Laberinto
Carlos Ramos Padilla jueves 27, Abr 2023Se comenta sólo con…
Carlos Ramos Padilla*
¿Se acuerdan, en el 2000, al arribo de Fox a la Presidencia? A cada pronunciamiento su vocero, Rubén Aguilar, señalaba “lo que el Presidente quiso decir” y entonces había un tipo de aclaración oficial.
Ciclos presidenciales anteriores contaban con área de comunicación eficaz y que servía de enlace con los medios de comunicación de manera generalizada o de requerirse de forma individual.
Eran tiempos en donde se entendía que cuando se interrumpía la programación habitual en la señal de los medios y se anunciaba un enlace nacional es que el Presidente tomaría tiempo de la nación para temas fundamentales o emergencias. Poníamos entonces toda la atención a los pronunciamientos de uno de los Poderes de la Unión.
Las conferencias de prensa convocadas por sus subalternos, los miembros de gabinete o titulares de organismos o institutos merecían datos concretos y creíbles.
Como jefe de Gobierno, AMLO inauguró la moda de conferencias mañaneras diarias a su modo y fundamentalmente para originar o alterar la agenda nacional, incluso por sobre la figura del presidente Fox.
Sus chascarrillos, bromas, críticas y frases recurrentes llamaban la atención, aunque no necesariamente marcara rumbo de gobierno. Llegando a la Presidencia, AMLO se aprovecha de más de 2 horas diarias para homilías innecesarias. Es una especie de tribuna que lo mismo simula un aula académica que un púlpito religioso, consultorio médico o tribunal de la Inquisición. Habla de lo que quiere y evita temas sustantivos con el ya desgastado “tengo otros datos”, que por cierto no da a conocer ni fundamenta.
Antes se conocían a los miembros del gabinete, a los gobernadores, a los titulares de las paraestatales e incluso a los más renombrados empresarios comprometidos en proyectos nacionales.
Hoy, difícilmente el pueblo sabio conoce digamos el nombre del gobernador de Colima o de San Luis Potosí, o de igual forma quien era el titular de uno de los mayores fracasos del sexenio: el Insabi. Difícilmente la gente conoce el nombre del director de Pemex o del secretario de Agricultura. No figuran, no están. Los arrebatos protagónicos de AMLO los desmerecen, los anula. Será raro lo que describiré, pero es un Presidente que ignora todo, pero sabe todo. Es inculto, pero siente que ofrece cátedra. Se contradice e incluso niega compromisos adquiridos cómo bajar la gasolina a 10 por litro o meter a la cárcel a los “corruptos” del aeropuerto de Texcoco. Y mire que ejemplos hay en abundancia.
Suele incluso afirmar que a los pobres se les usa como estrategia política. Es más, ante los inconvenientes aprovecha para sellar con un “soy dueño de mi silencio”.
Una nación vigorosa, sana y de vanguardia no puede desalentar a la información y atacar a los medios. Las presiones políticas son una manifestación de censura y los despidos de profesionales una advertencia de absoluto control e intimidación. En estos días nos encontramos en un laberinto sin rumbo, sin brújula y hasta sin Presidente.
* Conductor del programa Va en serio, Mexiquense TV Canal 34.2, IZZI Canal 135 y Mexiquense Radio.