Delincuencia vive su gloria
Armando Ríos Ruiz viernes 17, Feb 2023Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
No es una casualidad. Jamás lo ha sido, que la delincuencia se dispare a niveles nunca alcanzados. Para que esto ocurra en cualquier parte del mundo, es necesario que la misma autoridad encargada de combatirla, permita su existencia. ¿Por qué? Porque al permitir que otros obtengan jugosos dividendos ilícitamente, ésta se beneficia con exigencias de ciertos porcentajes. Es más cómodo dejar que otros hagan el trabajo sucio y participar de él.
Al Presidente le fascina hablar mal de pasado. Tal vez porque vive muy bien con eso. Le ha sacado jugo con una buena parte de la población, que cree en sus falsas y repetitivas acusaciones. Pero las cosas no han mejorado, a pesar de sus señalamientos. Han empeorado visiblemente. Nadie podría sostener que esto es mentira. Se necesita mucho amor para continuar con la ceguera a cuestas.
Bueno. Las autoridades encargadas de las instancias policiacas se han atrevido a decir que bastó su llegada para que los delitos disminuyeran. Claudia Sheinbaum, quien no ha hecho más que dar muestras demasiado claras de su ineptitud, de su incapacidad, dio a conocer qua la delincuencia bajó en la ciudad que gobierna, casi 50 por ciento. Es alumna de un mentiroso y además quiere ser Presidenta de México. Luego entonces, el mejor camino es la mentira.
El Inegi sostiene que 8 de cada 10 capitalinos se sienten inseguros, pese a esa disminución. Yo he sostenido que la delincuencia está tan desbordada, que no se necesitan estadísticas. Se nota a simple vista. En la provincia, y yo soy provinciano, se cometen crímenes sin contar. Y esto es exactamente literal. Las instancias encargadas de su contabilidad ni se enteran. Los mismos gobiernos se hacen de la vista gorda, como en el estado de Guerrero, en donde han dejado tiradas a las víctimas de ajusticiamientos, por más de 24 horas.
El Inegi dice también que la ciudanía no cree en sus autoridades. 83.2 por ciento considera que es demasiado inseguro vivir en México “eso se debe, explica Luis Valle Rivas, director general de Con Estadística, firma dedicada a la realización de estudios de mercado y opinión, a la “crisis de credibilidad que viven los gobernantes del país”. ¿Gracias a quién? Bueno, pues al primer mandatario y a todos los que se han convertido en su eco, que son demasiados.
La señora dispara cifras relacionadas con la supuesta baja de la delincuencia, a diestro y siniestro. Si fueran verdades, la Ciudad de México que gobierna sería una de las más seguras del mundo. Luego entonces, la percepción ciudadana sería, asimismo, diferente. Dice, por ejemplo, que los homicidios bajaron 44 por ciento. 47 por ciento el robo de vehículos sin violencia. 62 por ciento con violencia. 67 por ciento el robo a pasajeros y 61, el robo de negocios con violencia.
Sólo que nadie puede ver esas alucinantes, fantásticas bajas. El Presidente había prometido que haría de México algo semejante a Noruega, en donde la ex primera ministra, Erna Solberg, reunida con parte del congreso y de su gabinete, soltó una carcajada incontenible. Ya pasaron cuatro años de gobierno en México y no se ve cómo igualaremos a aquel país.
Elaboro un trabajo semanal con las noticias más destacadas y he visto cómo, la delincuencia se dispara sin contención, mientras el primer mandatario continúa empecinado en sostener su estrategia de abrazos a los delincuentes, que deja en realidad, ver que se trata de una estrategia para no molestarla, salvo cuando Estados Unidos se preocupa por un hecho específico. “El Chapito” está detenido, pero no hay para cuando sea extraditado.
También la señora Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, dice lo mismo: Que la delincuencia ya bajó estrepitosamente. Es periodista y esa condición no la convierte para nada en policía. Pero en esta administración no es necesario saber. Basta soltar números y presumir de su presunta capacidad, para decir que México es Jauja.
A personas que conozco se les antoja que el mismo Presidente aconseja a mentir. Tal vez sea posible, porque hasta para que se les ocurra son incapaces.