Renuncia Edmundo Jacobo Molina y la incertidumbre invade a millones
Roberto Vizcaíno miércoles 29, Mar 2023Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
La causal esgrimida por Edmundo Jacobo Molina, fue que “no existen condiciones para continuar en el cargo”.
¿De qué habla el ahora sí ex secretario ejecutivo del INE?
En este insospechado, inesperado contexto, hablar de “condiciones” puede incluir hasta lo absurdo.
Y lo sería si no estuviera en esta renuncia tanto en juego.
Viendo la trayectoria y estructura de ese grupo, y hablo de Lorenzo Córdova, Ciro Murayama y él mismo —sin incluir por ahora al resto de la tropa (en la que podría contarse a Woldenberg, Claudio X. González y los otros muchos jugadores)—, se podría afirmar que esta dimisión forma parte de una estrategia de más fondo y plazo.
Negociada, platicada, analizada.
Si fue —como lo piensa muchos— por sentirse abandonado, solo ante el asedio de Andrés Manuel López Obrador y sus huestes, pues qué poca ma… carácter.
Si es dentro de una estrategia podría ser porque sin Edmundo Jacobo Molina el INE dejaría de ser el blanco de AMLO y se generaría un ambiente menos tenso para el ajuste y asimilación de los 4 nuevos consejeros que van a llegar en estos días.
Nueve fueron muchos años para que Córdova y sus aliados internos consolidaran una cultura que hoy domina a los 7 consejeros que continúan en el instituto.
Va a ser muy difícil que quienes llegan impongan decisiones fuera de esa cultura de trabajo y comportamiento. Y menos, si llegan en medio de un proceso electoral tan importante como es el de la renovación de gobernadores en el Estado de México y en Coahuila, que deberá concluir el 2 de junio entrante, apenas unas cuantas semanas.
Sea quien sea que resulte presidenta del INE vía la tómbola, requerirá de un equipo de asesores muy fogueado para medio sacar adelante esos procesos y de inmediato entrarle al del 2024 que será un mundo de elecciones.
El del 2024 correrá sobre los mismos rieles legales que el de 2018 y ante la mirada de miles de observadores internacionales e internos, así como de una atención de medios de todo el orbe cómo nunca antes se habrá visto.
Quienes lleguen al INE, por más morenistas y lopezobradoristas que sean, no podrán torcer las normas ni la operación de esos comicios de tal forma que pudieran ser anulados o ajustados a las instrucciones de AMLO.
A su lado tendrán dos instituciones que los acotarán y sancionarán permanentemente: el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y la Suprema Corte.
Detrás de ellos está una sociedad cada vez más activa y concientizada y una alianza opositora que suma empresarios y acuerdos con fuerzas e instituciones internacionales, especialmente las de Estados Unidos y Europa.
No, no será tan fácil como se cree para AMLO ir contra esa estructura.
“Esta renuncia es de carácter irrevocable. Con mi renuncia les digo a quienes me han respaldado que soy uno como ustedes, comprometido a defender la democracia”, dijo Molina.
Y agregó:
“La notoriedad, que sin buscarla he adquirido, constituye un impedimento —desde mi punto de vista— para continuar desempeñando con discreción y eficacia las actividades propias del secretariado ejecutivo. Por eso, estoy convencido que conforme a la ética de la responsabilidad es el momento de retirarme”, precisó.
Molina llegó a la secretaría Ejecutiva del INE en 2008 y, luego de la reforma a los procesos internos de 2014. Desde entonces actuó como el mayor soporte político y administrativo para Lorenzo Córdova, quien en una jugada parecida al sabadazo de antaño, en febrero de 2020 logró reelegirlo para otros 6 años.
Molina -—de 67 años—, era quien supervisaba las direcciones ejecutivas electorales así como las dependencias técnicas y el servicio profesional electoral.
Entre sus mayores encargos era el representante jurídico del organismo, por ello su nombre y firma están en todas las credenciales para votar.
Molina fue centro de primeras planas luego de que el “plan B” de AMLO incluyó su despido inmediato el 2 de marzo lo que quedó anulado por mandato judicial el 10 de marzo.
Durante su reinstalación el 13 de marzo, Molina indicó que no se había amparado para quedarse en el cargo, sino para obligar a AMLO a respetar al Estado de Derecho.
“Porque no haya impunidad, lo que estaba en juego es la impunidad y la arbitrariedad, eso es lo que combatí. ¿Eso es una victoria pírrica? ¡Por favor!”, subrayó.
Hoy, una buena parte de la población, especialmente de quienes llenaron el Zócalo y otras plazas el domingo 26 de febrero anterior, celebró su regreso y son quienes ahora sienten incertidumbre ante esta nueva decisión de Molina.
Sheinmabum abrió la gallera
¿Imprudencia? ¿Soberbia? Lo que haya motivado a Claudia Sheinbaum a decir tal cosa abrió ya la ruptura interna de Morena y amenaza con hacer ingobernable para AMLO el proceso de su sucesión.
Ebrard le respondió ayer en La Jornada al exigir reglas claras en Morena con tiempos de separación de cargos y debates mientras que Ricardo Monreal arreció su gira por comunidades mexicanas en las grandes ciudades de Estados Unidos.
Evidentemente que en esta pelea ninguno de los contendientes está pensando en cargos de consolación. Y la verdad es que los colmillos políticos más afilados y experimentados los tienen Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal.
El canciller y el senador podrán no ganar… pero pueden hundir a la Jefa de Gobierno.
¡Vaya alacranes que se echó a la espalda la doctora Sheinbaum!
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