Un autogobierno
Alberto Vieyra G. martes 18, Abr 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
El México de la post Revolución pasará a la historia como la era del surgimiento de una carretada de libertades y de instituciones fuertes que hoy permiten el autogobierno, es decir que esas instituciones autónomas que surgieron para ser contrapeso del ponzoñoso presidencialismo sexenal son tan sólidas que México se puede gobernar como el llanero solitito, esto es con Presidentes, sin Presidentes y a pesar de los Presidentes de la República.
Esa fortaleza de las instituciones autónomas ha resultado un estorbo para el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien con todas sus letras declaró que a las instituciones gubernamentales había que mandarlas al diablo y lo está cumpliendo.
De no ser porque en las elecciones federales intermedias de 2021, Morena y el Ppresidente perdieron su mayoría calificada de 335 diputados en la Cámara baja, este sería el momento en que AMLO ya habría arrasado con todas las instituciones autónomas que ciertamente representan un contrapeso contra el ponzoñoso presidencialismo sexenal.
A toda costa, AMLO intentó desmantelar al Instituto Nacional Electoral y la semana pasada, sufrió la vergüenza de otro revés político porque hasta sus huestes morenistas estallaron en rebelión ante la intentona presidencial de acotar las funciones del Tribunal Federal Electoral para propiciar que esas lacras sociales llamadas partidos políticos se gobiernen a su antojo y no se tengan que ceñir a las leyes que rigen la democracia azteca, además de acabar con la equidad de género en materia político-electoral y ahora, AMLO le ha declarado la guerra al Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) que en junio del 2002 sustituyó al IFAI, el cual significó la tumba política de Vicente Fox, después de que Milenio detonó en 2001 el ‘toallagate’, es decir que la Presidencia de la República compraba toallas con valor de más de 4 mil pesos cada una y sabanas de más de 42 mil pesos cada juego.
Por si fuera poco, y gracias a ese mecanismo de información pública, los mexicanos nos enteraríamos de que en la Presidencia existía una partida secreta con la cual el Presidente y su familia se compraban sus garritas, la mayoría de ellas de marcas carísimas y, en fin, que a los inquilinos de la residencia presidencial les compramos con nuestros impuestos hasta los chones. Ahora, el hipo de AMLO es que el INAI reveló hace un par de semanas su título y la tesis con la cual se graduó después de 14 años de licenciado en Administración en la UNAM. Luego, el INAI solicitó a la Presidencia información pública sobre el uso y el costo del papel de baño. Todo eso enardeció a AMLO, quien ni tardo ni perezoso vociferó que “el INAI no sirve para nada” y, por órdenes de él y de Adán Augusto López, los senadores morenistas se han hecho guajes para designar a los 3 consejeros que faltan en esa institución de acceso a la información pública, lo que motivó que la Suprema Corte de Justicia de la Nación les impusiera multas hasta de 10 mil pesos a cada senador por no cumplir con la ley.
Para AMLO el gobierno debe ser opaco, que nadie sepa lo que se hace con nuestros dineros públicos, así se trate del papel del baño. Sobre todo, en todo lo que tiene que ver en lo público, los mexicanos tenemos el derecho a saber, por ejemplo, cuánto en realidad nos costará el Tren Maya, la inservible refinería en Dos Bocas o el elefante blanco llamado Aeropuerto Felipe Ángeles, pero la visión de AMLO es que los gobiernos autoritarios o dictatoriales no tienen porque informar ni transparentar en lo que se gasta el dinero del pueblo. Ese es el meollo del asunto y ya veremos si el INAI le quita el hipo al Presidente.