Los “invisibles” niños de la calle
Luis Muñoz lunes 10, Abr 2023Segunda vuelta
Luis Muñoz
Los niños de la calle, un problema poco explorado y menos atendido, es expuesto por el psicólogo Ariel Gustavo Forselledo, coordinador del Programa de Protección Integral de los Derechos del Niño del Instituto Interamericano.
Para empezar, dice que los niños y niñas en situación de calle son aquellos menores de 18 años que tienen vínculos familiares débiles o inexistentes, que hacen de la calle su hábitat principal y desarrollan en ella estrategias de supervivencia, hecho que los expone a distintos tipos de riesgos.
Así que lejos de disfrutar del derecho “a un nivel de vida adecuado para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social”, la niñez en situación de calle sufre los efectos acumulativos de la pobreza, el hambre, la disolución de las familias, el aislamiento social y, con frecuencia, la violencia y el abuso.
Forselledo observa que los niños de la calle se ven obligados a valerse por ellos mismos antes de adquirir una identidad personal o de madurar, debido a que no cuentan con la estabilidad necesaria para lograr confianza en sí mismos, ni con las aptitudes ni la educación requeridas para hacer frente a los rigores que les impone la vida.
En consecuencia, las niñas y niños que viven en estas condiciones corren grave peligro de caer en la prostitución, el consumo de drogas y varias formas de conducta criminal; actividades que constituyen, a veces, los únicos medios de supervivencia de los que disponen.
Debido a que por lo general no han tratado con adultos en quienes poder depositar su confianza, las niñas, niños y adolescentes que se valen por sus propios medios pueden sospechar que los ofrecimientos de ayuda que se les hacen son sólo intentos de capturarlos y retenerlos, y pueden rechazar los servicios que más necesitan.
Según informes de UNICEF, existen 100 millones de niñas y niños abandonados en todo el mundo, de los cuales 40 millones pertenecen a América Latina. Con edades que oscilan entre los 10 y 14 años, son condenados a intentar sobrevivir en el único “hogar” que tienen disponible: las calles del continente.
Luego explicaría que “niños de la calle” es un término general que se aplica a la niñez en alto riesgo de las áreas urbanas, sin tomar en cuenta las diferencias entre ellos.
No son todos abandonados, y no todos viven en la calle.
UNICEF distingue entre dos grupos de niños según la situación de sus familias: La niñez “en la calle” es el grupo más grande. Trabajan en las calles, pero mantienen relaciones cercanas con sus familias. La mayoría (aproximadamente un 75%) mantiene sus vínculos familiares, y aunque pasan mucho tiempo lejos de ellos, sienten que tienen un hogar.
Las niñas y niños “de la calle” (aproximadamente el 25%) están sin hogar y tienen los vínculos familiares rotos debido a la inestabilidad o a la desestructuración en sus familias de pertenencia. En algunos casos han sido abandonados por éstas y en otros casos ellos mismos decidieron irse. Comen, duermen, trabajan, hacen amistades, juegan en la calle y no tienen otra alternativa que luchar solos por sus vidas. Las investigaciones sobre la magnitud del problema es un asunto difícil. Los estimados de los números de niñas y niños en situación de calle en América Latina varían enormemente, en parte porque los investigadores no siempre están de acuerdo con la definición de niño “de” o “en” la calle y también porque las encuestas de hogares no registran adecuadamente su existencia.
También es difícil contarlos porque están siempre trasladándose de lugar a lugar. Como consecuencia, los datos son insuficientes y no confiables. Tampoco es fácil explicar el porqué algunos terminan en las calles y otros no.
A veces los padres mandan a sus hijos o hijas a las calles para mendigar, robar, etc. Otras veces son los niños o niñas quienes eligen irse de casa para escapar de situaciones de violencia doméstica. La mayoría son consumidores e incluso adictos a los inhalantes, como el pegamento de zapatero o los solventes industriales, que les generan una serie de problemas físicos y psicológicos, incluyendo alucinaciones, parálisis o falta de coordinación motora, edemas pulmonares, fallos en los riñones y daños cerebrales irreversibles.
La niñez en situación de calle y el uso indebido de drogas
Los niños, niñas y jóvenes marginados que viven o están en las calles de las grandes ciudades tienden a usar drogas siguiendo patrones de comportamiento grupal que encierran distintos significados. Por un lado se entiende en estos que el consumo de drogas tiene un sentido de fuga de la dura realidad que deben enfrentar en las calles. También se sostiene que algunas de las sustancias tóxicas, que utilizan por inhalación, quitan la sensación de hambre u otras, que euforizan y quitan la sensación de cansancio.
De acuerdo con información de Milenio, en 2009, durante el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, se planteaba que “sacar a un niño de la calle” resultaba una tarea sumamente compleja y difícil para el DIF (Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia) porque esta problemática involucraba ganancias de hasta 500 pesos diarios y a grupos de mafias dedicadas a enviciar y fomentar su permanencia en las esquinas, en los bajo-puentes y en los parques.