Coahuila y Edomex, ¿Waterloo de la 4T?
¬ Luis Ángel García viernes 20, Ene 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Hasta el año pasado todo iba viento en popa, más allá del descalabro de 2021 en la CDMX, el partido en el poder se hizo de la mayoría de las gubernaturas en las entidades federativas y de los Congresos locales; más aún, se ufanaba de unirse a la supremacía de los regímenes de izquierda que hay en América Latina, aunque en ciertas naciones se mantienen con muchas dificultades o de plano los derrocan como es el caso de Pedro Castillo en Perú; pero también hay conflictos internos en Argentina o intentos de golpe de Estado como en Brasil; más allá de si logran sostenerse, los mandatarios gobiernan a sociedades polarizadas y su legitimidad pende de un hilo.
En México, toda proporción guardada, sucede algo parecido y es que el proyecto político de la 4T no halla la puerta. El escándalo en que se encuentra envuelta la ministra candidata del inquilino de Palacio Nacional a la presidencia de la Corte, impidió que el Ejecutivo controlara al poder Judicial, con lo que este recobró su independencia y soberanía para ser, sin duda, un verdadero contrapeso del presidencialismo exagerado que se vive en estos días.
El INE y el TEPJF, los árbitros y jueces electorales defienden, como gatos boca arriba, su autonomía y ello tiene muy irritada a la Presidencia, que ve peligrar su permanencia en el poder ante la imposibilidad de controlar, como en el priato, los comicios. La ciudadanización del INE impide que el gobierno quiera organizar las votaciones o manipular el sufragio y los resultados. Al enojo presidencial se suma la crisis que vive la 4T. Hasta el año pasado estaban seguros de sumar a su redil la gubernatura de Coahuila, reducto de los Moreira, y “la joya de la corona”, el Palacio de Gobierno en la Plaza de los Mártires de Toluca. Sin embargo, todo se ha descompuesto.
La “encuesta” de la 4T decidió -aunque todos saben que el tabasqueño fue el gran elector-, que el candidato fuera el “rey del carbón”-financiador del movimiento lopezobradorista desde hace años-, el ex priista Armando Guadiana. Un aparentemente institucional subsecretario de Seguridad Pública federal, quien también aspiraba a ser gobernador de Guerrero -dada su vecindad-, Ricardo Mejía, rápidamente mostró su inconformidad y se olvidó de las lealtades morenistas para postularse por un partido rémora, el PT. El también acapulqueño sabe que no podrá ganar, pero de entrada le abrió un boquete al empresario minero de 13 puntos, lo que aleja al candidato presidencial del triunfo. Todo parece que los Moreira reinarán por otros seis años. El berrinche del ex funcionario federal por no ser el ungido demostró que no necesariamente funciona la fórmula de 90 por ciento de lealtad hacía el tlatoani y que no siempre éste opta por la mejor opción.
En cuanto al Edomex, la muy cuestionada ex titular de la SEP, Delfina Gómez, no levanta en la campaña, a pesar del apoyo que tiene en Horacio Duarte y el líder del grupo Texcoco, Higinio Martínez, quienes pudieron ser una mejor opción, más allá de la forzosa equidad de género, que, sin interpretaciones misóginas, no garantiza la elección de un mejor aspirante. De continuar el declive de la texcocana, cuya campaña de desprestigio -por el moche a los sueldos de los trabajadores municipales, delito electoral del que fue protegida por el propio gobierno-, no ha podido ser contrarrestada y esos son puntos menos en la contienda. Además, no está probada la lealtad de quienes son mejores candidatos y que uno de ellos sabe que es su último tren.
Así que, para mediados de año, no se ve muy halagüeño el panorama para el proyecto político de la 4T, quien ve no sólo peligrar esas dos gubernaturas, sino que puede perder en 2024, ya que la “corcholata” mayor está perdida en materia de transporte público.