Candidatos con arrastre
Ramón Zurita Sahagún jueves 23, Jun 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Cada vez son menos los candidatos que presentan los partidos que cuenten con arrastre y penetración entre la ciudadanía.
Es cierto que en los dos más recientes procesos presidenciales, compitieron dos con esas características, pero a final de cuentas, ganó uno y perdió el otro.
Vicente Fox Quesada sorprendió con su verborrea y muestras de gallardía durante los preámbulos del proceso electoral del 2000, lo que jaló a muchos escépticos a las urnas.
Su estilo bronco y entrón provocó simpatías, incluso entre militantes de partidos ajenos a Acción Nacional y sucedió lo hasta entonces inimaginable, que el PRI perdiera la Presidencia de la República.
Durante la campaña de Vicente Fox, todo le funcionó de maravilla, sus propias debilidades se transformaron en fortalezas, al conjugarse diversos factores que derivaron en un inobjetable triunfo electoral.
El siguiente proceso electoral contó con otro candidato de arrastre, que movía masas y convencía al electorado, con un estilo diferente, a la irreverencia de Fox Quesada.
Andrés Manuel López Obrador se convirtió pronto en el favorito de las encuestas, con su estilo discursivo inquisidor, acusatorio y populachero, fueron convencidos millones de electores, muchos de ellos ni siquiera concurrentes normales a las urnas.
Con todo y ello, pero por una diferencia mínima en puntos porcentuales 0.5%, que en votos se tradujo en 250 mil, perdió el tabasqueño la contienda electoral.
Sin embargo, los dos personajes anteriores mostraron que cuando hay motivación el ciudadano sí acude a las urnas y otorga el respaldo al candidato en el que cree.
Para la siguiente elección, la del año próximo, dentro de los prospectos asoma uno que, con sus características especial, puede convertirse en el motivador de los electores.
Enrique Peña Nieto, todavía gobernador del Estado de México, parece reunir las condiciones necesarias para ser ese motivador de los ciudadanos que habrán de acudir a las urnas.
No se sabe, aunque se presume que sí, que el gobernador mexiquense vaya a ser el candidato presidencial del PRI, pero hasta el momento es quién atrae las miradas, los aplausos y las salutaciones en los sitios a los que acude, sin importar el tipo de eventos a los que llegue.
Peña Nieto cuenta con atributos distintos a los de los otros dos personajes mencionados, ya que no es el orador incendiario, ni el atrabancado opositor, mucho menos el reclamador o populachero.
Sus condiciones son otras y con ellas logra entusiasmar a las multitudes que acuden a los eventos a los que él también asiste.
En cada uno de los estados en que concurre el priísta mexiquense en apoyo de sus compañeros candidatos a gobernador, las muestras de simpatía no cesan durante el tiempo que se mantiene en el sitio.
Hay eventos en que la cosecha de aplausos supera a la del personaje convocante, sin importar si es el gobernador en funciones o el aspirante a serlo.
El fenómeno Peña Nieto es real, hasta el momento, y si sabe capitalizarlo de manera que redunde en votos, puede convertirse no solamente en el aspirante de su partido, sino también en el ganador de la próxima contienda presidencial.
De los otros prospectos que buscan su inclusión como candidatos de sus respectivos partidos, pocos son los que cuentan con esa piedra de toque que pueden convertir en riqueza.
Tal vez, el perredista Marcelo Ebrard Casaubón cuente con algunos atributos de lo que mueven al electorado, aunque requiere de soltarse un poco más y ser espontáneo, tareas que no le son fáciles de efectuar.
AMLO perdió parte de ese toque del pasado, aunque donde fuego hubo, cenizas quedan y, tal vez no pueda atraer los miles de nuevos votantes o modificar la forma de pensar a los renuentes para acudir a las urnas, pero su base es sólida y amplia.
Manlio Fabio Beltrones es visto como el político más sólido de cuantos pretenden participar como abanderados de los partidos, pero tampoco tiene un discurso incendiario, una figura irresistible o es ocurrente como alguno de los mencionados.
Con todo y ello, el sonorense mantiene vigente su cartel político y sigue siendo una opción para su partido.
De los panistas, hay uno catalogado como locuaz, arrebatado, retador y hasta propositivo, sin que ello le signifique bonos extras y su figura siendo pequeña. Javier Lozano Alarcón, secretario del Trabajo no logra traducir sus aptitudes en algo redituable, por el contrario su figura es sumamente chocante para el ciudadano.
Ernesto Cordero, secretario de Hacienda; Alonso Lujambio, secretario de Educación Pública y Heriberto Félix, secretario de Desarrollo Social, son ubicados como insípidos, incoloros e inodoros, renglón en el que también cabe el senador Santiago Creel.
Josefina Vázquez Mota podría generar algo de interés por representar a la mujer mexicana moderna, dinámica, ejecutiva y preparada, retadora para un país donde el machismo se mantiene por encima de todas las cosas.
Emilio González Márquez, gobernador de Jalisco, puede dar ese plus que requieren los panistas para presentar un candidato que motive dentro y fuera del partido a votar por ello. El llamado gober piadoso es retador, populachero, extrovertido y puede ser un gran animador de las campañas.
Sin embargo, hay que recordar que en 2006, la elección la ganó el personaje que no era carismático, ni movía multitudes, mucho menos provocaba simpatías por sus ocurrencias y que además era casi desconocido al inicio de las campañas, por lo que el fenómeno se considera puede ser repetible.
MURIÓ EL SUEGRO DE PEÑA NIETO
Falleció el doctor Manuel Rivera, papá de Angélica Rivera de Peña, luego de varios días de estar hospitalizado.
Manuel Rivera era suegro del actual gobernador mexiquense, Enrique Peña Nieto, por lo que políticos, intelectuales, académicos, artistas y demás pasarán lista de presentes.
Condolencias para su familia.