La “ley López”: ojo por ojo
¬ Francisco Reynoso martes 23, May 2023Triple Erre
Francisco Reynoso
El multimillonario Germán Larrea sabe defenderse. Y tiene cómo defenderse.
Es, sin embargo, altamente preocupante la decisión expropiadora del presidente López Obrador de ocupar, con personal armado de la Secretaría de Marina, 120 kilómetros de vías de la empresa Ferrosur, propiedad del Grupo México de Larrea Mota Velasco.
El argumento oficial para el cuasi despojo es el “interés y la seguridad nacional”.
Según un decreto firmado por López Obrador, se declaran de utilidad pública tres tramos de Ferrosur a favor de Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec, que a su vez forma parte de la plataforma logística del corredor interoceánico del Istmo de Tehuantepec, una de las obras insignias de la 4T.
En la mañanera de ayer, López Obrador fue más explícito. Reveló que en la reunión que tuvo con algunos empresarios, entre ellos Larrea, la semana pasada, se planteó la necesidad del gobierno federal de ocupar los tramos de vías de Ferrosur. Según López, el futuro dueño de Grupo Banamex le pidió 9 mil millones de pesos como indemnización.
La respuesta de López fue de rechazo. Y entonces tomó la decisión de despojar por la fuerza, disfrazando de legalidad la medida.
Tarde, pero llega la venganza
Al conocerse que la operación de compra venta de Banamex está muy avanzada y que todo indica que Germán Larrea será el próximo dueño, el presidente López dijo: “mantenemos nuestras diferencias, pero son otro cantar”.
Aclaró que si Larrea paga sus impuestos como debe ser y mantiene el patrimonio cultural de Banamex en México, no tiene ninguna objeción en que se quede con el gigante bancario.
¿Cuáles son las diferencias entre López Obrador y Germán Larrea?
Larrea ha sido una piedra muy molesta en el zapato de López Obrador. Cuando ocurrió la tragedia en la mina Pasta de Conchos, en Coahuila, en 2006, López era candidato eterno a la Presidencia y acusó a Larrea de ser responsable de la muerte de 65 mineros.
En 2018, que llegó a Palacio Nacional, López ofreció a las familias de los mineros fallecidos que su gobierno les entregaría los cuerpos. La promesa no ha sido cumplida. Y seguramente no se cumplirá. Porque López encargó a Manuel Bartlett el rescate. El director de la CFE hizo contratos millonarios con varias empresas que no han avanzado gran cosa. Tales contratos ya fueron rescindidos y se inició una demanda.
En suma, hubo negocios turbios y los restos de los mineros fallecidos siguen en el subsuelo.
López Obrador, por supuesto, no culpa de ese fracaso a Bartlett sino a Larrea.
Pasta de Conchos también fue uno de los motivos del pleito a muerte entre Germán Larrea y Napoleón Gómez Urrutia. El dueño de Grupo México, propietario de muchas minas, acusó a “Napito” de llevarse los 55 millones de dólares del sindicato minero. Y Gómez Urrutia acusa a Larrea de provocar la muerte de los 65 mineros y desentenderse de sus familias.
En 2018, cuando López Obrador andaba en campaña presidencial, Grupo México envió un escrito a sus trabajadores para instarlos a votar por el candidato presidencial que garantizara la libertad y las inversiones productivas y generadoras de empleos.
Hizo mucho énfasis en que no se apoyara a candidatos que representaran el populismo y la demagogia.
Obviamente, aunque Grupo México no mencionó nombres, la voz de alerta era contra López Obrador. Aún se le consideraba un peligro para México, consideración que se quedó corta.
En el gremio político no son pocos los que equiparan a López Obrador con el dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, quien gobierna con su esposa como vicepresidenta y con el garrote en la mano.
Ortega no solo es capaz de expropiar bienes a la iniciativa privada. Es muy capaz de encerrar a todo el que se le atraviese en su camino, sea amigo o enemigo.
Así que Germán Larrea, seguro futuro propietario de Banamex, tiene que medirle el agua a los camotes. López Obrador ya le demostró que no se anda con medias tintas y que no le tiemblan las piernas para hacer lo que cree conviene para su proyecto político de transformación.
Larrea contra “Napito”
En esas “diferencias” entre López Obrador y Germán Larrea entran los pleitos del empresario con el senador y líder del sindicato de trabajadores mineros de la República.
Entre los conflictos Larrea-“Napito” destaca el de la minera San Martín, de Sombrerete, Zacatecas.
El sindicato de “Napito” estalló una huelga en 2006 y la mantuvo durante 12 años. Larrea no se dejó torcer el brazo, pero el sindicato tampoco.
En 2018, Grupo México se agenció a un sindicato minero blanco con sede en Nuevo León y logró que los huelguistas, voluntaria y democráticamente, se afiliaran a este nuevo sindicato que decidió levantar la huelga.
Gómez Urrutia se amparó, medio pleito judicial y ganó. Pero Grupo México también se movilizó en los pasillos del Poder Judicial Federal y de la Secretaría del Trabajo. Finalmente le ganó ese round al STMMRM y desde 2018 la minera San Martín trabaja con regularidad y armonía.
Ese golpe de Larrea “Napito” no lo perdona López Obrador. Y aunque montones de veces ha dicho que el odio y la venganza no son lo suyo, está más que demostrado que la única ley que atiende es la del talión: Ojo por ojo, diente por diente.
La verdad es la verdad
y no admite otros datos