El Edomex, la joya de la corona
¬ Luis Ángel García lunes 20, Mar 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
El PRI se juega su supervivencia y la 4T quiere gobernar la entidad más poblada del país y con alto desarrollo económico, de ese tamaño es la trascendencia de los comicios en el Estado de México. Cuna de dos presidentes de la República, sede de un mítico grupo político, el de Atlacomulco, último bastión del partido fundado por Plutarco Elías Calles hace 94 años, la entidad mexiquense escenificará una épica contienda electoral. Lo grave es que tal vez no sea una lección de ejercicio democrático, sino, tristemente, una negociación política o una elección de Estado.
Los ciudadanos que salgan a votar deberán no sólo hacerlo a conciencia, sino estar muy atentos a que se respete su sufragio. El próximo mandatario estatal sólo podrá legitimarse si, primero, vence al abstencionismo -históricamente, si se toma en cuenta la votación efectiva respecto del total del padrón, se observará que quien ha triunfado en las últimas elecciones, lo hace con una aprobación menor al 30 por ciento de los ciudadanos empadronados-, y si el árbitro electoral cumple como garante de comicios limpios y transparentes.
No sólo se trata de evitar el embate del gobierno federal por desacreditar y eliminar a los organismos que coordinan la jornada electoral y cuentan los sufragios, también hay impedir que impongan las acciones gubernamentales para garantizar la victoria de su candidata, que en realidad es instaurar el proyecto político de la 4T. Ese es el auténtico interés del inquilino de Palacio Nacional, más allá de las cualidades -que son más los deméritos-, de su “delfina”. Pero no únicamente se trata de que opere la maquinaria oficial a través de las dádivas otorgadas por los programas sociales, mediante los cuales mantienen su voto duro —reclutado entre viejitos, “ninis” y madres solteras—, y la compra directa del voto corporativo; desde 2021 fue evidente la intervención directa y artera del crimen organizado con la imposición de candidatos, la eliminación física de aspirantes, la amenaza y secuestro de contendientes —Valle de Bravo—, el amedrentamiento de votantes y funcionarios electorales y la destrucción de casillas. No es un escenario hipotético sino real. Eso puede definir el resultado comicial, el no respeto a la decisión o voluntad ciudadana.
A eso se enfrentará la abanderada aliancista, Alejandra Del Moral, a la falta de ética política del gobierno federal que pretende hacerse del estado con el padrón electoral más grande del país, rumbo a las elecciones presidenciales del 2024. La oriunda de Cuautitlán Izcalli, quien debiera contar con el apoyo de su gobernador, del otrora poderoso Grupo Atlacomulco, con la renuente Ana Lilia Herrera, con el ex suspirante Enrique Vargas del Villar y las huestes panistas, juega en el dominó estatal contra una enemiga y varios contrarios. Además, debe estar consciente de que se enfrenta no a la anodina Delfina, sino al Presidente mismo, al que bien le queda la frase atribuida al cacique y político potosino Gonzalo N. Santos “la moral es el árbol que da moras”, así es el tabasqueño, le importa poco la ilegalidad, por eso a él que no le vengan con que la ley es la ley.
Desde hoy, el Edomex vivirá una elección de Estado, donde intervendrán la maquinaria electoral de la 4T con todas las mañas del grupo Texcoco, el crimen organizado y la tibieza de un mandatario priista que abdicó antes de tiempo y quiere —le urge—, sumiso, entregar la plaza. Más allá de que se puede perder el último reducto del tricolor, los ciudadanos mexiquenses, los votantes genuinos no merecen que se traicione su sufragio. Marcada por su pasado de corrupción, ligada a la campaña política del defenestrado José Luis Abarca en Iguala y oscura secretaria de Educación Pública será una gobernadora manipulable y el Edomex merece un futuro más promisorio.