Le dicen ‘Chichi’, es un lugar lleno de colorido y cultura que se llama Chichicastenango
Turismo viernes 24, Jun 2011De cinco estrellas
Victoria González Prado
- Aquí se encontró el Popol Vuh, libro religioso maya que narra el origen de la humanidad
Chichicastenango, Guatemala.- No hay duda que es un lugar lleno de colorido y cultura, le dicen “Chichi”, aunque su nombre correcto es Chichicastenango que significa “lugar de los chichicastes” o de la “zarzas. Es la capital de la cultura indígena, un municipio del departamento de El Quiché. Famoso, entre otras cosas por su mercado.
La mayor parte de la población es indígena de la etnia quiché y es aquí donde se encontró el Popol Vuh, libro religioso maya que narra el origen de la humanidad, traducido por Fray Francisco Ximénez del quiché al español.
Las mujeres lucen sus trajes regionales con especial desenvoltura, y son tan coloridos y contrastantes que se olvidan los nombres de los colores y se les reconoce por sus tonalidades que contrastan y se mezclan en perfecta armonía…
De Antigua Guatemala, nos fuimos en un cómodo transporte atravesando Chimaltenango, Tecpan y a la altura de ‘Los Encuentros’ hay dos cruceros uno lleva a Sololá y Quetzaltenango, el otro a “Chichi”. La carretera está en magnificas condiciones y los paisajes son verdes bosques.
Una vez en el lugar, no hay que perder la oportunidad de visitar el Parque Central donde está la Iglesia de Santo Tomás. El día que llegamos había fiesta y una procesión recorría las principales calles inundando el lugar de incienso, música, cantos y rezos.
Y, mientras vas llegando, a nuestro paso estaban los “chamanes” que practican rituales tradicionales, utilizando hierbas olorosas, inciensos y copal.
La historia dice que los españoles intentaron la cristianización pero fue muy difícil despojarlos de sus creencias así que adoptaron algunas enseñanzas y hoy sus ceremonias son una ‘mezcla extraña’ de ambas creencias.
Nos contó Javier Rosales, nuestro guía, que las escalinatas, que llevan a la puerta del templo, representan en cada escalón, cada uno de los veinte días del mes del calendario maya y cerca de su base hay un área para encender un fuego diariamente también tradicional. Al llegar a la explanada a las puertas de la iglesia, se practican rituales con oraciones e incensarios con la intención de pedir favores: salud, trabajo, casamiento, para encontrar a personas e infinidad de peticiones más.
La realidad, aquí en Chichi, es que continúan practicándose muchas tradiciones que aún muestran el arraigo de otros tiempos anteriores a la colonia. Y así, la historia reseña que ante la rebeldía de aquellos hombres no insistieron más y dejaron que continuaran con sus rituales mismos que hoy son una mezcla de tradiciones…
Y auque parezca raro, el cementerio del lugar vale la pena visitarlo, a lo lejos se deja ver su gran colorido: blanco para enterrar a los padres, lo que significa pureza; a las madres el color turquesa, símbolo de protección para las mujeres. A los niños con color azul y para las niñas el rosa. Los abuelos son enterrados con colores amarillos que significan la protección del sol sobre la humanidad.
En los alrededores se colocaron alrededor de 35 altares, pero el más importante y reconocido es el que se ubica en la cima del cerro tras el museo Pascual Abaj. Su nombre es Turcaj, que significa “Lugar Sagrado” o “Piedra Sagrada”. Aquí, se venera a un dios maya llamado Pascual Abaj que en otro tiempo estaba en el templo donde ahora se ubica la Iglesia de Santo Tomás. Fue en 1540 cuando deciden sacarlo a escondidas para que no lo destruyeran.
Diez años después, en 1550, lo llevaron a la cima del cerro y así inician las ceremonias religiosas pues en el lugar del antiguo templo ya no se los permitieron. Anteriormente se le llamaba Abaj, dios del hombre, de la mujer, la fertilidad y la lluvia.
Con el paso de los años, los españoles se dieron cuenta que los locales se reunían con mucha frecuencia en el cerro, así decidieron investigar… Con sorpresa se encontraron con que ahí se realizaban ceremonias religiosas; sin embargo, decidieron no destruir el lugar. Quien los descubrió se llamaba Pascual, y fue entonces que como una forma de agradecimiento a esa deidad decidieron llamarle Pascual Abaj.
Pero la mezcla de religiones continuó y hoy, en este lugar, están también cruces católicas que tienen una razón de ser muy especial pues fueron colocadas a raíz del terremoto de 1976. Dicen que todavía en aquel tiempo, católicos y mayas tenían rivalidades y conflictos, sin embargo, el terremoto los hizo reflexionar y decidieron unirse a iniciativa de ambos. Fue cuando se colocaron las cuatro cruces que simbolizan los cuatro puntos cardinales, protegiendo de cualquier terremoto en Guatemala.
Es evidente cómo se han conservado muchas tradiciones y creencias religiosas entre ellas a los ‘chamanes mayas’ se les tiene mucho respeto, también les llaman doctores y les atribuyen poderes de hacer cosas buenas y malas, cada uno de ellos elige un camino, pero todos con la intención de ayudar, sanar, mejorar…
Para muchos rituales los chamanes solicitan una fotografía en especial cuando se trata de solicitar el amor de una persona… Por esta razón, los habitantes de Chichi no permiten que se les tomen fotos, pues no tienen la certeza si se usarán para bien o para mal.
Al interior del templo de Santo Tomás, está un lugar en donde se practicaban rituales y ahí se presentaban los niños a los doctores y ellos determinaban si habían nacido para la vida de familia o para doctores religiosos. Esta práctica ahora se realiza en el altar del cerro y puede hacerse a cualquier edad.
En la base del cerro, detrás del cementerio está un museo con máscaras, vasijas y ornamentos antiguos, así como telas típicas. Algunas están a la venta como piezas de colección.
No hay duda que Chichicastenango es un destino turístico que luce su belleza todos los días y, en los días de mercado, se puede ver un desfile de los mejores trajes típicos portados por las mujeres y la riqueza cultural e histórica que entre sus calles y muros alberga esta mágica ciudad.