Conflicto legal de la marca Boing
Finanzas lunes 8, May 2023
- Más de 700 trabajadores de Refrescos Pascual, S.A., llevan 38 años buscando justicia
La marca registrada Boing, perteneció originalmente a Refrescos Pascual, S.A., a quien le fue embargada por una huelga que detonaron sus trabajadores en 1984, y como consecuencia de ello, la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, adjudicó dicha marca en favor de los trabajadores en 1985, y les expidió el título de propiedad respectivo, el cual, le fue enviado a la autoridad marcaria, para que lo glosara en el expediente de marca registrada (136549) Boing, e hiciera del conocimiento del público en general, que los nuevos dueños de Boing, eran los trabajadores mencionados en el propio título de propiedad.
A pesar de que la marca Boing, les fue otorgada en propiedad a los trabajadores, de Refrescos Pascual; S.A., lo cierto es que más de 700 trabajadores nunca la han podido explotar, ni obtener la ganancia que por derecho les pertenece, pues quienes se han beneficiado de la misma, son los más de 700 trabajadores que constituyeron la Sociedad Cooperativa de Trabajadores Pascual, S.C.L., (públicamente conocida como Cooperativa Pascual).
Cómo se suscitó lo anterior?, con base en actos fraudulentos llevados a cabo por el Sindicato Nacional “Benito Juárez” de Trabajadores de la Industria de Aguas Gaseosas, sus Transportes, Similares y Conexos de la R.M., la Cooperativa Pascual, y BBVA Bancomer.
Lo anterior es así, pues el referido sindicato, a pesar de saber que no era dueño de la marca Boing, en 1985, le “regaló” dicha marca a la Cooperativa Pascual, mediante un contrato de cesión de derechos fraudulento, pues el sindicato mencionado no podía regalar lo que no era suyo. Lo peor de esta situación, es que la Cooperativa Pascual, presentó el contrato ante la autoridad marcaria, para que se glosara al expediente de marca registrada 136549 Boing, y dicha autoridad, en lugar de rechazarlo, lo glosó. Actualmente se puede revisar este contrato, en el expediente mencionado.
Posteriormente, en 1997, Cooperativa Pascual, firmó un fraudulento contrato de fideicomiso con BBVA Bancomer, para explotar la marca Boing, a sabiendas de que dicha marca no era suya, y desde dicho año a la fecha, han explotado y obtenido ganancias económicas considerables, conducta que es violenta los derechos de los dueños y la propia Ley que protege las marcas.
En este sentido, Cooperativa Pascual, nuevamente llevó el contrato que firmó con BBVA Bancomer, ante la autoridad marcaria, para que lo glosara en el expediente de marca Boing, quien en lugar de rechazarlo por ser fraudulento, lo ingresó al expediente.
En este sentido, a pesar de que en el expediente de marca registrada Boing, obra el título de propiedad que demuestra que desde 1985, los dueños son las más de 1,400 personas físicas (ex trabajadores de Refrescos Pascual, S.A.), lo cierto es que el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), si bien reconoce como dueños a los mencionados trabajadores, lo cierto, es que sin fundamento alguno, también reconoce como copropietario a BBVA Bancomer, a pesar de tener pleno conocimiento de que no es dueña y de que en el expediente de marca Boing no obra ningún título de propiedad que demuestre que dicha institución financiera es dueña de la marca, y por ello desde junio de 2020, está en litigio ese erróneo reconocimiento, destacando que dicho Instituto no quiso reconocer y corregir su error, y su decisión se impugnó ante la Sala Especializada en Propiedad Intelectual, del Tribunal Federal de Justicia Administrativa, en los expedientes 432/21-EPI-01-9, 453/21-EPI-01-8 y acumulado, quien deberá determinar que BBVA Bancomer no es copropietaria, ya que no existe ningún título de propiedad que le otorgue dicho carácter, y con ello le haga justicia a los más de 700 trabadores que llevan 38 años buscando justicia, siempre topando con pared con irregularidades en el IMPI, el Juzgado 14 Civil, de la Ciudad de México y otras autoridades, e impedidos de obtener ganancias de una marca que les pertenece. No se omite mencionar que muchos de los copropietarios ya murieron, sin lograr obtener justicia.