Si no es Alito, ¿entonces quién?
Carlos Pozos martes 27, Jun 2023Los Pozos de Carlos Pozos
Carlos Pozos
[ Lord Molécula ]
Recordemos que el 24 de mayo del año pasado la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, en sus Martes del jaguar, dio a conocer audios del dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, en donde se le escucha decir: “Yo siempre lo he dicho: El hijueputa que se pase de verga, una verguiza salvaje. Nomás te voy a dar un dato: a los periodistas no hay que matarlos a balazos, papá, hay que matarlos de hambre”. No especifica que se refiere a los medios tradicionales de comunicación, así como a los voceros de los medios corporativos, y habla de Joaquín López-Dóriga, entre otros.
Ese personaje (Alejandro Moreno Cárdenas) también el pasado 19 de junio, a unas escasas semanas de una de las derrotas más importantes y dolorosas para el PRI, como presidente del partido insignia de la corrupción en nuestro país, ha anunciado una serie de foros a nivel nacional, en respuesta a una creciente demanda de la ciudadanía (o al menos eso alega él) por conocer las ideas y puntos de vista de la militancia que aún le queda al revolucionario.
Es más que visible que una gran parte del priismo se encuentra decepcionado y molesto por los pobres resultados de su presidente nacional, que al parecer está más ocupado en mantener el poder y la juventud de manera tan poco honrosa, que raya en lo indignante. No obstante, y siendo brutalmente honestos, ¿no es acaso Alito Moreno la máxima figura de lo que representa el otrora partido imperialista?
Alito es —en muchas formas— aquél que permanece como un recordatorio fiel de los vicios más nefastos e indignantes que el priismo representó por más de 90 años: cuenta en su haber con investigaciones penales, riqueza inexplicable, amistades señaladas como delincuentes de cuello blanco y una red de corrupción que, al día de hoy, permanece entre los pocos que sostienen la figura del presidente vitalicio.
Moreno Cárdenas ha sido capaz de convertir los consejos políticos, foros y eventos de su partido en auténticos espectáculos circenses, con asistentes que se han visto reducidos a focas, cuyo único truco consiste en aplaudir a diestra y siniestra, sin tomar en cuenta las diversas transgresiones a los documentos básicos y estatutos del PRI que se cometen durante estos montajes.
Pero esto no es para nada algo nuevo; el PRI se ha caracterizado históricamente por armar consejos políticos y procesos de selección a modo, tratando de ocultar los vicios que prevalecían en sus líderes, como la cargada a favor del candidato que en aquellos tiempos contaba ya con el único voto que contaba, el del Ejecutivo en turno; o el cambio sorpresivo a sus leyes y reglamentos, a fin de privilegiar el dedazo y los candidatos cómodos.
Si bien esto era conocido ampliamente por un sector de la población y un gran número de militantes priistas, la intención de crear una cortina de humo para dar validez a un proceso interno fue exitosa durante muchos años; con Alito, eso no es necesario ya, él se muestra tal y como es: un verdadero dictador nacido del PRI; no oculta su autoritarismo y ha terminado de convencer a aquellos ciudadanos indecisos de que el Revolucionario siempre ha sido la más grande pantomima política del país.
En este punto me permito hacer una reflexión: La dirigencia del PRI se regodea predicando una ficticia división en Morena durante los procesos internos para la selección de sus candidatos, ya sea a nivel federal, estatal o local; esto es claramente la consecuencia natural de jamás haber podido presenciar un auténtico ejercicio de democracia en sus propios procesos, y no es extraño que –al final– aquellos ciudadanos y representantes populares bien intencionados se inconformen con la selección de los candidatos del tricolor (que en su mayoría son siempre amigos, compadres y empresarios de intereses mezquinos) y terminen por abandonar al dinosaurio moribundo. A esto, Alito le ha llamado traición. Juzgue usted si la traición es a la nación o los intereses de un particular.
Alito es también poseedor de su propia investigación por enriquecimiento ilícito, lo cual fue durante décadas, parte del modus operandi de un indignante número de candidatos o candidatas del PRI-AN que resultaron electos para servir al pueblo. Sin embargo, muchas de esas fortunas fueron blindadas y ocultadas desde los poderes Ejecutivo y Judicial, respectivamente, para que nadie supiera jamás de su existencia y mucho menos de su procedencia. Es sólo gracias a la victoria de la ciudadanía por sobre las viejas costumbres y al hartazgo de la sociedad de cara al aumento de caciques priistas que sangraron en incontables veces a nuestro país, que se dieron las investigaciones correspondientes y se conocieron desfalcos tan siniestros como la “estafa maestra” o el Pemexgate, capítulos deplorables de la historia política de nuestro país.
Pero a Alito esto no le hace mella, porque lo poco que queda en su partido (del verbo partir o dividir) es por supuesto un puñado de perfiles que son cómplices de la red de corrupción que actualmente se adueñó de las oficinas nacionales y estatales, dejando para el olvido los múltiples señalamientos de corrupción y las incontables pruebas (audios o videos, usted escoja) que existen en contra de su amo y señor, al fin y al cabo, ¡en el país de los ciegos, el tuerto es rey!
Otro claro ejemplo de la importancia del ex gobernador de Campeche como presidente de su partido es que, gracias a su famosísima alianza conocida como Va por México, las y los ciudadanos entendieron que las ideologías, principios y estatutos del PRI, del PAN y del PRD salen sobrando cuando de obtener el poder por obtenerlo se trata. Ahora, la población democráticamente activa sabe que, para Alito y para el PRI (históricamente hablando) no existen proyectos o plataformas que deban respetarse, siempre y cuando los votos sean suficientes para contar con un representante dispuesto a servirse con la cuchara grande una vez en el poder, y repartir de manera ilícita el patrimonio de las y los ciudadanos. Hoy por hoy, ya ni con la alianza pueden conservar sus bastiones, gracias en parte a Alito.
Por todo esto (y otras cosas más que les platicaré en breve) considero que Alejandro Moreno Cárdenas es (para bien de la nación y de la democracia) el perfecto representante del PRI, un inigualable heraldo de la corrupción que día a día convence a más y más ciudadanos de que el PRI es y será el partido de la corrupción. Hay que reconocer que ningún otro líder político priista (salvo Carlos Salinas, quizás) hubiera podido abrirle los ojos a muchos ciudadanos que vivieron y viven engañados por promesas vacías y compromisos irrisorios. Esperemos que Alito pueda conservar su dirigencia el tiempo suficiente para que el PRI desaparezca o el proyecto de transformación del país se haya logrado por completo. Alejandro Moreno, ¡cuentas con mi simpatía! ¡Arriba Alito! Y la pregunta, cuya mejor respuesta la tienen ustedes es: Si no es Alito ¿entonces quién?… Amigos, hasta aquí con Los Pozos de Carlos Pozos. Y si desean que le haga su pregunta al Presidente de México en la conferencia de prensa “mañanera”, por favor háganmela llegar al correo: lordmolecularedacción@gmail.com; vía Twitter a: @lordmoleculaoficial; o bien, visiten nuestro portal https://www.lordmoleculaoficial.com/ así como también pueden ver mi Canal Lord Molécula Oficial.