Juicio de Genaro, de exhibición
Armando Ríos Ruiz miércoles 25, Ene 2023Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Anteayer dio inicio el juicio en Estados Unidos, contra Genaro García Luna, conocido en México como “el superpolicía”, quien desempeñó varios cargos en instituciones policiacas y se convirtió en Secretario de Seguridad Pública durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, con más señalamientos negativos que positivos, por su desempeño demasiado visible en favor de algunos cárteles de la droga y en contra de otros, como ese gremio suele trabajar aquí.
En aquella época se supo que el último cargo estaba destinado a su gran amigo, Luis Cárdenas Palomino. Este señor, se supo también, había asesinado a un muchacho en su juventud y fue asediado por la fatídica prensa, que tiene buena memoria para acordarse de lo malo que hacen los servidores públicos, asunto que lo hizo declinar, pero a favor de Genaro, a cambio de permitirle ocupar un puesto de importancia en esa corporación policiaca.
En numerosas ocasiones, García Luna fue exhibido en narcomantas que se colocaban en puentes y en lugares visibles, de ciudades importantes del norte, del sur y del sureste mexicanos, que lo acusaban de tener vínculos con el narcotráfico. Estas acusaciones fueron desdeñadas desde la cúpula del poder, con argumentos infantiles de que eran hechas por delincuentes y por esta razón, estaban cifradas en el descrédito y por ello, fuera de toda investigación.
Cuando terminó el mandato de Felipe Calderón, varias camionetas blindadas arribaron a un aeropuerto clandestino de Sinaloa, del cual descendieron 72 personas. En una de ellas viajaban Genaro y Luis Cárdenas, acompañados de otras personas y de mujeres sudamericanas. Abordaron un avión y se perdieron. Pasó el tiempo y seguramente, creídos de que nadie se acordaba de ellos, comenzaron a hacer una vida más pública.
Genaro se había convertido en un empresario restaurantero en Estados Unidos, en donde vivía cómoda y apaciblemente con su familia, olvidado de su reciente pasado ominoso. Después se supo que en el país del norte, sus hijos estaban involucrados en empresas acusadas de lavar dinero y en otros negocios fuera de la ley, que consumían y atraían millones de dólares.
Hoy, que enfrenta un juicio por varios delitos, en el que serán llamados más de 70 testigos y que amenaza con prolongarse bastante tiempo, conocedores del tema apuestan a que finalmente, será puesto en libertad, una vez que las autoridades de aquél país lo remojen demasiado y luego lo expriman hasta dejarlo seco de toda la información que mantiene en su cabeza.
Ha ocurrido varias veces. Recuerdo que hace ya varios años fue aprehendido Oscar López Olivares, fundador del Cártel del Golfo junto con Juan Nepomuceno Guerra. Después de un juicio y cierto tiempo en la cárcel, fue puesto en libertad. En México se cansó de hablar sobre su caso y de dar datos de políticos prominentes involucrados con los cárteles de la droga. Mencionaba con insistencia a los más encumbrados del momento.
En una ocasión que fue entrevistado en un programa informativo de radio, el entrevistador le sugirió que acudiera a la Procuraduría General de la República a aportar su cuantiosa información y respondió: “Les he proporcionado toneladas de datos. No una vez, sino muchas. Pero no hacen nada”.
En el caso García Luna, hay una lista interminable de testigos, muchos de los cuales, obviamente no acudirán. Como el caso de “El Mayo” Zambada, conocido también como “El Rey”, uno de los más longevos narcotraficantes mexicanos, que ha sorteado los embates policíacos con una perspicacia fuera de lo normal, que lo mantiene invisible y lejos del alcance de las policías.
Otro testigo importante es Sergio Enrique Villarreal, ex policía convertido al narcotráfico, de más de dos metros de estatura, muy corpulento, que le mereció los motes de “El Grande”, “El Comeniños”, “El King Kong”, al servicio del cartel de los Beltrán Leyva. Secuestrador, torturador y descuartizador de más de 90 personas. Hay otros ex funcionarios y delincuentes importantes.