El viacrucis de los migrantes
Armando Ríos Ruiz miércoles 24, May 2023Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Sabemos que desde tiempo inmemorial. Desde la aparición de los homínidos en el planeta, que el ser humano tiende a migrar en busca de mejores condiciones de vida. De hecho, salió de África a invadir el mundo entero. Lo hacen los mismos animales que cambian de residencia conforme escasean y se agotan las posibilidades de supervivencia. Obviamente, el fenómeno continuará, inclusive por razones ajenas a las relacionadas con la hambruna.
En nuestros días se ha convertido en un viacrucis en todo el mundo. Los países pobres son vertederos de corrientes migratorias hacia países como Estados Unidos, en donde yace la gran esperanza que se transforma en el sueño más preciado para quienes ansían cambiar su manera de vivir. E inclusive de delincuentes que también buscan espacios de abundancia para acrecentar las ganancias mal habidas.
En México, esta actividad ha multiplicado los problemas para sus habitantes. Para los que desean llegar al país del norte, por estar asentado a un paso del mismo o por compartir el mismo suelo y para los mismos habitantes de la Unión Americana, que ha ideado mecanismos para impedir el arribo indiscriminado, siempre con un pago muy alto para nuestro país.
Hace poco se suscitó un incendio en el centro migratorio de Ciudad Juárez, con un saldo de 40 migrantes centro y sudamericanos que murieron quemados, sin oportunidad de escapar debido a que los encerraron con llave. Con castigo sólo para funcionarios menores, de pobre jerarquía y con el perdón presidencial, como siempre, para los que se encuentran en lo más alto de la pirámide.
En agosto de 2010, 72 migrantes, principalmente centroamericanos, fueron interceptados y asesinados en San Fernando, Tamaulipas, de la manera más salvaje. Infrahumana. Algunos a golpe de marro en la cabeza. Los cadáveres fueron apilados y abandonados, con lo que se aceleró el proceso de descomposición. Esto ocurrió a escasos 140 kilómetros de Estados Unidos.
Hace apenas unos días, organismos afiliados a la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco-Servytur), de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, pidieron la intervención de las autoridades para salvaguardar la paz y la tranquilidad social de sus ciudades en las que hay unos 340 mil negocios que se han visto seriamente perjudicados debido a la presencia de migrantes.
En la misma Ciudad de México, los grupos que se han quedado por diversas razones, se dedican a vender droga con la disculpa de que no tienen trabajo, lo que es cierto. Pero también lo es el hecho de que nuestro suelo es incapaz de alojar a los que mes con mes desecha el vecino del norte y que nuestro Presidente se comprometió a recibir a razón de 30 mil en ese período.
Los migrantes son sometidos a toda clase de vejaciones en su tránsito. Desde la trata de personas, hasta la intimidación constante, pasando por los cobros excesivos por el traslado, que van de los 2 mil a los 7 mil dólares, de acuerdo con el riesgo del lugar por donde los pasan, que siempre son los más peligrosos. Por los pésimos tratos en los centros de migración y otros.
La semana pasada se registró un secuestro masivo en la zona apenas bautizada como La Ruta del Terror, en la carretera 57 de Matehuala, en los límites entre San Luis Potosí y Nuevo León. 50 migrantes y dos operadores de autobuses fueron secuestrados por una banda de criminales.
La nota periodística dice que en abril de este año, apenas, “fueron rescatados 121 migrantes que sobrevivieron a un secuestro en la misma zona”, tras un plagio por el crimen organizado y hace dos semanas, viajeros regiomontanos relataron cómo sobrevivieron a un secuestro en el mismo paraje.
¿Saben cómo respondió el Presidente? Aconsejó a estos grupos “mejor no cruzar México para evitar ser víctimas de criminales y “polleros”. ¡Qué respuesta más inteligente! Aunque es raro que no haya recomendado repartir abrazos.