Política con escándalos
Freddy Sánchez jueves 15, Jun 2023Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Andrés Manuel va a tener que mentir, robar y traicionar.
O al menos esa impresión puede quedar en una o varias “corcholatas” de las elegidas por el jefe del Ejecutivo para el “desfile” de presidenciables a la vista de todos.
Lo que fue dejar atrás la tradición de los “tapados”.
Una cuestión que antaño con los priistas de la vieja guardia era característico de la sucesión presidencial.
El mandatario en turno casi invariablemente se mostraba ajeno a la definición clara sobre sus preferencias y entre los mencionados naturalmente uno era su favorito.
Aunque la certeza de quién realmente lo era, no se tenía del todo ni siquiera en los círculos más cercanos al poder de Los Pinos.
Ese misterio sirvió entonces como moderador de los sobresaltos antes de que llegara el tiempo decisivo para nombrar al candidato presidencial del partido gobernante.
Algo que en este sexenio es más que distinto porque si bien el control innegable que ejerce el Presidente sobre sus subalternos no tiene parangón con respecto a varios sexenios de priismo dominante, a fin de cuentas las inquietudes por el deseo de sentarse en esa atractiva silla desde donde algunos ven al mundo “insignificante y pequeño es un factor de permanente intranquilidad entre los que quieren y no saben si alguno será “el elegido de los dioses”.
Dicho de otro modo: Quienes esperan con gran interés que se decida la candidatura de Morena a la Presidencia de la República, difícilmente creerán que el Presidente no “meterá las manos” en lo absoluto para apoyar a alguien que le inspire mayor confianza para sucederlo en el cargo presidencial.
Esa persona que lógicamente haya vendido mejor su imagen de lealtad con el jefe del Ejecutivo y su compromiso de seguir adelante con la llamada Cuarta Trasformación que nadie en su sano juicio se imaginará que Andrés Manuel confiaría a quien llegara a pensar que se dedique a imponer desde el primer día su propio sello de gobierno.
Así las cosas, podría decirse que Claudia Sheimbaun (la que muchos dan por preferida del AMLO) será la candidata y como relevo de emergencia Marcelo Ebrard o Adan Augusto López.
Bajo el supuesto de que cualquiera de estos últimos, al no tener el apoyo presidencial para asumir la candidatura presidencial, podría reaccionar con enojo al sentirse engañado, robado y traicionado por el Presidente.
Algo que quizás ocurra por igual con Ricardo Monreal o el señor Fernández Noroña, dada la molestia e indignación por haber sido utilizados como invitados a una “rifa” en la que el boleto ganador, previamente se había dado a alguien distintos a ellos.
De tal suerte que la aparente inclusión de otro aspirante presidencial cobijado por Morena y sus aliados, Manuel Velasco, es un motivo más para imaginarse que Andrés Manuel intenta seguir creando falsas expectativas con respecto a su posible sucesor y de paso apaciguar a los que a estas horas comienzan a perder la compostura porque cada quien se cree que puede ser la persona a la que el Presidente elija apoyar.
“Es Claudia”, dicen no pocos y pareciera que así será.
A no ser que en torno a todo este “juego” de la sucesión presidencial pudiera llegar a darse una sorpresa de último momento con lo que en tiempos priistas llegó a llamarse: El caballo negro.