Expropiaciones
Alberto Vieyra G. jueves 1, Jun 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Estimado lector y radioescucha ahí le va esto, pero analice bien la situación. Esto es el comunismo:
Usted y yo tenemos dos vacas. Y si nos las queremos comer tenemos que darle parte al Estado, pero si queremos vender la carne, al Estado le tendremos que aportar el 30 o 40% del valor de nuestras vaquitas lecheras; pero, el día menos pensado, el gobierno nos sale con que por “causas de utilidad pública” ya nos expropió nuestras vacas, pero como el gobierno es humanistas y a toda máquina, nos informa que no nos preocupemos porque nos seguirá vendiendo la leche. Qué mala leche, ¿verdad?
Sirva este caso ranchero para ejemplificar lo que son las expropiaciones que llevan a cabo los gobiernos comunistas, como ocurrió en Venezuela donde Hugo Chávez nacionalizó en 2009, hasta las aguas negras del capitalismo y las principales empresas españolas y portuguesas que motivarían la debacle de una nación petrolera con mucho futuro.
Ese maldito camino del populista y comunista Hugo Chávez es seguido en este momento en México por Andrés Manuel López Obrador, quien hace una semana y sin decir agua va, le retiró la concesión, a punta de bayoneta, a cargo de la Armada de México, al multimillonario empresario Germán Larrea, quien por cierto no goza de las preferencias de los de abajo. Ya se ve cuál es la verdadera intención de la perversa militarización del país, usándola con toda la fuerza del Estado para apoderarse de empresas que para AMLO resultan ser de interés público.
Según los personeros del gobierno amlista, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec resulta ser de “seguridad nacional”, pues aportará a la nación millonarios dividendos que pagaran empresas nacionales y extranjeras por su uso.
Sí, con la española Iberdrola, AMLO inició las expropiaciones disfrazadas de compra y en el caso de Ferrosur con una extensión de mil 500 kilómetros, de los cuales 120 kilómetros habían sido concesionados al Grupo México del señor Larrea, quien exigió al gobierno amlista una indemnización de 9 mil 500 millones de pesos, pero como estamos ante un régimen negrero éste le replicó que era un monto abusivo y desproporcional por lo que decidió lanzar un decretazo y retirándole la concesión. Pero le anunció que el único acuerdo que podría haber entre el gobierno y Grupo México era que los trenes de Larrea podrían seguir pasando por dicho tramo, pero tendrían que pagar, es decir que las vacas ya son del gobierno pero que Larrea podía seguir contando con que el Estado mexicano le seguirá vendiendo la leche.
George Hamilton, un experimentado cabildero de empresas norteamericanas que se mueve entre el Senado y la Cámara de Representantes en Estados Unidos, no tiene empacho en advertir que México es en este momento es la peor opción para invertir en empresas que generen nuevos empleos, pues el gobierno de AMLO no garantiza ninguna certidumbre para las inversiones extranjeras e incluso, para las propias empresas nacionales que no sean del agrado del Presidente.
Cuánta razón tiene el señor Hamilton, porque entre las principales trasnacionales asentadas en la nación azteca existe el temor de que se produzca una oleada de expropiaciones y el retiro de concesiones hasta de empresas de comunicación, de las que no está exenta la industria de la radio y televisión. Hasta septiembre del 2022, existían en México mil 945 concesiones de radio y televisión.
A raíz del manotazo de AMLO contra el Grupo México, no pocos amigos radiodifusores del país me han comentado su preocupación de que AMLO llegue a cometer la torpeza de retirar más de 500 concesiones que están a punto de su vencimiento en la industria de la radiodifusión que utilizan el espacio radioeléctrico nacional para sus transmisiones y en la mira podrían estar aquellas empresas radiofónicas y televisivas que ejerzan la crítica sobre su gobierno.
¿Sería capaz AMLO de retirar concesiones a la industria radiofónica, utilizando todo el poder del Estado como ocurrió con Grupo México al que todavía sigue teniendo en la mira?