Derrota panista
¬ Augusto Corro martes 5, Jul 2011Punto por punto
Augusto Corro
- Azules, a remar contracorriente
- Carro completo para priístas
- PRD, por los segundos lugares
El viernes pasado Felipe Calderón Hinojosa (FCH) agradeció a los ciudadanos que votaron por él en 2006 y ganara la silla presidencial. Este controvertido triunfo, por menos de 300 mil votos de diferencia sobre su principal adversario político, sembró inconformidades que aún permanecen, entre otras la sombra de fraude que no logra sacudirse el principal habitante de Los Pinos.
A un año de las nuevas elecciones presidenciales, ante FCH se presenta un panorama desfavorable, debido a la pésima administración panista, que en síntesis refleja un país azotado por la violencia, con más de 40 mil muertos en la guerra contra la narcodelincuencia; 50 millones de mexicanos en la pobreza y ejércitos de desocupados.
Con esos datos generales de presentación, ningún elector, en su sano juicio, votaría por el caos, como es el que padece México al que contribuyen, inevitablemente, la corrupción y la impunidad, como elementos fundamentales en las instituciones que se dedican a procurar e impartir justicia. La desorganización de la fuerza pública para combatir al crimen organizado sólo beneficia a los intereses de los cárteles de la droga.
Por eso, en el Estado de México ganó la gubernatura Eruviel Ávila, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), sin mayores problemas. Y lo mismo ocurrió en Nayarit y Coahuila, donde también se registraron elecciones para el cambio de gobernadores. Para los tricolores fue un día de fiesta, a cargo de los perredistas y panistas.
Las derrotas de Acción Nacional son más dolorosas, porque el gobierno calderonista tiene los medios suficientes para apoyar a sus abanderados, pero éstos se encuentran muy lejos de las bases electorales. Tal ocurrió en el Edomex, donde la imagen de Felipe
Bravo Mena representaba a lo más abyecto de la extrema derecha (yunquismo).
En esas condiciones, Acción Nacional desde el inicio de la campaña política sabía que iba rumbo al fracaso. A lo anterior, se debe agregar aquella vacilada de la alianza PRD-PAN, que lo único que logró fue la desorientación de algunos mexiquenses. Por cierto, los perredistas volvieron a sufrir una derrota estrepitosa, pues la falta de unidad de la izquierda no permitió mayores avances, aunque en esta justa electoral alcanzaron el segundo lugar, por encima del PAN, no es suficiente para utilizarlo como plataforma hacia el 2012.
Con los pies sobre la tierra, FCH tendrá que analizar su estilo de gobernar si pretende sacar a Acción Nacional del pozo en que se encuentra. Aunque, para ser sinceros se antoja imposible: los aspirantes panistas a la candidatura presidencial siguen empeñados en no crecer. El encargado de instrumentar la designación, Gustavo Madero, se encuentra perdido en ese mar de ambiciones políticas. A raíz de estas derrotas del PAN, el destino del dirigente azul o será el mismo.
Es posible que en Los Pinos se empiece a hablar de la suerte de Gustavo Madero, porque no se consiguieron los resultados esperados. Como señalamos arriba, es el momento que quienes se sienten precandidatos presidenciales no se arriesgan a dar el paso definitivo. Cobijados por sus chambas, a veces sacan la cabeza para esconderla inmediatamente.
El secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, el denominado “delfín”, ya fue destapado al más puro estilo priísta, pero la falta de experiencia no le permitió posicionarse como el hombre fuerte del PAN en vías a la sucesión presidencial. La falta de presencia y de discurso tiene sumido al funcionario citado, casi en el anonimato. Es más conocido Santiago Creel, quien no es merecedor de las simpatías de FCH, y su precandidatura encabeza la lista de las preferencias electorales actualmente.
Al más rancio estilo priísta, FCH busca desenredar la madeja política que representa la candidatura a la Presidencia de la República. El tiempo político se le vino encima y a diferencia de los otros partidos políticos, en el PAN se manejan los nombres hasta de siete aspirantes. Salvo los dos panistas mencionados, los otros que juegan en la liguilla azul son: Javier Lozano, secretario del Trabajo; Alonso Lujambio, de Educación (plan B) y la diputada Josefina Vázquez Mota.
Sin lugar a dudas, las elecciones en el Edomex dejan experiencias que serán aprovechadas por los panistas y perredistas, con el propósito de realizar un papel decoroso en las presidenciales del 2012. El electorado nacional siente que las propuestas del PAN y de la izquierda no satisfacen sus anhelos. Preguntamos: ¿Cómo superará el gobierno calderoniana esa imagen de violencia que existe desde que los panistas al poder y que tiene un saldo de miles de víctimas? ¿Habrá cambios en la estrategia de Calderón, para terminar con su guerra fallida contra la narcodelincuencia? ¿Quedó claro que en las elecciones del domingo, las propuestas de panistas y perredistas no convencieron?
Doce meses es muy poco tiempo para reencauzar una lucha política para alcanzar la Presidencia de la República. Por lo mismo, quienes se encargan de las estrategias tendrán que echar mano de todo lo que encuentren a mano para favorecer a sus candidatos. Es en la desesperación cuando aparece el lodo para las campañas, se maquinan los fraudes y se muestra la peor cara de la política.
Acción Nacional ya asimiló lo más negativo del autoritarismo priísta del pasado y no dudará en instrumentarlo si ello le permite el triunfo en la gran elección presidencial. No olvidar que es partido se encuentra en el poder y evitará a toda costa dejar la mesa puesta para el banquete priísta.
Así pues, a partir de ya, se empezarán a notar manifestaciones desesperadas de aquellos que buscan significarse durante la lucha por la sucesión presidencial, en la que unos llegan con el ánimo y la fuerza suficiente para lograr su objetivo y otros participan con la carga negativa de sus acciones.
Desde el 2006, los mexicanos confirmaron que a los panistas no se les da el asunto de gobernar. Ya lo habían padecido con Vicente Fox. Convencer de lo contrario al electorado, será más que imposible.
En la izquierda, donde empieza a darse el choque de trenes, se augura más divisionismo que a la larga debilitará a los contendientes a la candidatura presidencial: Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y Marcelo Ebrard. El primero estará apoyado por izquierdistas de hueso colorado, mientras al segundo lo respaldarán los militantes de la izquierda comodina, la de los chuchos.