El discurso espartano
Carlos Pozos miércoles 10, May 2023Los Pozos de Carlos Pozos
Carlos Pozos
[ Lord Molécula ]
“Un espartano nunca pierde, porque nunca aprendió a rendirse”. Esta frase es parte del tríptico que me entregó de propia mano mi amigo y colega el periodista Ricardo Belmont Casinelli, en su reciente estadía en la Ciudad de México, los pasados martes 2 y miércoles 3 de mayo en Palacio Nacional, ¡que seguramente muchos de ustedes vieron por televisión o en las vendidas redes sociales!
Para gran parte de quienes vivimos en el continente americano, la imagen de no rendirse jamás de los espartanos persiste en nuestras mentes, incluso más allá de los que nos expliquen los cómics, series en plataformas y películas. Al igual que los guerreros de Esparta, los zacapoaxtlas en México, y los incas en Perú, también son un ejemplo de guerreros feroces que no se rindieron. Amigas y amigos como siempre les pregunto: qué es mejor, ¿cobarde vivo o valiente muerto? Y como siempre, ustedes tendrán la mejor respuesta.
De las muchas enseñanzas que me dejó la visita de Ricardo Belmont Casinelli, fue lo que me relató en el sentido de que Esparta –en los años 480 A.C.– fue la primera ciudad en el mundo, en donde se decretó la igualdad entre el hombre y la mujer. En amena charla, mi gran amigo me platicó que en Esparta no existían murallas físicas ni templos en los límites de sus fronteras; sus murallas era las mujeres y los hombres que defendían su ciudad, y su templo era su espíritu luchador.
Hace cuatro años, es decir en el año de 2019, antes del inicio de la pandemia de la COVID-19, llegó a la calle de Moneda en la puerta marcada con el número 1, por ahí de las 5:30 a.m. Ricardo Belmont, quien había olvidado su celular en el auto del servicio UBER, que lo trasladó de su hotel a la calle de Moneda, con el interés de interrogar al Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. y como habíamos intercambiado palabras, me platicó de su intención de preguntar y de que tenía un solo día de oportunidad, pues su vuelo de regreso a Perú era el día siguiente.
Fui criticado por Víctor Trujillo (en su caracterización de Brozo), por haberle cedido a Belmont mi oportunidad de preguntar –con la autorización del Presidente de México– así como por los conductores de un programa de radio llamado “La Reata”, entre muchos más defensores del conservadurismo. Pero dichas críticas para su tecleador no tuvieron significado; en cambio, la respuesta de los ciudadanos ese mismo día, a la salida de Palacio Nacional, fue impactante pues muchas personas se acercaron a saludar, principalmente a Ricardo Belmont, por su alocución hacia al Jefe de la Nación, quien apenas el miércoles 3 de mayo, pero ahora en el año 2023, dijo desde el Salón Tesorería de Palacio Nacional: “Miren, está aquí el señor Ricardo Belmont. Él es periodista del Perú. Vino ayer y le vamos a dar la oportunidad de que nos pregunte”.
Belmont Casinelli —el espartano— respondió:
Muchas gracias, señor Presidente. Me voy a identificar, mi nombre es Ricardo Belmont Cassinelli, fui alcalde de Lima, dos veces candidato a la Presidencia. Represento a RBC, un canal de televisión que tiene 50 años en el aire, perseguido por las dictaduras. Por eso estoy aquí, porque donde está la libertad ahí está mi patria y, con el perdón de los mexicanos, le digo que ésta es mi segunda patria.
Quiero decir también que con usted es muy difícil planificar una entrevista. ¡No tengo por dónde empezar, la anécdota, la historia y tal vez voy a empezar con una anécdota!
Viniendo a México me dijo el menor de mis hijos mayores, estudiantes de periodismo, me dijo: “Papá quiero ir contigo para conocer al presidente de México”. Le dije: “Vente”. Le compré el pasaje, lo subí al avión, y cuando estábamos en el avión en turista, le dije: “Mira, Augusto, la vida está hecha de pequeños gestos y te voy a decir una cosa: aquí, donde estamos sentados nosotros, viaja el presidente de México”.
Ese solo gesto, señor Presidente lo recordaremos siempre, porque nunca antes un presidente hizo lo que usted está haciendo por los que quieren entender que un gesto, un abrazo y, lo que usted ha hecho por el Perú, por las 75 víctimas asesinadas en el Perú, no lo ha hecho nadie; ni en el Perú la prensa se ha levantado como usted lo ha hecho.
Por eso, a nombre de las víctimas, a nombre del pueblo peruano le quiero decir: muchas gracias, porque usted se puso de pie por nosotros. A nombre de ellos, mi agradecimiento personal.
Señor Presidente, yo decía que los gestos son los que más valen en la vida. Yo hace cuatro años vine a la mañanera cuando usted empezaba. Usted nos ha demostrado que tiene una capacidad de lucha, que incluso ayer me sorprendí, que pareciera que la Covid a usted lo refuerza; a otros nos daña, a usted lo fortalece.
Quiero decir también, no sé, a manera de anécdota… No sé si le estoy robando el tiempo absolutamente, ya que usted tiene que tomar el desayuno, presidente, perdóneme. Quiero contarle una pequeña anécdota como la de mi hijo que se subió al avión conmigo.
Me fui anteayer a un restaurante y le conté al mozo que yo venía exclusivamente para esta entrevista —por eso le pido perdón a los colegas periodistas mexicanos que haga uso de este tiempo valioso— y le dije al mesero que me sirviera mi almuerzo. Me dice:
—¿Usted es argentino?
—No —le digo—. Soy peruano.
—Muy bien. ¿Qué quiere tomar?
—Una gaseosa —le respondí— y después me animé y le dije: “Póngale un poquito de ron”, y me sirvió un roncito, y le dije: “Yo vengo a ver al presidente de México, nada más, y de acá me voy. No puedo tomar, pero sírveme uno”.
—¿Sabe lo que me dijo el mesero?
—¿Usted viene a ver AMLO?
—Sí.
—Bueno, permítame invitarle un ron de mi parte.
Este gesto, Presidente, lo he escuchado en muchos lugares de México. Y quiero decir algo. Empecé diciendo: “donde está la libertad, ahí está mi patria”. Y quiero hablar un poquito, si me permite, del periodismo peruano, porque nosotros tenemos muchas cosas en común: nuestra historia, el Día de la Independencia, el mismo año fuimos independizados del yugo español, pero nos quedaron algunos vicios y algunas contradicciones. En México ustedes tienen una alta autoestima, nosotros en el Perú todavía no tenemos la autoestima que tiene el pueblo mexicano, porque al mexicano –lo he notado– no se le monta nadie.
Nosotros, señor Presidente, estamos viviendo una dictadura sin precedentes, parecida a la de Alberto Fujimori, de la cual fui víctima y perseguido en mis canales de televisión, en mis medios, clausurados, cerrados, enjuiciados durante 25 años; cuando gané todos los juicios y fui declarado inocente, la prensa del Perú no dijo una sola palabra.
Hay una frase que tal vez cierre esta intervención mía, y tiene que ver con la prensa: la prensa construye la realidad con el lenguaje. Ayer, cuando yo le escuchaba, cada frase suya era un título para un periódico, especialmente dos que me llamaron la atención:
La de los huevos de tortuga, la de la historia pasada, cuando los hombres dándose la mano firmaban un pacto de honor de nuestros abuelos, así era antes.
Y la otra que me gustó también, fue la que habló del periodismo, porque el periodismo ‘chayotero’, el periodismo ‘mermelero’ es el que más daño le hace a la gente.
Joseph Pulitzer tuvo una frase que está en mi libro Pastillas para levantar la moral, que se lo he hecho llegar a sus asistentes; dos mis libros, y los otros tres son de mis detractores, para que usted vea las asimetrías. Pero permítame, presidente, cerrar con esto nada más. Pulitzer dijo: “Una prensa cínica, demagoga, mercenaria, solamente formara un pueblo tan depravado como ella misma”, y Pulitzer fue el padre de la prensa norteamericana, el inventor de la prensa amarilla, que más tarde con los años se daría cuenta del daño que le hizo a su pueblo.
Yo invoco a los periodistas de la gran prensa en México, que piensen que la Cuarta Transformación ha trascendido las fronteras de México, la Cuarta Transformación la hemos hecho nuestra, la Cuarta Transformación no puede morir cuando usted deje la Presidencia.
Usted representa la voz y la esperanza de jóvenes como mi hijo, que ha venido acá, que hoy día se ponen de pie, pero me preocupa algo, presidente: los hombres pasan y muchas veces después del tiempo son valorados cuando ya no están. Me pasó con mi padre, cuando se fue me di cuenta lo que valía.
Usted no se puede ir, presidente, perdóneme. Digo que usted no se puede ir porque la Cuarta Transformación no puede realizarse en seis años, y me quiero explicar brevemente:
Usted ayer habló del porfiriato, que duró 30 años. Los dictadores marcan la historia de nuestras oscuras páginas porque tienen tiempo para lavarle el cerebro a cinco generaciones y cuando vienen los nuevos, los nuevos ya no pueden pelear contra el peso de la mentira producida durante 30 años.
La gente todavía recuerda a Fujimori, la gente recuerda a los dictadores del Perú, recuerda a Somoza, recuerda a Trujillo, porque en el tiempo se quedaron para construir algo que usted no podría construir en seis años.
Y esto es lo que yo le pido, porque en base a esos cuatro años que dejé de verlo, ahora lo veo más fuerte que nunca, más convencido que nunca. Usted ha cambiado la historia del periodismo y de la política en el siglo XXI. ¿Y quiere que le diga por qué, presidente? Porque nadie durante todos los días de su gobierno se paró frente al pueblo para escuchar, se paró frente al periodismo, amigos y enemigos, para escuchar la pregunta que viene como la pelota difícil en el deporte que a usted le gusta.
Y tal vez, porque podría explayarme, quiero terminar con una frase de ‘Babe’ Ruth, que fue la inspiración de mi padre cuando le gustaba el béisbol, como usted, porque mi padre se educó en New Jersey, en un colegio de New Jersey. ‘Babe’ Ruth decía: “Nosotros no podemos perder, porque nadie nos enseñó a rendirnos”.
Y yo a mis años… Perdónenme, señores, me voy a tomar una atribución, le llevo ocho años al señor presidente de la República y usted está más entero que ni… De pie toda la conferencia, mientras nosotros estamos sentados. Su fortaleza es increíble.
Y quiero decirle algo para cerrar esto: Yo he vuelto a la política gracias a usted y nace mi partido, renace mi partido de las cenizas gracias a usted y es muy probable que me postule a la Presidencia de la República a mis años. ¿Sabe por qué? Porque los años no están en el cuerpo, están en el alma.
Y yo le quiero agradecer a nombre del Perú, que usted ha sembrado una semilla de esperanza en millones de personas que usted nunca les verá la cara. Y yo quiero decirle que esas personas quieren que usted siga adelante y su espíritu seguirá adelante.
Eso es todo, Presidente. Y le pido mil disculpas por estas palabras tan extensas, pero es lo que siente el pueblo peruano y a nombre del pueblo “espartano”, que yo les llamo, y “espartanos luchadores”, he querido manifestarme y agradecerle a usted, a los periodistas y a lo mejor que tiene el pueblo, lo mejor que tiene México: su gente.
Muchas gracias.
El presidente de todos los mexicanos, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR le respondió:
Primero, reconocer en usted un gran periodista, señor Belmont. Segundo, expresar nuestra solidaridad con el presidente Pedro Castillo, que injustamente está encarcelado en el Perú, víctima del clasismo y del racismo. Tercero, en lo que corresponde a México, uno de los mejores políticos que hemos tenido y México ha sido fecundo en muy buenos dirigentes, sociales, políticos, patriotas de los mejores del mundo: Hidalgo, Morelos, Juárez, Villa, Zapata, Lázaro Cárdenas y dejo al final, aunque cronológicamente le correspondía otro lugar, a Francisco I. Madero, Apóstol de la Democracia, que él luchó contra la dictadura porfirista con el lema del “sufragio efectivo, no reelección”.
Y yo me voy a retirar, porque considero que en lo privado y en lo público, –fundamentalmente en lo público– no hay que tenerle mucho apego, no hay que tener mucho apego ni al dinero ni al poder. ¿Y qué cosa es lo que queda, aun cuando es muy lógico su razonamiento?
Al día siguiente, 5 de mayo —fecha importante para todos los mexicanos porque nos recuerda la Batalla de Puebla—, en el Gran Diario de México, El Universal, en su columna más leída, que se titula “Bajo Reserva”, se publicó lo siguiente:
Paleros al grito de guerra “Nos cuentan que frente a la preocupación expresada repetidamente por el presidente López Obrador sobre lo que considera “injerencismo” de Estados Unidos por otorgar fondos a organizaciones y proyectos en favor de la libertad de prensa y la transparencia, en Palacio Nacional comenzó la contraofensiva. Desde Perú llegó Ricardo Belmont, presentado como periodista, a promover en la mañanera nada menos que la reelección del mandatario mexicano: “Usted no se puede ir, Presidente, perdóneme, porque la Cuarta Transformación no puede hacerse en 6 años”. Con esa intervención, don Ricardo demostró rápidamente que es la versión andina de Lord Molécula. A temblar, intervencionistas yanquis, que los herederos de Bolívar están en pie de lucha youtubera. ¡Paleros al grito de guerra!…Como siempre les digo, amigos y amigas, ustedes juzguen y saquen sus conclusiones. Hasta aquí con Los Pozos de Carlos Pozos. Y si desean que le haga su pregunta al Presidente de México en la conferencia de prensa “mañanera”, por favor háganmela llegar al correo: lordmolecularedaccion@gmail.com, vía Twitter a: @lordmoleculaoficial, o bien, visiten nuestro portal https://www.lordmoleculaoficial.com, así como también pueden ver mi canal Lord Molécula Oficial.