Vergüenza nacional
Alberto Vieyra G. martes 28, Feb 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
“Gallina que come huevos, aunque le quemen el pico” o “árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza”, eso reza la sabiduría popular y los rancheros allá en mi pueblo la recuerdan a propósito de un segundo escándalo nacional que rebasa nuestras fronteras y nos exhibe como una nación de ladrones del intelecto, pues la señora Yasmín Esquivel, ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, acrecienta su mala fama pública con un segundo plagio, pero ahora a la tesis de doctorado en derecho por la Universidad Anáhuac en 2019. Estamos ante una vergüenza nacional para el gremio de los juristas de México.
Me pregunto: ¿También plagiaria la tesis de su maestría?
Sí, no son pocos los estudiosos de Derecho que me han dicho en voz baja y también alta que se sienten avergonzados de que al supremo tribunal de justicia de México haya llegado por inconfesables artes del poder y que se siga manteniendo en el cargo como ministra una ladrona intelectual, Yasmín Esquivel.
El tiro de gracia para doña Yasmín Esquivel vendría del periódico español El País, que después de una minuciosa investigación encontró que la tesis titulada “Los derechos fundamentales en el sistema jurídico mexicano y su defensa”, que consta de 456 páginas, al menos 209 de ellas contienen ideas robadas de 12 autores, entre ellos los italianos Luigi Ferrajoli y Maurizio Fioravanti, pasando por un autor alemán y los juristas españoles José Castán Tobeñas, Antonio Enrique Pérez Luño, entre otros, con los cuales conformaría su tesis doctoral en la Universidad Anáhuac, que por lo visto no es su fuerte la honestidad de sus alumnos pues arrastra el Sanbenito de que el ex presidente Enrique Peña Nieto también se tituló ahí con sinvergüenzadas inmorales en su tesis.
¿Para qué servirán entonces los flamantes sinodales, las menciones honorificas, que son alumnos prodigio y que la mamá del muerto? ¿Será que son universidades mercenarias que lucran en un sistema educativo desastroso que impera en México y que nos exhibe ante el mundo como una nación de reprobados y con orejas de burro?
La Universidad Anáhuac ha dicho que después de 3 años de que doña Yasmín obtuvo su inmoral título, es imposible cancelarlo porque “el plagio no es sancionable”.
La señora ministra no da la cara ante la vergüenza nacional de la que es objeto, pero a través de su abogado, Alejandro Romano, justifica su deshonestidad diciendo que “hubo algún descuido” porque en algunos párrafos no se pusieron comillas; pero quienes nos dedicamos al asunto periodístico sabemos que si esas comillas no se ponen y no se cita al autor de ese contenido original, entonces estamos plagiando una idea con la cual haremos caravana con sombrero ajeno y hasta presumiremos de que somos unos cerebritos andando.
Vale la pena leer y releer la investigación de El País, publicada el viernes 24 de febrero titulada “Los ejemplos más evidentes del plagio de la ministra Yasmín Esquivel en su tesis de doctorado”.
También para el Presidente de la República debe ser muy vergonzoso porque la ministra fue propuesta por él y hoy se ha convertido en una lacra social que cobra como ministra de la Corte y cuyas intervenciones en casos ya juzgados por la Corte quedarán para la historia e incluso, algunos podrían ir a Cortes internacionales, ante la evidente falta de pulcritud que existe en la Corte mexicana.
Por dignidad y decoro, la ministra debería irse a su casa porque aunque no le cancelen sus títulos, difícilmente algún mexicano en su sano juicio podría recurrir a sus servicios “profesionales” a sabiendas que doña Yasmín Esquivel es una vergüenza nacional por su reincidencia al robo intelectual.