Coalición, incapaz de despertar
Armando Ríos Ruiz miércoles 7, Jun 2023Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
La oposición en México está igual que la ciudadanía que espera que Estados Unidos venga a salvarnos de un Presidente que tiene aspiraciones de dictador. O que intervenga de manera contundente con una advertencia definitiva de que el que manda deje de proteger a la delincuencia o en paz a sus adversarios desde el púlpito mañanero.
Nadie vendrá a salvarnos. Somos los mexicanos los que debemos hacer mejor las cosas para atenuar las embestidas del Presidente que, por serlo, cuenta con un poder de influencia descomunal. Se trabaja bajo su voluntad y es quien administra el dinero de los mexicanos con oportunidad de repartirlo, de emplearlo a discreción, inclusive en la compra de los votos más caros de la historia.
Hace muchos años que he escuchado decir: “los gringos no lo van a dejar”, en referencia al Ejecutivo, que en cuatro años ha hecho lo que ha querido, que es principalmente desaparecer instituciones valiosas y pisotear les leyes porque así conviene a sus intereses particulares. Y aún continúan con esa idea absurda, ya casi a la salida o al final de su mandato. Y los gringos… Nada.
He contestado invariablemente, que mientras el Presidente no dé muestras de una falta grave a los intereses del vecino, las cosas continuarán inalterables. Ha ocurrido muchas veces. No les importó que Anastasio Somoza se convirtiera prácticamente de la nada, en el cuarto hombre más rico del mundo. Era obediente y leal. En nuestro caso, con aparentes rabietas, Con meros teatros de inconformidad, el Presidente es, a final de cuentas, también obediente y sumiso.
El mandatario mexicano puede ser dictador, si las condiciones lo favorecen para imponerse como tal. Si en México no surgen voces fuertes, conocedoras del fenómeno en cantidad impresionante y muchas influencias. No hay duda de que en su ánimo existe de manera muy fuerte ese deseo, que satisfaría su sentimiento revanchista, de venganza, porque siempre le arrebataron el triunfo. Según él.
Cuenta además, con la simpatía de muchos mexicanos capaces hasta de matar, por la sencilla razón de escuchar a alguien hablar mal de él. Cuenta con el decidido apoyo de millones de personas que efectivamente, ven en él al auténtico salvador bajado del cielo. El dinero que reciben hace maravillas.
Cuenta con muchos mexicanos cuya ignorancia le ocultan al hombre verdadero que se aprovecha de esta situación para manipularlos con las mentiras que diariamente profiere y que de manera consciente, muy estudiada, emplea para mantener viva la llama de su agradecimiento. Cuenta además con la fuerza destructora de los criminales, a quienes agradece su participación a su favor.
La oposición parece desear que un ovni llegue a la tierra cargado de hombres justicieros, muy adelantados a nosotros, con armas letales avanzadas y despliegue operativos para imponer el orden, que consistiría en hacer lo que Estados Unidos definitivamente no hará.
Ha permanecido dormida en sus laureles y los dirigentes, despreciables por sus acciones ruines algunos y por su miopía, inoperancia e ineficacia otros. El del PRI, “Alito” Moreno, es una vergüenza nacional cuyo lugar en este momento, debería ser la cárcel, sin duda.
Los priistas que dicen amar a México no se dan cuenta de que su presencia es inicua para la ciudadanía. Que sólo verlo invita a sufragar por quien sea, menos por ese partido, que durante tantos años sembró desconfianza y rencor, por el hecho de haberse convertido en el matraz en que se cocinaban nuevos ricos, prácticamente desde su creación en 1929 (con otro nombre), a la fecha.
Markito Cortés está de soñador con invenciones de poner a trabajar a los aspirantes a la Presidencia por la Coalición, de que acarreen un millón de votos quien sabe para qué. En este organismo se habla de designar candidatos hasta noviembre. Y a estas alturas no se ponen de acuerdo entre quienes la conforman.
Algunos aspirantes, como Santiago Creel, sólo atinan a decir que él es un hombre de resultados. El mejor. Y que tiene mucho dinero. ¡Qué tristeza!