El campo
Alberto Vieyra G. lunes 19, Jun 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Históricamente, la sucesión presidencial en México ha sido sucia, cruenta, tenebrosa y macabra. La sucesión presidencial es aprovechada por intereses oscuros de México y Estados Unidos.
Los Halcones de Washington siempre meten sus narices en el proceso sucesorio en México. En 1940, la CIA gringa impidió que Lázaro Cárdenas le diera continuidad al socialismo con su compadre Francisco J. Múgica; en 1968, la CIA desestabilizó a México con el tlatelolcazo en el que murieron cientos de estudiantes y en 2000, el llamado Cinturón de la Biblia norteamericana impuso a Vicente Fox, aunque antes, Washington había impuesto a un espurio Carlos Salinas que había perdido la elección presidencial de 1988, pero el capitalismo neoliberal quería en la Presidencia a un hombre como él.
Hoy, en vísperas de la sucesión presidencial, cunde en México la ingobernabilidad y el vacío de poder, por no poder. Campesinos, la población que ha sido víctima de las mafias criminales, padres de niños con cáncer, colectivos de madres buscadoras y obreros que han perdido su chamba por una errática política económica de AMLO toman carreteras, estrangulan aeropuertos y utilizan medios de comunicación para hacerse escuchar por un gobierno que solamente se la pasa echándole la culpa a los gobiernos anteriores porque nomás no ata ni desata y lo dicen más de 154 mil muertos en lo que va del aberrante régimen de la 4T.
Tristemente el campo de México no es el campo de Andrés Manuel López Obrador. El campo mexicano es un desastre.
¿Cuál es entonces al pueblo al que dice servir y ser fiel? ¿Al México de las barriadas o al México de las bandas criminales? ¿Si AMLO no sirve a los obreros, a las clases medias, a las altas oligarquías del dinero o a los hombres del campo, a qué mexicanos se refiere como “el pueblo bueno y sabio”? ¿Se referirá al México que por pura ignorancia y analfabetismo vota por Morena, como él ha declarado cínicamente? ¿O a qué pueblo gobierno AMLO? ¿Qué no se supone que debe gobernar para todos los mexicanos, sin distinción de filiación política, religión, preferencia sexual o posición social?
En plena coyuntura por el relevo presidencial que históricamente ha sido caótico para México, comienzan a multiplicarse los grandes problemas nacionales, pero AMLO está inmerso en sus farsas para desviar la atención de esa problemática nacional. Todos los días se la pasa dándole al pueblo atolito con el dedo y como no puede, le echa la culpa de todas sus desdichas a los actores políticos del pasado y lo que nos importa es la masacre que ocurre en México.
No olvidemos que fue en el norte de México, particularmente en Cuchillo Parado, Chihuahua donde estallaron los primeros brotes de la Revolución Mexicana en 1910. Había entonces en México 15 millones de habitantes y el 80% de las tierras estaban en poder de terratenientes y caciques extranjeros, por eso, primordialmente, estalló el cohete.
Hoy, cunde la desesperación en México, agricultores de Sonora, Sinaloa, Tamaulipas, Chihuahua, Durango y otros en el centro del país están en pie de guerra porque para AMLO los hombres del surco son un cero a la izquierda y se rehúsa a agarrar al toro por los cuernos en lo que tiene que ver con los infames precios de garantía para el maíz, frijol, sorgo, soya, trigo y otros granos básicos que no les quiere comprar Segalmex porque en esa paraestatal existe un tiradero, no hecho por gobiernos anteriores, sino por el de AMLO y un robadero que sobrepasa los 15 mil millones de pesos, la otra “estafa maestra” y con ello, AMLO deja a los productores del campo en manos de los coyotes y transnacionales que lucran con agricultores.
El asunto no está nada fácil porque está de por medio el T-MEC y para colmo, gobernadores idiotas como Rubén Rocha Moya de Sinaloa ha sugerido a los agricultores tomar empresas como Minsa, Gruma y Cargill, lo cual constituye un delito que llevaría a los hombres del campo a la cárcel y esa no es la solución.
Por lo visto, AMLO está llevando a su partido a la debacle electoral y jugando con lumbre porque con el hambre de los mexicanos y el campo no se juega.