Hacia un nuevo pacto social
¬ Luis Ángel García lunes 5, Jun 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Es indiscutible que México requiere de un nuevo pacto social, más allá de la recomposición del mapa político que registra hoy el país. Se agota la vida útil de nuestro sistema pluripartidista y el efecto corrosivo del crimen organizado ha permeado la estructura del poder y amenaza la gobernanza. La narrativa oficial niega que esté comprometida la gobernabilidad y rechaza la intromisión real de un poder fáctico como es el narcotráfico; es indiscutible que el propósito presidencial sólo visibiliza la imposición de un proyecto político populista que requiere de perpetuarse en el gobierno para mantener un ideario, muy alejado de cualquier planificación de las políticas públicas. Su objetivo no es el crecimiento de México ni la solución a los grandes problemas nacionales, es la mediatización de la sociedad para arraigar una ideología masificadora de los conceptos de producción y consumo. Es participar del avance socialista en Iberoamérica, aunque sean ya evidentes los fracasos en España, Perú, Venezuela, Cuba, Colombia, Bolivia, Nicaragua, Chile y Argentina.
Falso que el proyecto de la 4T busque redimir a los pobres, se trata de administrar la pobreza, de mantener en el rango de la subsistencia al mayor número de familias para convertirlos en la base electoral que permita continuar en el poder. Se trata de someter al empresariado a través de la persecución tributaria y la amenaza, como Espada de Damocles, de las expropiaciones y el freno a las inversiones privadas, amén de estatizar la economía y hasta la ciencia y la cultura a través de la militarización, a pesar del rotundo fracaso del gobierno como patrón durante la Docena Trágica (1970-1982) y mantener en estándares mínimos de supervivencia a la mayoría de la población, mediante la extinción de la clase media, la masificación de un programa educativo mediocre, la desaparición de la sana competencia educativa para que nadie destaque y el abandono de la investigación científica y tecnológica.
Los esfuerzos oficiales para hacernos sentir como nación próspera son insuficientes, lo cierto es que vivimos al borde la crisis económica permanente y se resquebraja el sistema político por el abuso de un presidencialismo absolutista, casi imperial. La República está en peligro y más por el avance del crimen organizado que ha penetrado las estructuras gubernamentales y desplazado a las autoridades formales, incluso impone a candidatos y asesina a opositores.
Por ello urge un nuevo pacto social, más allá del proyecto político de la 4T que ha fracasado en la consecución de sus propios objetivos. La democracia mexicana requiere de ese nuevo pacto social que logre la unidad nacional, fortalezca a los verdaderos institutos políticos y cancele los partidos rémora, bisagra, quinta columna, mercenarios y veletas. El nuevo sistema político necesita de organismos con ideologías y no de intereses personales o de grupo, menos dirigentes que se venden por dinero o posiciones. El otro frente a combatir es el crimen organizado, para ello se debe lograr la acción ciudadana para elegir a los nuevos gobiernos, los que ofrezcan estrategias serias para atacar a la delincuencia, deshacer la connivencia entre autoridades y narcotraficantes y recuperar la gobernanza perdida.
Pero hay un gran obstáculo, el estado de obnubilación que sufre la mayoría de la sociedad, hablamos de los viejitos, los “ninis” y las madres solteras que aceptan el destino manifiesto de que son pobres per se y que es lógico que vivan de las pensiones y becas que otorga un gobierno benefactor, es más no un gobierno, sino la voluntad de un sólo hombre. La polarización de los mexicanos favorece esa obnubilación y por eso el rechazo de la mayoría a los clasemedieros y los ricos. Vivimos, con un gobierno que se cree socialista, bajo una política propagandística similar a la Alemania nazi, donde la gente veía como algo natural las acciones de exterminio racial, aunque ellos no representaran esas características de supremacía aria. El caso Eichmann, último criminal alemán, es prueba de ello.
Urge un nuevo pacto social.