Rabia, en lugar de diplomacia
Armando Ríos Ruiz viernes 21, Abr 2023Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
El gobierno de Estados Unidos parece decidido a acabar con los hijos de Joaquín, El Chapo Guzmán, líderes del Cártel de Sinaloa y con el trasiego de fentanilo, la peligrosa droga que ha segado la vida de cientos de miles de consumidores de ese país. Empero, las acciones que ha emprendido han despertado la rabia de nuestro mandatario, quien ha sido poco cuidadoso en lanzar protestas contra los métodos de los vecinos.
No obstante que ha lanzado críticas y denuestos de todo tipo, como decir que se trata de “una intromisión abusiva, prepotente, que no debe aceptarse bajo ningún motivo; que se dio además sin conocimiento del gobierno mexicano”, también aseguró que no hará ninguna protesta formal. Luego entonces, todo quedará reducido a una rabieta y como una reacción con dedicatoria a quienes continúan convencidos de que se trata del único valiente, capaz de encarar al coloso del norte.
En anteriores ocasiones, sus dichos parecidos a los de El sastrecillo valiente, le valieron el elogio de muchos chairos que publicaron en las redes sociales sus emociones y sus reconocimientos al único Presidente en la historia, que se ha atrevido a parar en seco a los gringos. Así lo leí, además de entender que esas rabias tienen destinatario: sus seguidores.
Pero los vecinos no saben de estas intenciones y por lo consiguiente, toman en serio las muestras de desacuerdo contra sus políticas, que nadie ha sido capaz de parar, por lejos que esté de ellos. Muamar Gadafi es uno de tantos ejemplos. Expuso sus valentías a la luz pública y decidió vender el petróleo a cambio de una moneda que no era el dólar. Esto, entre otras cosas, marcó el inicio de los preparativos para su derrocamiento y su final.
Existen ejemplos por doquier y hasta parece que el camino a seguir es otro. La diplomacia, por ejemplo. Pero algo ocurrió en su interior, que lo obligó a defender al Cártel de Sinaloa con palabras duras contra la DEA. Criticó que ciertos sectores de Estados Unidos se entrometen en asuntos de nuestro país o de cualquiera otro y por ello necesitan hacer una revisión del funcionamiento de sus agencias y de otras instituciones.
A tanto llegó su malestar que, para variar, recordó los tiempos de Felipe Calderón en la Presidencia “cuando imponían políticas, estrategias y operativos que nunca funcionaron, como el Rápido y furioso”.
Alguien debería decirle que esta actitud no le conviene. Más que otra cosa, parece que trata de proteger a los chapitos o al mismo Cártel de Sinaloa y de esto ya hace rato que se habla, tanto en nuestro suelo como en muchos lugares del orbe. Desde que hizo la primera visita a la madre de El Chapo, Seguida de muchas otras al mismo lugar, sin ocultar un ápice dichas acciones.
Seguramente pensando en que la gente interpretará por sí sola, el dicho de que el que nada debe, nada teme. Sin embargo, las acciones de esta naturaleza son vistas, inmediatamente analizadas y luego interpretadas y la imaginación suele ser perjuiciosa.
Su aceptación de haber dado la orden de soltar a Ovidio Guzmán durante el golpe denominado “Culiacanazo”, sirvió para que medio México pensara en una amistad añeja como entrañable entre el mandatario y el grupo sinaloense y en otra clase de liga que va más allá de la amistad.
Estas consideraciones también están en las mentes de las autoridades norteamericanas y una vez que ya comenzaron a intervenir, seguramente que no cejarán por nada. El mismo presidente Biden conoce de sobra las acciones de sus policías. No es posible pensar en que una rabieta moverá su corazón para ordenar el cese de las mismas y una retirada.
La intromisión norteamericana en el país que quiera, ni son nuevas ni terminarán hoy ni mañana. Ha funcionado exactamente igual ayer que siempre, ya que se trata de imponer su ley, guste o no. Es más, si algo ha cambiado, es la táctica en cuanto a exhibir el poderío de sus armas. México está a un paso de su territorio y eso nos torna más vulnerables. Los balazos que aquí se disparan pueden matar a sus habitantes. Las drogas altamente nocivas, como el fentanilo, ya lo han hecho. Luego entonces, si esto es un pretexto para intervenir aquí, pues ya cuentan con él.