El problema no son las instituciones
¬ Luis Ángel García miércoles 12, Abr 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
En México se tiene la costumbre de culpar a las anteriores administraciones de todos los defectos, omisiones y yerros en el ejercicio de la función pública. Les gusta reinventar al país cada seis años y cuando todo sale mal, porque no hay planeación sino ocurrencias, ni cuentan con estrategias eficaces, se endosan los fracasos a quienes los precedieron en el cargo; nunca se reconocen fallas, siempre habrá a quien responsabilizar de los errores por falta de conocimiento, de experiencia, de los nulos resultados. Esa máxima también aplica para los casos de corrupción, disimulada por la laxa fiscalización y la cómplice opacidad, amén de la proclividad natural de muchos personajes de la 4T al dinero fácil y al cochupo a la vieja usanza.
Contrario a la narrativa oficial, la corrupción no se elimina por decreto ni con un pañuelito blanco, más aún, las instituciones no son las corruptas, sino hombres de carne y hueso. Ese es el meollo de la descomposición del Instituto Nacional de Migración (INM), quienes fallan, los que traicionan la ética del servicio público son los directivos y los agentes de migración. La grave crisis migratoria que sufre América Latina se intensificó por los lineamientos gringos de republicanos y demócratas que nos obligaron a convertirnos en virtual tercer país seguro, sin tener la infraestructura ni los recursos para atender a los miles de deportados por las autoridades americanas. Ello abrió las puertas a los abusos y prácticas corrosivas de los agentes migratorios.
El gobierno federal está lejos de solucionar de manera integral y definitiva el fenómeno de los trashumantes -conflicto complicado de atacar de raíz- cuando no se tiene un programa de gobierno, un plan nacional de desarrollo ni políticas públicas para atender la migración, no hay estrategias para disuadir o contener el ingreso masivo de extranjeros. Si bien es cierto que la migración ilegal en tránsito a los Estados Unidos data de la administración de Obama, el gobierno no hizo nada para eficientar la estructura del INM y fue permisiva con las conductas ilícitas del personal, comportamiento penal que debe sancionar a personas físicas y no a entes gubernamentales.
Cuando existió el Servicio Secreto en el siglo XX, la delincuencia estaba razonablemente controlada; sin embargo, los agentes incurrieron en infinidad de abusos e ilegalidades, transgredieron la ley para supuestamente hacer que se cumpliera. Pero las autoridades, en lugar de sancionar y encarcelar a los malos elementos, optaron por desaparecer al Servicio Secreto como institución.
Lo mismo sucede ahora con el INM. Ante la ineficacia, la corrupción, los excesos de malos servidores públicos, se recurre a la desaparición de la dependencia. Y se crea, nueva ocurrencia, un consejo multiinstitucional para cubrir las tareas migratorias. ¿Correrán a todos los agentes, a las secretarias, al personal administrativo; con qué mexicanos contarán para cubrir los puestos operativos, recurrirán a jefes sin experiencia ni conocimientos, pero con 90 por ciento de lealtad, cuál será la fórmula para encontrar a los nuevos burócratas que sean inmunes a la corrupción o vendrán de otro mundo? El problema no está en las instituciones ni el nombre que les pongan, tampoco lograrán la solución en el quinto año de gobierno, sólo crearán un adefesio que no puede garantizar eficiencia y honradez. Las dependencias, sea el nombre que tengan, no son responsables de las acciones ilegales de los elementos que la integran, debe ser el uso de controles y transparencia en los procesos lo que permita estructuras con mínimos márgenes de corrupción y violación de derechos humanos.