El discurso de odio contra las instituciones
¬ Luis Ángel García lunes 6, Mar 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
En el quinto año de gobierno, la 4T está en una etapa de desesperación porque ve naufragar su proyecto político. A los nulos resultados en la administración pública y los descalabros en materia económica, se suma la falta de una “corcholata” fuerte que pueda continuar con el populismo absolutista de este régimen, el cual cada vez se aleja más de la democracia para denotar tintes dictatoriales. Característica de lo que vivimos es la violación sistemática del Estado de Derecho, la destrucción de la división de poderes y la anulación de organismos autónomos ciudadanos.
En esta nueva embestida contra las instituciones —recordemos que el mal perdedor mandó al diablo las instituciones en 2006—, arremetió contra el máximo tribunal del país y la sempiterna descalificación, con sabor a venganza, del árbitro electoral, a quien odia desde hace 17 años porque lo responsabiliza de supuestamente robarle la elección de 2006 a través de un fraude que nunca comprobó. Cosas del destino, en los comicios intermedios de 2021, más que acreditada la intervención del crimen organizado para favorecer a los candidatos de Morena mediante el asesinato, secuestro e intimidación de candidatos o la imposición de aspirantes, además de las amenazas para desalentar a los sufragantes y funcionarios de casillas o la destrucción de estas.
La narrativa oficial se ha basado desde principios del sexenio en alentar la división entre ciudadanos, en la polarización social, en la premisa si no estás conmigo, estás contra mí; el pueblo bueno y sabio los que viven en la pobreza, atenidos a las dádivas oficiales-, contra los conservadores, los fifís, los “aspiracionistas”, los corruptos, los traidores.
Esa falaz argumentación se ha agudizado en los últimos días, mediante un discurso de odio hacia el Poder Judicial y los consejeros del INE. Desde Palacio Nacional se arremete contra ministros, magistrados y jueces porque no se someten a los designios presidenciales. Todos los días, desde el Salón Tesorería, se yergue un paredón mediático para amenazar, linchar, exhibir, denostar, denigrar, degradar, insultar, humillar, acusar sin fundamentos, intimidar a funcionarios judiciales y a consejeros electorales, amén de una pléyade de periodistas. Más aún, a sabiendas de que su discurso de odio propicia el linchamiento de los señalados, no sólo con agresiones en redes, mensajes intimidantes, sino con atentados criminales, rápidamente —viendo hacia otros—, el solitario de Palacio tira la piedra y esconde la mano; azuza a potenciales extremistas oficiosos o, como dijo Juan Rulfo, invitado a disculparse con el Ejército y temeroso de sufrir una agresión mortal de “algún acomedido”, el mandatario, luego de estigmatizar a Ciro Gómez Leyva por su comportamiento editorial y sufrir una emboscada de sicarios que pretendieron matarlo, habló de un autoatentado. Lo mismo sucedió con las amenazas que sufrió la ministra presidente de la SCJN, Norma Lucía Piña, de algún ayatola 4T , responsabilizó a los propios juristas de la autoría de los mensajes. La 4T nunca tiene la culpa de nada, aunque sea obvia su responsabilidad política.
A la togada no le perdona sus muestras de independencia judicial y está temeroso de que los ministros declaren inconstitucional su “plan B”, lo cual daría muerte a su proyecto político de transformación y salvaría a un INE como garante de elecciones libres y transparentes, de respeto al sufragio ciudadano. Ese es el costo de la partida que está por perder el inquilino de Palacio Nacional. Pero ganará, sin duda, la democracia y la impartición de justicia.
Hagamos votos porque los integrantes de la Suprema Corte analicen y voten en conciencia, resistan las presiones del Ejecutivo y sus adláteres e impidan la destrucción del baluarte de la democracia que en tan solo tres décadas ha cristalizado los siglos de lucha ciudadana por tener elecciones limpias y alejar la tentación de que nuevamente quiera el gobierno manipular los comicios y controlar el padrón electoral. Millones de mexicanos los respaldan.