Un Presidente enyerbado
Alberto Vieyra G. viernes 10, Mar 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Durante 18 largos años, Andrés Manuel López Obrador se exhibió ante los mexicanos como el mago de la política que resolvería los problemas ancestrales comenzado por la corrupción, amenazando que acabaría con “la mafia del poder” y sembrando una ilusión, pues ante el pueblo de México se presentaba como el rayito de la esperanza. ¡Qué decepción!
AMLO traicionó la esperanza y la ilusión de más de 30 millones de mexicanos que votaron por él en la elección presidencial de 2018. Bien pronto, los mexicanos se dieron cuenta de que el poder desgasta y en menos de 3 años se lo chupó la bruja en el poder, por no poder.
Pero que extraño, AMLO seguía en los cuernos de la luna en las preferencias de la gente, pero en las elecciones federales intermedias de 2021 ya no figuró en las boletas electorales y su partido sufrió una debacle electoral que no se esperaba el falso Mesías Tropical; perdió la mayoría absoluta que se compone de 335 diputados federales quedándose con una mayoría simple, que junto con sus rémoras aliadas del Partido Verde, el PT y el corrupto PES, le imposibilitarían destrozar la Constitución de la República para que México regresara a los tiempos de Lázaro Cárdenas. ¡Imposible! También, AMLO perdió bastiones en la capital mexicana donde la oposición ganó la mayoría de las alcaldías.
La debacle electoral de 2021, hizo que AMLO montara en cólera con una rijosidad que no se le conocía y un odio con el que parece emular a Antonio López de Santa Anna Pérez de Lebrón, quien en 1839, al enterarse de que en el panteón de Santa Paula los perros desenterraron su pierna, que perdió en la Guerra de los Pasteles en Veracruz, se convirtió en un rijoso odiador de los mexicanos, a grado tal que entregó a Estados Unidos más de la mitad del territorio mexicano, después de haber permitido que el ejército norteamericano llegará hasta el mismísimo Palacio Nacional, donde la bandera de las barras y las estrellas ondeó el 15 de septiembre de 1847 a las 7:00 am.
El odio de AMLO no tiene parangón y lo ha rejado a los cuatro puntos cardinales dividiendo y enfrentando a los mexicanos, peleándose con Austria por el penacho de Moctezuma, que no era de Moctezuma, exigiendo a la corona española perdón por las atrocidades causadas en México por los conquistadores en 1519 o rompiendo relaciones diplomáticas con Perú y estableciendo una política diplomática internacional sin rumbo.
Nunca en la historia del presidencialismo mexicano a partir de 1824, un Presidente de la República se había confrontado con el conservadurismo mexicano como lo ha hecho AMLO tildando a los conservadores de traidores a la patria, corruptazos, aspiracionistas, hipócritas, farsantes, racistas, mapaches electorales producto de narco gobiernos; a los intelectuales llamándoles orgánicos y los periodistas tampoco han escapado de la ponzoña de un Presidente enyerbado que pareciera haber comido gallo en viernes.
Solo así se puede entender al señor Presidente de la República, quien desde el primer día que comenzó a cobrar como mandamás de México, comenzó también la división y el encono en contra de la nación azteca a la que ha dividido en dos: Buenos y malos.
Hace una semana, la periodista Denise Dresser interpuso un amparo contra el Presidente enyerbado al que acusa de extralimitarse en sus funciones porque utilizar todos los medios del Estado mexicano para agredir a mexicanos y extranjeros que no piensen igual que él.
Es la primera periodista que sienta un precedente histórico y seguramente que la implacable furia de ese Presidente enyerbado no se dejará esperar. La rijosidad de AMLO contra todo lo que se mueve aumenta día con día y no faltan quienes se preguntan: ¿Qué pasará si su partido y él que lleva a cabo una elección de Estado pierden la Presidencia de la República en 2024? ¿Civilizadamente reconocería su debacle o levantaría en armas a su pueblo “bueno y sabio”?
Recordaré que en 1922, Pancho Villa le aseguró a un periodista de que en una hora juntaría un ejército de 40 mil hombres porque tenía mucho pueblo, asunto del cual le hablaré mañana.