La salud del Presidente
¬ Luis Ángel García miércoles 26, Abr 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Más allá del estado real de salud del titular del Ejecutivo, la desinformación, la negación de los hechos, las especulaciones y las redes sociales crearon un ambiente de incertidumbre que pudo provocar un episodio de desestabilidad política y económica. Deseamos de todo corazón que el Presidente recupere completamente su salud, no solo por él y su familia, sino por todos nosotros, por el país entero. A nadie conviene tener a un Jefe de Estado disminuido, sin el uso pleno de sus capacidades para el ejercicio del poder político. La toma de decisiones en plena conciencia -más allá de proyectos políticos-, es fundamental para el buen funcionamiento de la República.
Sin embargo, existe en la administración pública una tendencia a ocultar las enfermedades de los hombres de poder; reniegan de las costumbres de los de antes y mantienen el mismo comportamiento. Hacen parecer a los servidores públicos, a los funcionarios -según el lenguaje de los conservadores-, como super héroes, semidioses y hasta dioses que son inmunes a virus y bacterias, a enfermedades crónico-degenerativas, a accidentes o padecimientos oncológicos. Sin embargo, los políticos son también seres humanos y se enferman y en algún momento de su vida, fallecen, no son inmortales. Por eso es fundamental que se transparente el estado físico y mental de los hombres en la cúpula del poder, sobre todo, del Presidente. Atrás debemos dejar la época en que, a toro pasado, sólo se decía “tras larga y penosa agonía…”. La ciencia médica ha avanzado, no así la ciencia política ni la comunicación política. El pasado domingo, se protagonizó un episodio que pudo desencadenar momentánea inestabilidad económica y social.
El hecho real es que el inquilino de Palacio Nacional tuvo un quebranto en su salud durante su gira por Yucatán, del origen que sea. Pero su vocero negó toda evidencia e incluso se atrevió a decir que no se canceló la gira, cuando ya no se presentó a un desayuno ni supervisó las obras del Tren Maya. Más aún, el propio mandatario envió un Twitter donde informó que salió positivo a Covid-19 por tercera ocasión. Ante esa información y con estrategias encontradas de comunicación, comenzó la infodemia y la post verdad, se habló de embolia, infarto, que si tenía chueca la boca y el ojo cerrado, inmovilidad del lado derecho del cuerpo e incluso se atrevieron a decir que se encontraba en estado de coma y hasta lo dieron por muerto, ante la pasividad de su equipo de comunicación y del gabinete, donde las “corcholatas” sólo atinaron a hacerse presentes con mensajes que deseaban su pronta recuperación.
Más allá de las causas del deterioro presidencial, fue una irresponsabilidad dejar un vacío informativo o desinformar desde el poder. Afortunadamente fue en domingo, lo que evitó el desplome de la bolsa de valores o crear un ambiente de inestabilidad política momentánea. Era un buen caldo de cultivo para hacer públicas las ambiciones de los candidatos presidenciales, que al menos observaron una aparente disciplina con el jefe. Pero seguramente, el menos conforme es el titular de Gobernación, quien, ante una verdadera incapacidad del Ejecutivo, hubiera sido el elegido para el último tramo y perdería una posible candidatura, aunque como dicen, más vale año y medio seguro que seis quién sabe.
Otra hipótesis que se manejó es una perversa estrategia ideada desde Palacio Nacional para distraer la atención de los diversos frentes que ha abierto el propio Ejecutivo para victimizarse y apelar a la conmiseración no sólo de sus adeptos, sino de la población en general ante un Presidente que entrega literalmente la vida por el bien del país. De ser cierta esa versión, es bastante reprobable que se recurra a ese ardid sentimentaloide para ganar popularidad ante la ausencia de resultados en la administración.
Como sea, es importante que se regule la transparencia en la salud del mandatario, está de por medio la estabilidad política, económica y social de un país de más de 120 millones de habitantes.