Cinismo puro
¬ Augusto Corro jueves 7, Jul 2011Punto por punto
Augusto Corro
- Gordillo y Yunes, en el lodazal
- Ninguno guardó las formas
- Alguien debe poner orden
En cualquier grupo mafioso, por muy modesta que sea su presencia, la palabra es la palabra y se respeta. Los compromisos se cumplen o se cumplen. La traición es objeto de las peores venganzas y los códigos del silencio son inviolables, porque de ellos depende la supervivencia de la “organización”. La miss Elba Esther Gordillo y su pupilo Miguel Ángel Yunes, hicieron pedazos esas leyes, no les importó guardar las formas.
La Gordillo y Yunes, “honorables” políticos asociados para participar en cuanto negocio se les presentaba, decidieron romper y cada uno, por su lado, empezó a fraguar la manera de vengarse uno del otro. Los dos saben de las raterías en las que participaron y de las traiciones que cometieron. Decidieron abrir la boca y ahora ya sabemos del lodazal en el que se han movido.
Quizá la miss, conocedora de que en las altas esferas de la política se le preparaba un “quinazo”, decidió adelantar sus acciones para conjurar esa amenaza. Se puso el huarache antes del tropezón y sacó a la luz pública los malos manejos de su otrora socio y cómplice de sus andadas. Palabras más, palabras menos, acusó a Yunes de ladrón, pues no se entiende de otra manera su presunta participación del desvío de 2 mil millones de pesos del ISSSTE, cuando fungía como director de esa institución.
Antes, la maestra pasó a destruir el código de la mafia: soltó la lengua y habló de sus compromisos políticos y del apoyo que le brindó a Felipe Calderón Hinojosa para llevarlo a Los Pinos. Esos convenios no escritos que le permitieron, a cambio de votos, conseguir el manejo del ISSSTE (el nombramiento de Yunes como director), de la Lotería Nacional, de la Secretaría de Educación Pública, entre otros. No existe ninguna duda sobre la realidad de los hechos, porque la propia Gordillo lo dijo públicamente en conferencia de prensa.
Esas confesiones de la dueña del Panal ya eran conocidas, principalmente por aquellos que estuvieron pendientes del desenlace del conflicto que polarizó al país, derivado de las controvertidas elecciones presidenciales del 2006, que siempre tuvieron el acentuado tufo del fraude.
Se supo de los arreglos políticos de Calderón y la Gordillo, aunque se ignoraba del alto costo de los votos que entregaron los maestros a través de la dueña de su sindicato al candidato panista. Esas revelaciones del apoyo magisterial a cambio de puestos en el gobierno federal, fue un golpe muy severo que deteriora más la imagen del titular del Poder Ejecutivo, que pasa por una etapa difícil, pues no sabe cómo salir de la guerra que organizó contra la narcodelincuencia, y que va perdiendo.
Sin rubor alguno, la propietaria del Sindicato de Maestros y del Partido Nueva Alianza (Panal) expuso ante la opinión pública los tejes y manejes de sus arreglos, en lo oscurito, con Calderón, sin importarle las repercusiones de sus actos llenos de cinismo. Cabe hacer notar que el contubernio de la miss con los panistas empezó con Vicente Fox. Uña y mugre se entendieron muy bien. La maestra ya estaba encauzada para los grandes acuerdos con Calderón. Con Fox logró lo que anhelaba, con Calderón lo superó.
Sin embargo, en Los Pinos, no gustó la ligereza de la maestra, que habló de más y sacó a la luz pública secretos que a ninguno de los implicados favorecía se conocieran, porque se trata de negocios ruines que le rinden frutos económicos a una dirigente magisterial que no tiene límites en su ambición de enriquecimiento sin importarle los medios.
Así pues, la Gordillo se adelantó a la amenaza de un “quinazo” y decidió denunciar por malos manejos en el ISSSTE a su ex alumno querido, el veracruzano Yunes, que es posible, según dicen sus adversarios políticos, sea dueño de una cola tan larga como la de su mentora. El sintió el rejón de la acusación por el presunto fraude en la mencionada institución y decidió contrarrestar los embates de su ahora enemiga todopoderosa.
También en conferencia de prensa, Yunes, ex candidato panista a la gubernatura de Veracruz, ex amigo de Elba Esther Gordillo y muy cuate de Calderón, dijo, para empezar, que no le debe el cargo de director del ISSSTE a la Gordillo, sino al Presidente. Una vez encanijado, el ex titular del ISSSTE denunció que su ex socia y jefa, Elba Esther, le pidió 20 millones de pesos mensuales para su Partido Nueva Alianza. La petición fue rechazada. Por otra parte, aceptó que recibió de la dueña del Sindicato de Maestros la cantidad de diez millones de pesos para su campaña como candidato a la gubernatura de Veracruz.
La dirigente todopoderosa, al conocer las acusaciones de su ex alumno, se concretó a señalar que se trataba de acusaciones temerarias, frívolas y calumniosas. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. O ¿a poco se puede pensar que la Gordillo o Yunes serán llamados a rendir cuentas? Imposible. Ojalá y me equivoque, porque aquellos que cotizan en el ISSSTE se deben estar preguntando sobre el uso que le dan a sus cuotas.
Los señalamientos mutuos, que podrían implicar delitos graves, tendrán que ser investigados por las autoridades correspondientes. Pero ya sabemos que sería tanto como pedirle peras al olmo. La corrupción y la impunidad seguirán intocables, pues se le da mayor importancia a los arreglos políticos que rinden beneficios personales, no importa que esas acciones impliquen un burla al electorado. El caso Gordillo-Yunes cae en el circo político que precede a la guerra de lodo, que sin duda, ya empezó.
En el tema de la maestra lengua suelta y de su ex alumno malagradecido serán utilizados ríos de tinta, para luego caer en el terreno de lo anecdótico, porque no se ve al valiente que desee enfrentarse a la todopoderosa. Vaya final. Luego no se pregunten por qué los políticos y los líderes charros son tan odiados por una sociedad harta de bandolerismo político-sindical. Tendrá que pasar mucho tiempo para que la corrupción y la impunidad sean erradicadas de México y la política sirva para fines honestos. ¿O no?