Los que hoy gobiernan
Armando Ríos Ruiz lunes 13, Feb 2023Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Hace algunos años, un amigo, maestro de la Facultad de Derecho de la UNAM, me dijo: “hoy es sumamente fácil hacer una tesis. Todas las escuelas de México están plagadas de trabajos extraídos de Internet y ni quién se dé cuenta. La tecnología ayuda hasta para eso”.
Pero a estas alturas, la tecnología también ayuda a detectar las falsedades de los alumnos que dan acceso a la obtención de diferentes títulos que los acreditan con alguna licenciatura, con maestrías y con doctorados. No sólo quien dirige un estudio similar puede recomendar alguno, para evitar esfuerzos innecesarios. También es cierto que los avances de la técnica coadyuvan, aunque los secretos no permanecen ocultos para siempre.
Tal sucedió con la ministra Yasmín Esquivel, por más que diga, con ayuda de otros universitarios, que no incurrió en plagio. Su esfuerzo resulta en vano, porque quienes la ayudan lo hacen por el prurito de ganar o conservar su simpatía. O como el caso de la maestra Martha Rodríguez Ortiz, su directora de tesis, quien tiene que sostener la mentira, porque también la afecta directamente.
Como el plagiado, Edgar Ulises Báez Gutiérrez, de quien todo mundo sospecha, recibió dinero y amenazas para aceptar que él fue el plagiador, pese haber presentado su trabajo antes que la señora. Como algunos reputados maestros de la Facultad de Derecho, que no han vacilado en sostener que la ministra es incapaz de plagiar, sin presentar una sola prueba.
También, pese a trabajos minuciosamente elaborados por el periodista Alejandro Ponce Rivera, que desnuda por completo a la funcionaria de la Corte, con pruebas fehacientes de su plagio. Con datos minuciosamente revisados de la propia tesis, que evidencian sin discusión, que el plagio se cometió. Pero nada ha vencido la ausencia de vergüenza de la señora Esquivel, quien ya debería haber renunciado a su cargo. El mismo Presidente ya debería haberlo exigido.
Lo anterior, más otras investigaciones, son también demostraciones fehacientes de lo mal que está el gobierno, plagado de funcionarios que tampoco sienten la mínima pena por mostrar su incapacidad evidente, con todas las pifias que diariamente cometen o con todas las omisiones, prueba de su incapacidad, como el caso de la señora Sheinbaum, en cada cargo que ha desempeñado.
Recibí un mensaje que contiene una investigación de Armando Vásquez Alegría, periodista con más de 35 años de experiencia en medios. Con licenciatura en Administración de Empresas. Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorado en Administración Pública. Director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”. Propietario además de una consultoría. Su aportación contiene datos para que cualquiera investigue por su cuenta y corrobore su dicho.
Como el espacio se agota, diremos sólo que investigó casos como el de la ministra Yasmín. Hizo a un lado el plagio, pero encontró otras irregularidades, como su doctorado en Derecho de la Empresa, que terminó en 2009 en la Universidad Anáhuac y su maestría en Administración de Instituciones Educativas, 12 años después, en la Universidad del Valle de México, Campus Tlalpan ¿Cómo puede ser posible? ¿Primero el doctorado y después la maestría? ¿Cómo es posible que aún la sostengan en la Corte?
Encontró igualmente, irregularidades en los casos de otros funcionarios mentirosos -la mentira es hoy una virtud impuesta por el mismo Presidente de México. Por lo tanto, no hay problema-. El secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, presentó currículum cuando fue senador en el que aseveró que tenía maestría, lo que resultó falso, porque en la fecha que adquirió este título, aún no tenía el de licenciado en Derecho.
Su minuciosa investigación abarca a Ricardo Monreal, a Claudia Cheinbaum, a Mario Delgado, a Moisés Ignacio Mier, quien ni siquiera es licenciado, Ernestina Godoy, Alfonso Durazo Montaño, Beatriz Gutiérrez Müller y a los hijos del presidente. Los últimos no tienen ningún título.