Las “joyas” del Presidente
Armando Ríos Ruiz lunes 22, May 2023Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Seguramente no existe gobernador saliente de un partido que no sea Morena, que no aspire a ganar la gracia del Presidente, para ser nombrado embajador o para recibir algún cargo que lo proteja de los abusos cometidos. Hoy, únicamente los morenistas pueden gozar del salvoconducto que ofrece el mandatario, para ser exonerados tácitamente.
Los más recientes en recibir la bendición, han sido el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval y la directora de la Comisión Nacional del Deporte, Ana Gabriela Guevara. Ambos —como casi todos los funcionarios morenistas— han sido señalados de no plegarse a la fingida bandera de no corrupción, que ondea en todos los campos del nuevo partido.
El Presidente suele salvarlos de una posible investigación y del castigo consecuente, de ser encontrados culpables, con una frase arrancada desde lo más profundo de su espíritu autoritario y dictatorial: “¡no es corrupto! ¡ ¡Yo confío en él!”, a pesar de sus actos a la luz pública, de utilizar dinero del erario público para fines muy personales. Cualquiera con dos dedos de frente sabe a ciencia cierta que incurren en delitos graves, que el que manda suele soslayar.
El acto de encubrimiento de delitos es otro delito. Además, alejado del pregón diario de que hoy se combate la corrupción porque “no somos como los de antes” y esta frase es verdadera. Son peores y las pruebas están a la vista de la población. Basta abrir los ojos para verlas, porque hoy, los funcionarios son demasiado cínicos y seguros de encontrar el perdón anticipado.
El mismo Presidente ha mencionado de manera reiterada, que está dispuesto a otorgar embajadas y consulados a políticos de otros partidos, siempre y cuando acepten coadyuvar con Morena, para consolidar en cambio. Esta situación ha alentado a gobernadores y a otros funcionarios, porque saben que si la oferta viene del primer mandatario, se mantendrán a salvo de cualquiera investigación y de la cárcel por sus corruptelas.
Así salvó el pellejo Claudia Pavlovich, ex gobernadora de Sonora. Su función fue desastrosa y con graves señalamientos de corrupción. Como el desvío de 240 millones de pesos a una red de empresas fantasmas utilizadas en la denominada Operación Zafiro del PRI. Por sus gratos servicios a favor de Morena y por facilitar la llegada de Alfonso Durazo, fue nombrada cónsul en Barcelona.
Carlos Miguel Aysa, gobernador sustituto de Alito Moreno en Campeche, fue nombrado embajador en República Dominicana. Conminó a su hijo Carlos Aysa Damas, diputado del PRI, para que votara a favor de la iniciativa de reforma eléctrica del Presidente. Por este acto fue expulsado del partido.
Cualquiera podría pensar que esos regalos son poca cosa. Pero cuando de salvar la honra y sobre todo la cárcel se trata, nada importa ser enviado a la misma Siberia a sembrar palmeras de coco o a buscar yacimientos de petróleo sin el equipo adecuado, sino escarbando en la nieve con las manos.
Quirino Ordaz, ex gobernador de Sinaloa priista, es uno de los más agraciados. Fue nombrado nada menos que embajador de España.
Héctor Larios Córdova, secretario general del PAN, dijo en su momento que se trataba de un pago del Presidente por favores, como haber dejado que el cártel de Sinaloa interviniera en las elecciones y coadyuvara con el triunfo de Morena.
Hace apenas unos días, se publicó en Estados Unidos una noticia que habla de la inclusión en la lista negra en ese país, de la farmacéutica Sumilab, acusada de estar involucrada en actividades o transacciones con la banda liderada por los hijos de Joaquín Guzmán Loera. Dos universidades públicas, dos centros de investigación científica, un instituto educativo, una oficina pública para diseñar políticas de salud y un hospital del gobierno, dieron contratos sin licitar a la farmacéutica. Hay que pensar mal para acertar.
En México y en el extranjero se habla de que este es el cártel preferido del Presidente. Los contratos fueron entregados cuando gobernaba Quirino Ordaz.