Planes presidenciales, avanzan
Armando Ríos Ruiz miércoles 17, May 2023Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
No puedo precisar y creo que nadie podría, a dónde llevará el esfuerzo de un grupo de mexicanos preocupados como millones, por el rumbo que ha tomado el país a partir del arribo de Andrés Manuel a la Presidencia, hace ya más de cuatro años. No obstante, puedo imaginar que a ningún lugar, por tener muy en cuenta que lo que se diga y se haga, no conmoverá un ápice al aludido.
Sabemos que no tiene la mínima capacidad de registrar pena o congoja por nada que se diga de sus disparates en su gobernanza. Esto sólo aviva sus rabietas y acelera sus señalamientos en contra de quienes considera sus adversarios. Motiva sus ataques en contra y su prurito de azuzar a sus seguidores para ponerlos al filo de los enfrentamientos, por hoy verbales.
Se nota igualmente, que sus actos obedecen a un plan ideado y madurado hace mucho. Antes de incursionar por primera vez en las contiendas por la Presidencia. Se nota que pensó primero: “¿cómo hago para derrotar al PRI?” Y entonces maduró la idea de conquistar a los pobres o a las clases más vulnerables por el hecho de no contar ni con recursos ni con educación ni con cultura. Pero sí con resentimientos arraigados ancestralmente.
Esta fue la primera parte de su plan. Después concibió el modelo que desearía implantar si alguna vez llegaba la oportunidad y Peña Nieto, en su calidad de Presidente cuya corrupción no encontró límite, se la dio a cambio de obtener licencia de gastar los millones de pesos que obtuvo, sin la preocupación de vivir perseguido. Hoy está fuera de los aires mexicanos.
El plan resultó un gran éxito. Los adeptos no cambian ni cambiarán su forma de pensar. Se muestran ciegos, sordos, profundamente ignaros y además, justifican todo lo que ocurre en el seno de su mandato. Si este señor llevara a cabo una aniquilación masiva de quienes no piensan como él, la justificarían y estarían dispuestos a participar activamente a su favor.
Impuso a sus seguidores señalamientos en contra de la clase contraria, como fifíes, conservadores, pirrurris y toda la gama de adjetivos que sus complejos le dictan y éstos encontraron el eco deseado porque, ignorantes y resentidos igual que su maestro y guía (por eso se identifican plenamente) concibieron haber encontrado al fin lo que tanto necesitaban.
Pero para reforzar la estrategia, compró también las conciencias de las fuerzas armadas, otrora conscientes de su papel de defensoras de la nación. Hoy cualquiera sabe que los máximos mandantes en esas agrupaciones olvidaron su papel y se dedican a acumular riqueza a la vista de los mexicanos. Sin ninguna vergüenza. Sin el mínimo rubor. ¿Por qué esta decisión inesperada a favor de los uniformados? Porque son necesarios para contrarrestar cualquier brote en contra de la clase gobernante. El precio es bastante alto, pero lo vale para el que manda.
Hoy es necesario que todo lo que pueda incidir en algún brote en contra del gobierno, encuentre respuesta rápida de ciertas fuerzas. Gran parte del pueblo ya está en la bolsa de esos planes. Los soldados, controlados por los grandes jerarcas, están obedientes y los de arriba perfectamente “maiceados”. El Legislativo, entendido formalmente como un poder paralelo al Ejecutivo, obediente a la voluntad de éste, hecha trizas.
Otro poder que se ha construido como coadyuvante en la ejecución de las tareas más sucias, se ha dejado en manos de los criminales, quienes ya han dado demasiadas muestras de su capacidad de operación, porque son los que, cuando ha sido necesario, se han dedicado a intimidar, a secuestrar y asesinar a los que son considerados enemigos en momentos electorales.
Es decir, el aparato de defensa está perfectamente montado, aunque aún queda por ejecutar destrucciones de instituciones que aún impiden la consumación total del plan, como la Suprema Corte, último bastión de la defensa de México de un aspirante a dictador, a la que el Presidente no ha vacilado en enviarle incondicionales a amedrentar a sus valientes representantes.