Grises
¬ Augusto Corro jueves 23, Jun 2011Punto por punto
Augusto Corro
- Aspirantes panistas no crecen
- Vicente Fox augura triunfos priístas
- Precampañas con recursos públicos
En el Partido Acción Nacional (PAN) el futuro se contempla desalentador, por una sencilla razón: el tiempo no le permite maniobras políticas mayores y sus aspirantes a la candidatura presidencial no crecen.
En las últimas encuestas, el gobernador mexiquense, Enrique Peña, se encuentra arriba en las preferencias electorales. Según las encuestas, el panista mejor posicionado, Santiago Creel, está en un lugar lejano del tricolor. El secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, tiene un porcentaje mínimo que, materialmente, hace muy difícil su participación en la contienda electoral.
En ese renglón, los azules tendrán que llegar a algunos arreglos con el senador Creel, para que nadie obstaculice a Cordero en su camino a la precandidatura y no se agudice una guerra interna que dañe más la imagen del PAN.
Es obvio que el secretario de Hacienda es el “delfín” de Felipe Calderón Hinojosa. Nadie duda que es el protagonista del Plan A de la cúpula del gobierno panista, que no escatima esfuerzo alguno para fortalecer su imagen; aunque todo resulta en vano: Cordero no da el estirón.
Al contrario, su estatura se reduce porque ignora los problemas que enfrenta diariamente la sociedad mexicana. Es un teórico de la economía que desconoce la condición de miseria que priva en México. Más de 50 millones de connacionales viven en la pobreza y al funcionario se le ocurre decir que nuestro país es rico, en el que con 6 mil pesos al mes se pueden hacer maravillas.
Sus discursos a nadie estimulan. Dice que si llega a ser presidente continuará la guerra contra el narco. Declaración desafortunada que no es bien vista por sus resultados fatales: más de 40 mil muertos en lo que va de este sexenio. ¿Alguien quiere más sangre? ¿Y los miles de desaparecidos? Ante este panorama sombrío, forjado por el gobierno panista, Cordero no tiene posibilidades de crecer.
De fracasar Cordero y sus cuates, entrará al quite el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, con el apoyo de los hermanos Zavala, aquellos que también le sirvieron a FCH en su controvertido triunfo electoral. Es el Plan B en el que tratan de meter, con calzador, al neopanista. ¿Habrá conflicto de intereses? FCH tiene en Cordero a su candidato. ¿Los Zavala van con Lujambio?
De todas maneras, como se dice coloquialmente, Lujambio no levanta cabeza: está enredado en los conflictos de la SEP, sus discursos son vagos y a veces sin sentido. Su condición de precandidato es muy parecida a la de Cordero: nadie los conoce. Además, no le funcionó –políticamente- estar en la SEP; poco pudo hacer bajo la sombra de Elba Esther Gordillo; pues ésta ya definió quien será su candidato para el 2012, y como se ven las cosas, su preferido no es Lujambio.
De los siete aspirantes panistas anunciados por el ahora devaluado Gustavo Madero, presidente de Acción Nacional, los rescatables son Santiago Creel y Josefina Vázquez Mota, ambos legisladores. Él ya tuvo una oportunidad para ser candidato presidencial y la perdió frente a FCH. Ella es una mujer con muchas limitaciones, ¿alguien recuerda algunos de sus logros? La silla presidencial le quedaría grande.
Cabe señalar que ésta es la segunda temporada en que los albiazules manejan las posibilidades de la precandidatura presidencial de una mujer panista. Se dice que los mexicanos ya nos encontramos en condiciones de que nos gobierne una presidenta. De acuerdo, pero ¿quién sería ella? Desde luego no se trata de Vázquez Mota. ¿Verdad? México no está para experimentos. Entonces, ¿quién le gustaría? No hay ¿verdad?
En la primera temporada Marta Sahagún, esposa de Vicente Fox, también quiso ser presidenta. El guanajuatense le permitió a su compañera manejar sus aspiraciones en los círculos políticos. Fue rechazada. Los motivos eran obvios, Fox se inclinaba por el continuismo y no fue mala idea probarlo. No le dio buenos resultados el intento. La lucha se hizo.
Otro, que sin rubor alguno pretende subirse al carro de los precandidatos es el gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, quien al ver la caballada flaca en el partido azul, se siente con derechos de entrarle al juego.
El mandatario estatal, fundamentalista de derecha, yunquista (perdón por la redundancia), con sólo mencionarlo como precandidato, su organización política pierde seguidores. Se debe entender que se trata de una vacilada, de una broma de mal gusto. En fin, la lucha al interior del PAN, con la idea de conseguir la candidatura presidencial arroja cuatro sobrevivientes: el senador Santiago Creel (con mayores posibilidades); la diputada Josefina Vázquez Mota; el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero -el delfín-, y Alonso Lujambio, el Plan B.
Compleja situación para Felipe Calderón Hinojosa, quien ve, atribulado, como se acerca el Partido Revolucionario Institucional a Los Pinos, sin posibilidades de detener ese avance.
El ex presidente Vicente Fox externó que el PAN tiene perdida la batalla en el Estado de México y se dice sorprendido de que su partido aún no tenga un aspirante presidencial fuerte. Dijo que le llama mucho la atención no ver en los medios a Josefina Vázquez Mota ni a Santiago Creel. El ex mandatario augura la derrota panista en todos los frentes: en el Estado de México y en las elecciones presidenciales del 2012.
En resumen, se trata de panistas grises, mediocres, no azules, que buscan la precandidatura presidencial. Carlos Pascual, ex embajador de Estados Unidos en México, ya había calificado de grises a aquellos panistas que se mencionan como sucesores de Calderón Hinojosa.
Por cierto, el Partido Revolucionario Institucional está muy molesto por las actividades de los precandidatos panistas y decidió quejarse ante el Instituto Federal Electoral (IFE), con el argumento de que los secretarios del Trabajo, Javier Lozano Alarcón; de Hacienda, Ernesto Cordero; de Educación, Alonso Lujambio, todos panistas, “han difundido sus aspiraciones presidenciales con recursos públicos”. Además, los acusa de actos anticipados de precampaña política.