Como diría Luis Spota, alguien ya escuchó las “palabras mayores”
Miguel Ángel Rivera lunes 8, May 2023Clase Política
Miguel Ángel Rivera
Carlos Salinas de Gortari siempre trató de retrasar el “destape” de su sucesor, por lo menos hasta enero de 1994 —el mismo año de las elecciones— pero le dio a conocer su decisión a Luis Donaldo Colosio en mayo de 1993.
Tres decenios después, Andrés Manuel López Obrador decidió “adelantar” el proceso sucesorio —dio a conocer su lista de precandidatos o corcholatas un año antes— y por lo mismo es de suponer que también, por lo menos en lo privado, ya comunicó su decisión a su eventual sucesor(a).
No se trata de un capricho el adelantar la decisión para darla a conocer por lo menos al agraciado. Hay muchas cosas que adecuar en preparación del gran cambio que se viene. En el caso de referencia, Colosio modificó hasta su corte de pelo y muy a su pesar tuvo que dejar sus paseos de fin de semana en su poderosa motocicleta Harley Davidson.
Esos fueron los cambios que se pueden definir como “cosméticos”, pero también hubo otros aspectos que cuidar. Una cosa es ser precandidato no oficial y otra muy diferente es convertirse prácticamente en Presidente de la República, pues en esa época, a pesar del crecimiento de la oposición, ser el abanderado del PRI prácticamente aseguraba que sería el siguiente inquilino de Los Pinos, que entonces era la casa y oficina del jefe del Ejecutivo, pues Palacio Nacional estaba reservado para ceremonias protocolarias.
Ahora, en las filas de Morena se mantiene casi el mismo convencimiento. En prácticamente todas las encuestas, sin importar quien sea el candidato, se da por triunfador al partido-movimiento creado por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Pero eso no significa que el candidato que reciba el “dedazo” o que sea “destapado” en automático adquiera la condición de presidenciable. Se necesitan esos cambios que dictan los especialistas e inclusive el mandatario saliente, que en este caso es muy exigente, pues todo quiere que se haga a “su imagen y semejanza”.
Para empezar se necesita realizar, lejos de los reflectores, la operación de terapia, para resanar cualquier herida que se hubiera ocasionado durante la fase de toma se posiciones, pues las mismas encuestas mencionadas advierten que el mayor riesgo para Morena y sus rémoras es la división interna.
El precandidato que mejor lo ha entendido o lo ha procesado es el coordinador de la bancada de Morena en el Senado y presidente de la Junta de Coordinación Política, Ricardo Monreal Ávila, quien ya expresó su disposición a levantar la mano y respaldar a quien resulte señalado por las encuestas que supuestamente realizará su partido o simplemente señalado por el líder y fundador de Morena, el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Esto hace presumir que su encerrona con los senadores de Morena previa a la “noche negra” la utilizó para lanzar mensajes acerca de su sucesión.
De hecho, muchos analistas tomaron las declaraciones posteriores de Ricardo Monreal, como un reconocimiento de que había quedado al margen de la lucha por la Presidencia de la República y de que había aceptado un “premio de consolación”, que sería el gobierno de la Ciudad de México, al que aspiró hace seis años, pero fue superado por Claudia Sheinbaum Pardo, quien de acuerdo con estas suposiciones sería nuevamente la triunfadora.
Pero, al mismo tiempo, se puede concluir que con su dilatada experiencia, Monreal captó la señal de que no se debe enconar la lucha dentro del oficialismo y que es mejor “la fiesta en paz”, pues la unidad es indispensable sea quien sea postulado.
El eventual triunfo de Sheinbaum está por verse, pues la otra “corcholata” a la que se conceden mayores posibilidades, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubon, no ha declinado e insiste en su demanda de piso parejo y que, como parte de ello, antes de que se den a conocer las supuestas encuestas, los aspirantes dejen sus cargos públicos y acepten participar en debates.
Como sea, el que parece definitivamente marginado es el secretario de Gobernación, Augusto López Hernández, el llamado “hermano” del primer mandatario. Aunque no tienen validez oficial, el hombre que despacha en el Palacio de Cobián, no ha crecido en los estudios de opinión y parece que su destino será suplir a López Obrador, pero solo en lo que resta de actual sexenio.
Por lo que respecta a la supuesta vencedora, Sheinbaum, por el momento no se aprecian cambios en su trabajo político ni en su persona. Será que le han dejado disfrutar a plenitud sus primeros días como abuela.
El tema de la (in)seguridad será central
en la venidera contienda presidencial
Uno de los flancos vulnerables de Morena en la próxima contienda electoral será, sin duda, el de la inseguridad, pues no hay manera de sostener que la política de “abrazos, no balazos” haya tenido éxito. Ni siquiera tiene manera de enfrentar las críticas la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, a pesar de la frecuencia con que trata de presumir el haber logrado reducir índices de delitos graves.
Por el contrario, lo que impera en el país es la sensación de inseguridad, que con demasiada frecuencia se convierte en desafortunada realidad. Basta mencionar que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) —dirigido por un profesional muy cercana al presidente López Obrador, la ex secretaria de Economía Graciela Márquez— dio a conocer la semana pasada un estudio según el cual el 62.1% de la población de 18 años en adelante considera inseguro el lugar en el que vive y esto incluye a las 75 principales ciudades del país.
La confirmación de que el tema de la (in)seguridad la tiene muy en cuenta la oposición, la dio el coordinador de los diputados federales del PRI, el ex gobernador de Coahuila, Rubén Moreira Valdés, al participar en el seminario “Retos de las Instituciones Electorales”, organizado por la Escuela Judicial Electoral.
Allí, el legislador federal manifestó que ya no es tiempo de una reforma electoral, pero el Instituto Nacional Electoral (INE), en el uso de la facultad del Artículo Primero de la Constitución, puede generar medidas de protección y de atención contra el flagelo que se avecina, que consiste en el embate del crimen organizado, cuya actuación impediría tener procesos más limpios.
Entre las posibles medidas para contrarrestar el impacto de la delincuencia sobre los comicios, señaló la conveniencia de crear un observatorio para determinar zonas de influencia del crimen organizado para evitar prácticas nocivas que generan una distorsión en los comicios. Además, señaló que debe existir un comisionado electoral ante el cual los partidos puedan acudir para solicitar investigaciones especiales en esta materia.
En la democracia mexicana, señaló el coordinador del Grupo Parlamentario del PRI, los grupos delincuenciales, son un elefante que todos vemos en las calles, que sentimos, que con su movimiento va destruyendo cosas, pero del que poco se habla.
Agregó que el crimen organizado se ha convertido en un factor político, en una amenaza y en el mayor enemigo contra el sistema democrático de nuestra Nación, ya que mata candidatos, impide campañas, presiona autoridades, interfiere en los procesos, cancela la posibilidad de las mujeres a competir.
En la lista de sugerencias, Moreira apuntaló la importancia de observadores internacionales en las zonas de riesgo, la suspensión de campañas cuando se asesine a uno de los candidatos, la obligación de los partidos políticos de condenar en sus documentos básicos, en su propaganda y en sus plataformas electorales al crimen organizado. También, insistió en la importancia de que el INE impida las campañas que hacen apología del delito, porque esto lastima a la sociedad y genera simpatías con la delincuencia.
Incluso, mencionó que la intervención del crimen organizado en temas electorales debería considerarse terrorismo pues afecta a la base nodal del sistema mexicano que es la democracia.
En el foro moderado por Jorge Alcocer, participaron Arturo Núñez, ex gobernador de Tabasco y ex director general del IFE; Diódoro Carrasco, ex gobernador de Oaxaca y exsecretario de Gobernación; Amalia Pulido, consejera presidenta del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM); Jaime Rivera, consejero electoral del INE; Dong Nguyen Huu, experto electoral y consultor haitiano, así como Ana Cecilia López, catedrática en materia electoral y analista de temas legislativos.