La denostación como forma de gobierno
¬ Luis Ángel García miércoles 22, Feb 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
En esta semana, dos eventos mantienen nervioso al gobierno de la 4T. El desenlace del juicio a Genaro García Luna y la marcha ciudadana en defensa del voto y en contra del “plan B” de la reforma electoral. Si condenan al ex secretario de Seguridad Pública, durará poco el linchamiento mediático que se propicia desde Palacio Nacional, ya que será un triunfo de la justicia americana y se exhibirá la torpeza de las autoridades mexicanas, quienes fueron incapaces de procesarlo y difícilmente otorgarán una extradición; en el remoto caso de que lo declaren “not guilty”, será peor la manifiesta incompetencia del gobierno, quien no tiene elementos para juzgarlo. Eso sí, fue un pretexto que duró dos meses para magnificar la corrupción neoliberal y hacer del ex presidente Felipe Calderón el villano favorito. No asimila la legal derrota el tabasqueño
Pero será la concentración a las puertas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el Zócalo, el próximo 26 de febrero, lo que más ocupe al gobierno de la 4T. Por ello, desde el Salón Tesorería o en las giras al interior del país, el mandatario utiliza el insulto, la diatriba, la denostación para descalificar no sólo a la oposición, sino a todo aquel ciudadano que no comulga con su proyecto político. Lo mismo los empresarios que los catedráticos o los intelectuales, también los periodistas, los consejeros del INE o del INAI, los clasemedieros, los jueces, magistrados y ministros, diplomáticos o ex colaboradores, las feministas, los medios de comunicación y hasta la Iglesia entran en el mismo costal: Todos son conservadores, neoliberales que odian a los pobres, no quieren perder sus fueros y un largo etcétera de reproches y estigmatizaciones, frases ya muy gastadas, pero todavía de gran eficiencia. Logra su propósito, dividir a la sociedad, enemistar al ciudadano con las instituciones que no lo favorecen. Ante la evidente corrupción que prevalece en esta administración y en el círculo cercano al Presidente, recurre de nueva cuenta a la bandera de los pobres, a quienes más se ha afectado en este régimen. Baste recordar que en los últimos años se creado más de seis millones de nuevos pobres, y que, para atender a los viejitos y a los “ninis”, tiene que quitarle dinero al INE, utilizar el fondo de contingencia y dejar de comprar medicamentos para pacientes con cáncer, los niños son sólo un daño colateral.
Las espontáneas marchas ciudadanas -lo mismo en el reclamo por los feminicidios y contra la violencia hacia las mujeres que en la defensa del árbitro electoral- irritan al gobierno, porque es el termómetro del humor social. Sabe que no son acarreados ni van por una dádiva o una torta, tampoco por la promesa de empleo, vivienda o servicios en colonias depauperadas. Es gente harta de este gobierno populista y depredador de instituciones, sociedad que quiere gritar su desacuerdo, hacer patente su protesta y decir ya basta, la democracia no se toca. La ciudadanización de los procesos electorales concientizó a los mexicanos, quienes no están dispuestos a regresar a los tiempos en el que el gobierno manipulaba los comicios, como ocurría con el PRI, génesis de Morena.
Esperemos que la demostración cívica del próximo domingo dé una lección al gobierno de que no es fácil derruir una institución que han forjado los propios ciudadanos y es un mensaje a los ministros de la Suprema Corte para que no cedan ante las presiones gubernamentales y que en conciencia decreten la ilegalidad del pretendido “plan B” que no pudo detener un abyecto Congreso.
De prosperar el embate ciudadano, el gobierno entenderá que no es con diatribas ni denostaciones como se puede gobernar.