen organizado atacó a una familia, niños incluidos, en la Central de Abasto de la capital mexiquense e incendiadas las instalaciones por negarse a pagar el derecho de piso, además de la ingobernabilidad que se vive en los municipios sureños de la entidad, controlados por los narcotraficantes que dominan también Tierra Caliente en Guerrero y Michoacán.
Jalisco vive días de angustia por la utilización de minas para atacar a los cuerpos de seguridad, lo que ha provocado la muerte de policías y dejado a varios lesionados, como sucedió también en Michoacán con elementos de la Guardia Nacional.
Guerrero merece mención aparte, donde crece la violencia y son exhibidas las autoridades locales en connivencia con líderes criminales, lo que demuestra la ingobernabilidad en la entidad y que son las mafias quienes controlan la entidad. Recientemente se presentó una protesta social muy peculiar. Cinco mil personas bloquearon la autopista a la altura de Chilpancingo y literalmente reprimieron a las fuerzas del orden, incluso les arrebataron un vehículo blindado. Se habla de que el crimen organizado “cuchilió” la manifestación masiva con contradictorias peticiones, que si la construcción de una carreta o si la liberación de dos presuntos delincuentes. Como sea, el hartazgo social se puede convertir en un estallido social.
Todos los casos demuestran que en México se ha perdido el Estado de Derecho y nos acercamos a un Estado fallido.