¿Qué quieren ahora los diputados?
Armando Ríos Ruiz viernes 14, Abr 2023Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Mucha gente pregunta por qué ahora, el partido en el poder y sus rémoras, como el Verde Ecologista, han llevado a la Cámara de Diputados una iniciativa, que por cierto ya fue aprobada por unanimidad, que se refiere a las diputaciones a los 18 años. La pregunta inquiere también: “¿qué buscan ahora los que mandan, que no dan paso sin huarache y que gozan con inquietar a la ciudadanía con propuestas muchas veces descabelladas e incómodas?”
Tal iniciativa propone además, que un mexicano puede ser secretario de Estado a los 25 años y la argumentación de la diputada María del Rocío Nakamura, del partido Verde Ecologista, consiste en que el objetivo es eliminar cualquier acto discriminatorio en contra de las y los jóvenes, para que puedan ser votados y abonar en el proceso de profesionalización que requieren los actores políticos del país.
De acuerdo con mi visión particular, el argumento no tiene nada de inteligente o sobresaliente. No existe absolutamente ningún acto de discriminación contra los jóvenes. Tampoco se abonaría al proceso de profesionalización que requieren los políticos. Es como si pensáramos más allá de la propuesta: que, de aprobarse por las dos cámaras, entonces entraríamos en la disyuntiva de vetar o no el derecho de los más jóvenes de 18 años.
Hace algún tiempo platiqué con un jurista connotado sobre la imputación penal a los 16 años, toda vez que desde esa época habían florecido innumerables pandillas de jovencitos de esa edad y hasta menores, que cometían asaltos y robaban automóviles que manejaban parados y no sentados, debido a su baja estatura. Además, en diversos lugares del mundo, como en China, por ejemplo, la legislación consentía la persecución de delitos cometidos por adolescentes.
Llegamos a la conclusión de que a esa edad, la mentalidad de ese núcleo de jóvenes todavía está en proceso de formación. No desarrollada del todo y por lo tanto, no era viable, ni en México ni en cualquier parte del mundo. Esa razón disponía que no pudiera participar en alguna propuesta ante el Congreso. Para eso había medios de corrección de la conducta de los menores.
En la cuestión política es lo mismo. Un joven de 18 años, apenas está en la antesala de la madurez. Se encuentra en proceso de acondicionamiento para llegar al verdadero equilibrio emocional. Las decisiones suelen no ser las mejores.
La idea sobre la edad de los políticos, debería ponerse entonces en manos de expertos psicólogos de la adolescencia y que están en condiciones de emitir opiniones valiosas del caso. No de políticos cuya mayoría de edad aún está en duda, aunque tengan más de 50 años.
Todos los días vemos actuar a los dizque representantes de la sociedad que cobran sin servir más que al que de veras manda y que soslayan, también todos los días, los problemas que viven sus representados, a quienes sólo les sonríen cuando hacen campaña para obtener su bendición. Esta es una queja de la ciudadanía, lo mismo del norte que de cualquier otro punto cardinal.
Quien haya ideado la iniciativa, parece más bien pretender que los jóvenes se entusiasmen y abandonen sus quehaceres, que consisten en prepararse para enfrentar los embates de la vida cotidiana con mayores posibilidades de triunfo. Insistimos: los representantes populares no resuelven más que los problemas de la persona a quien realmente sirven y no los del pueblo.
Los mismos autores de la iniciativa revelaron que “al consultar 26 constituciones de diferentes países, los legisladores encontraron “que 76% de éstas tienen como edad mínima para ser diputado entre los 21 a 25 años y solo en 19% de los casos se permite a los 18 años. Entonces ¿qué quieren?
Que se sepa, México no ha sido ejemplo en el mundo de idear legislaciones avanzadas. Salvo Benito Juárez, cuya Constitución elogió el gigante de la literatura Universal, Víctor Hugo. De ahí en fuera, hemos sido copiadores. La primera está inspirada en la Constitución de Cádiz.