¡Aaaaarrancan..!
¬ Luis Ángel García miércoles 14, Jun 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
El fin de semana pasado se formalizó el predestape que el propio Presidente hizo de sus tres “corcholatas” -como él mismo las bautizó-, hace más de un año; el evento protocolario sólo fue el camuflaje de una decisión ya tomada. A los primeros suspirantes, la jefa de Gobierno, el titular de Gobernación y el canciller, se sumaron el senador zacatecano Monreal, el farsante de Gerardo Fernández Noroña y el ex gobernador de Chiapas y nuevo “niño verde”, Manuel Velasco. Cinco de ellos saben que el proceso sucesorio es una pantomima, un entretenido espectáculo para encubrir, al más puro estilo priista, la decisión inapelable del inquilino de Palacio Nacional.
La opinión pública se distraerá durante tres meses con la actuación de los aparentes contendientes a la candidatura de la 4T para el 2024. Tal vez sólo el secretario de Relaciones Exteriores dé una legítima pelea para ser el ungido, pero más bien quiere vender cara la derrota y negociar alguna posición de liderazgo en el Congreso. Monreal, al que sólo le interesa mantenerse vigente en el escenario político, también espera la recompensa por prestase al juego donde él se sabía perdido. Noroña y Velasco son otros títeres insignificantes que también buscan una recompensa, aunque sea mínima.
Desde que el mandatario destapó a sus testaferros, los escogidos trabajaron a medio gas en sus dependencias; sin embargo, llenaron sus agendas con actividades partidistas y de obediencia política para ganarse la gracia del gran elector. Aunque en la cena donde se “fijaron las reglas” del proceso sucesorio, cinco de ellos sabían que estaban marcadas las cartas y que la decisión ya está tomada, que la famosa encuesta es sólo un ardid legitimador para no ser tan descarados con el dedazo. Harán berrinche, pero no irán más lejos. Se conformarán con lo que les den como premio de consolación. Les amarraron las manos desde la famosa cena y en el consejo nacional morenista aceptaron las reglas de no pegar por debajo de la cintura y dar una pelea limpia para agradar al respetable. Nada de debates, mucho menos criticar a los contendientes, resaltar sus defectos ni cuestionar las propuestas de campaña de los contrincantes. Imposible dar entrevistas a los medios conservadores y neoliberales, o sea, todos. Únicamente utilizarán los espacios de la red de radiodifusión gubernamental y sus periódicos, con diálogos a modo y sin demostrar divisionismo o diferencias.
¿Qué puede esperar la opinión pública? Interminables giras por el interior del país, con foros apoyados por los gobernadores que simularán imparcialidad, sin pronunciamientos espectaculares porque hay que demostrar que se garantiza la continuidad del proyecto político de la 4T, nada de rebeliones ni quererse ir por la libre.
En septiembre, como acto de magia, las encuestadoras -sin que se conozcan las metodologías ni los resultados-, se dará a conocer quién será el abanderado de la 4T para la elección presidencial de 2024. Nadie impugnará la decisión del pueblo bueno y sabio que curiosamente, desde hoy, sabemos que coincidirá con los deseos del Ejecutivo. No habrá división ni resentimiento, todos en unidad en torno del ungido y a cobrar el premio de consolación.
Mientras, los medios y los opinadores difundirán o analizarán las actividades de los aspirantes, sabedores que todo es una farsa, pero con su cobertura y comentarios garantizarán el nivel de aceptación de la 4T como marca y no dejarán vacíos informativos, en detrimento del posicionamiento de la oposición en su conjunto. Así que a disfrutar los tres meses de un espectáculo mediático que sólo legitimará una decisión ya tomada.