El fusilamiento del muerto
Alberto Vieyra G. jueves 9, Mar 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
El 17 de febrero de 1914, el terrateniente inglés William S. Benton se presentó en el cuartel del general Francisco Villa en Ciudad Juárez, Chihuahua, para reclamarle que le regresara sus tierras que le había confiscado y su ganado que la tropa villista había matado para comer.
Cuando estuvieron frente a frente, el inglés le diría al general Villa en tono amenazante “¡soy mucho mejor hombre que usted mil veces, por donde lo mire!”, al momento que intentó sacar su pistola para matar al revolucionario, pero sus esbirros lo impidieron propinándole un balazo por la espalda.
Hay historiadores que relatan que Benton fue llevado vivo a la sierra en donde el general Rodolfo Fierro ordenó que se cavara una improvisada tumba para sepultarlo. Benton pudo ver que los villistas lo enterrarían casi a la intemperie; Les dijo: “Háganla más profunda porque si no de ahí me van a sacar los coyotes”. El general Fierro acataría la voluntad de Benton.
El asesinato de Benton desencadenaría una severa crisis diplomática entre México, Estados Unidos e Inglaterra. Por aquel entonces, el gobierno norteamericano se encargaba de los asuntos diplomáticos en México y otras naciones latinoamericanas. Cuando en Washington se supo el asesinato de Benton, el gobierno gringo exigió al gobierno carrancista la entrega, vivo o muerto de tan ilustre terrateniente. Se informó a Washington que Benton había sido fusilado y advirtió que no se le ocurra a Pancho Villa que se le vaya a perder la tumba de Benton.
El general Villa respondería al gobierno gringo: “No, no señores, mis tumbas no se pierden”.
Estados Unidos le tronó el chicote a don Venustiano Carranza y éste, temblando de miedo, ordenaría a Pancho Villa entregar el cadáver.
Pancho Villa reunió a sus hombres para decirles que había que fusilar al muerto, pues el tiro que le habían dado en la nuca y uno más en la espalda contradecía el asunto del fusilamiento. Entonces, Rodolfo Fierro ordenó que desenterraran al terrateniente y lo fusilaran conforme a los cánones de las leyes de la guerra de aquellos años.
El asesinato de Benton tensaría las relaciones diplomáticas México-Estados Unidos, a tal grado que el 9 de abril de 1914, el ejército norteamericano invadió el Puerto de Veracruz y Tampico para evitar el desembarco de armas dirigidas por el gobierno alemán a Pancho Villa, que viajaban en submarinos y venían ocultas en ataúdes.
¿Por qué hago historia?
Mire usted. El secuestro de 4 ciudadanos norteamericanos en Matamoros, Tamaulipas ha recrudecido las relaciones diplomáticas México-Washington, que ya eran agrias por la llamada guerra del maíz transgénico y violaciones al Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá.
No faltan congresistas, republicanos, demócratas y más de 30 fiscales de Estados Unidos que exigen que el gobierno de Joseph Biden le truene el chicote a Andrés Manuel López Obrador y que declare terroristas a los cárteles criminales de la droga que han hecho de México una nación prohibitiva para invertir y visitarla como turistas. Algo que hace temblar al llamado mesías tropical que es duro e implacable contra los mexicanos y blandito ante los gringos.
Y claro, que el gobierno gringo le tronó el chicote a AMLO, tan se lo tronó que en sólo 4 días y utilizando Ejército, la Guardia Nacional y de pilón la DEA, la CIA y hasta el FBI norteamericano peinaron Matamoros y finalmente darían con los 4 ciudadanos estadunidenses en un pueblo llamado “La Lagunota” en el ejido de El Tecolote, dos sin vida y dos vivos que aportarán mucha información al gobierno norteamericano.
¿Cuándo hace AMLO con sus “abrazos, no balazos” un operativo de tal naturaleza para localizar a miles y miles de secuestrados en México? La Casa Blanca advierte que es “inadmisible” el caso Matamoros. Y yo me pregunto: ¿el ejército gringo invadiría México para perseguir criminales como en 1914, con el caso Benton?