Memorial del latrocinio
¬ Augusto Corro viernes 1, Jul 2011Punto por punto
Augusto Corro
- La Guelaguetza
- El Cerro del Fortín
- Todo sigue igual
La periodista María de los Ángeles Fernández escribió un excelente reportaje sobre el Cerro del Fortín, un lugar que por muchos años sirvió como teatro al aire libre, donde se realizaba la tradicional Guelaguetza, fiesta en la que participan representantes de las siete regiones de Oaxaca, con sus bailes y sus canciones. Ese evento anual se convirtió en un imán para el turismo nacional y extranjero. La fama de ese festejo es, pues, internacional.
Gobernadores del pasado y del presente se dieron cuenta que la Guelaguetza se podía convertir en un instrumento político para manejarlo de acuerdo a sus intereses personales. Así, lo que era una fiesta del pueblo, terminó en un acto del que se apropió la élite política. Los mejores lugares se reservaban para el Presidente de la República y sus familiares, invitados especiales, incluidos politiquillos y colados. ¿Y el pueblo?
El sitio original para llevar a cabo la Guelaguetza, siempre fue el Cerro del Fortín, desde donde se contempla imponente el Valle de Oaxaca bajo la bóveda celeste que los poetas cantan con los siguientes versos: Oh Oaxaca tu cielo de zafir/ ya desojan tus luces tornasol/ y tu cumbres se miran al teñir/ con las luces doradas de tu sol.
Bueno, pues al sátrapa Ulises Ruiz Ortiz se le ocurrió techar el auditorio donde se efectuaba la Guelaguetza. Se aprobó el proyecto y de este asunto, con gran conocimiento del tema, nos habla María de los Ángeles Fernández.
A continuación transcribimos partes del texto:
“Cubrir un magnifico teatro al aire libre de arquetipo griego, cuyo techo es el esplendoroso azul zafiro del cielo y su telón de fondo, la zona monumental con Santo Domingo y más allá, el perfil recortado del hermoso valle oaxaqueño, es algo más que un criminal atentado contra el patrimonio natural y el excepcional paisaje de la señorial Antequera de Indias. Constituye el mayor latrocinio perpetrado en toda la historia contemporánea contra ese tesoro invaluable que la madre naturaleza regaló a este sitio privilegiado. No en balde, Oaxaca ha sido crisol en la fusión de las principales civilizaciones milenarias. Lo mismo prehispánicas que europeas, asiáticas y africanas.
“La velaría del Fortín, obra absurda e injustificable a todas luces. Ocurrencia disparatada -la peor, sin duda alguna- del largo elenco a cargo del gobierno anterior. Capricho cortesano que enajenó un teatro al aire libre erigido ex profeso para consolidar la Guelaguetza, hoy por hoy máxima fiesta oaxaqueña. Memorial del abuso y la impunidad del poder absoluto. Proyectado en sus orígenes por el gobierno de Ulises Ruiz y ejecutado hoy en su totalidad, por el régimen aliancista con Gabino Cué al timón. Decisión atrabiliaria criticada a lo largo de tres años y rechazada, por aplastante mayoría, con el voto mayoritario durante la jornada electoral de julio de 2010.
“…Un gobierno procrastinador, que resta importancia a la gente, incapaz de asumir compromiso formal de procurar cambios tangibles. Una sociedad harta de tanto despropósito con políticos y funcionarios prepotentes e improvisados que tropiezan a cada paso. Prometieron el oro y el moro. No han cumplido nada. Ya pasó un año del triunfo electoral y más de seis meses del actual régimen y la situación en Oaxaca no sólo no mejora, empeora ostensiblemente. Hay parálisis financiera, falta liquidez en los mercados, se pudren añejos conflictos y resurgen otros. Paros, marchas, bloqueos y un largo etcétera.
“Paradójicamente, son los mismos actores e idénticas motivaciones. Gobiernos intransigentes que comparten tronco común y actitudes prepotentes. Sólo mutaron roles. Es la misma jeringa con diferente bitoque. Adversarios políticos que calcan procederes deleznables. La víctima siempre la misma, Oaxaca estado y capital. Los ciudadanos, inermes ante tal situación. Inmersos, una vez más, entre la desesperanza y el hartazgo. Ya comienzan a extrañar los tiempos idos.
“Y entre tanta promesa fallida, la velaría del Fortín. Caso paradigmático. Síntesis perfecta del doble discurso.
“… Con todo, en 2011, la malograda decisión del gobierno aliancista de Gabino Cué de techar el auditorio contra viento y marea sólo viene a confirmar que no será la opinión pública lo que prevalecerá frente a los designios de quienes tienen el poder supremo en las manos. Y lo peor es que nada cambió. Todo sigue igual.
“Por desgracia, hoy más que nunca, los tradicionales festejos de los Lunes del Cerro que alcanzaron fama internacional están en riesgo inminente de naufragio total. Y no es tema menor. La máxima fiesta oaxaqueña reconocida a nivel nacional e internacional, está herida de muerte por caprichos sexenales, ocurrencias disparatadas y ambiciones desenfrenadas.
“Sería la tercera ocasión, en tan sólo un lustro:
“En 2006 no hubo festejos por obvias razones (el alzamiento maestros-APPO). En 2010, las obras inconclusas del auditorio y la destrucción del Cerro del Fortín y sus alrededores asestaron un hachazo feroz a la tradición centenaria que iba más allá de la politizada –y por qué no, ya pervertida- representación folclórica de la Guelaguetza en la Rotonda de la Azucena.
“En 2011, inexplicablemente, el gobierno de la transición reitera y magnífica las erráticas conductas de sus antecesores. Y se convierte así, de golpe y porrazo, en el único responsable de la destrucción del Auditorio Guelaguetza y del destino final que se le vaya a dar a un bien público que durante décadas no sólo sirvió para rescatar y preservar la esencia del alma oaxaqueña, también consolidó la fusión de las diversas razas que conforman nuestra identidad singular y propició una industria pujante que contribuyó a catapultar mundialmente a la entidad como sede de una vasta cultura milenaria y destino turístico de excepción.
“Festejos del Lunes del Cerro, Guelaguetza y auditorio al aire libre: ícono indisoluble de identidad oaxaqueña.
“Un genocidio múltiple, dos regímenes criminales”.