La República Imperial
¬ Luis Ángel García miércoles 3, May 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
En la última etapa de este sexenio, la 4T ha demostrado sus verdaderas intenciones. Ni quiere sacar de la pobreza a los millones de mexicanos que viven en la miseria ni pretende fortalecer el sistema democrático que heredó. Por lo contrario, busca establecer una dictadura con tintes socialistas donde impere la voluntad de un solo hombre, omnímodo, omnipresente y omnipotente que decida los destinos nacionales. Para ello requiere de la sumisión, no solo de sus empleados, sino de los otros poderes que, en teoría, son autónomos, independientes y contrapeso del presidencialismo, freno a los abusos del poder político.
Sin embargo, el proyecto transexenal de la 4T requiere de un excesivo ejercicio del poder, del designio de la voluntad de un solo hombre, del ejercicio unipersonal de la administración pública y del uso de facultades y decisiones supraconstitucionales que atentan contra el Estado de Derecho.
Para ello, requiere de la abolición de la división de poderes, de anular la acción de los jueces y tener a dóciles legisladores que permitan gobernar por decreto o legitimar la violación sistemática a la Carta Magna a capricho del inquilino de Palacio Nacional. Y está a un tris de conseguir esa aberración jurídica-política.
Inició con un presidente carnal en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde se litigaba la resolución de las controversias constitucionales a favor del poder Ejecutivo y nunca prosperaban las acciones ciudadanas para frenar los abusos del presidencialismo que tiene la obsesión de acabar con los organismos autónomos e independientes, porque afectan su proyecto político, como el INE y el INAI.
Pero ante el necesario y legal cambio en el liderazgo del Máximo Tribunal del país y sin poder imponer a una presidenta carnal, centró sus baterías en los abyectos legisladores que han incurrido en la ilegalidad para aprobar las iniciativas que les mandan de Palacio Nacional sin quitarles una sola coma, es más, sin leer cuando menos los proyectos de ley.
Para vergüenza de la historia, estos remedos de congresistas han legitimado la presidencia imperial, un gobierno por encima de la Ley Suprema y cuya influencia sobre un poder aparentemente autónomo es superior al que ejerció el usurpador Victoriano Huerta después de derrocar al presidente Francisco I. Madero.
Vivimos una entelequia de democracia, donde palidecen las peores etapas del presidencialismo corporativo del PRI, el poder de un solo hombre, el autoritarismo y la sumisión de los contrapesos del poder. Nadie envileció más a ministros y parlamentarios como esta administración. Afortunadamente la nueva presidente de la SCJN ha dado muestras de independencia y de voluntad política para reestablecer el Estado de Derecho y ser dique ante los abusos del poder, pero es lamentable el papel que juegan los legisladores morenistas y sus rémoras.
Ninguno es un buen tribuno, son cuotas que se pagaron para hacer ganar al presidente y cristalizar su proyecto político, y para sobrevivir tienen que comportarse como empleados de la Presidencia, a cambio de verse favorecidos con la unción de una gubernatura, un puesto en la administración pública o ser el elegido en la sucesión presidencial. Tal es el caso de senador zacatecano Ricardo Monreal quien, a pesar de saber que no cuenta con la anuencia del tabasqueño para ser el suspirante guinda, hace hasta lo imposible por satisfacer los deseos del inquilino de Palacio Nacional, aunque en ello se exhiba como pésimo legislador y traidor de ideales. Triste final para un hombre que lo fue todo, pero ahora paga sus traiciones y cambios constantes de camisetas. No tiene ninguna credibilidad y agotó ya su capital político, solo le queda ser comparsa de un vodevil político donde hace el papel de patiño.