El cinismo y la autonomía universitaria
Alberto Vieyra G. jueves 19, Ene 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
“Lo peor que le puede pasar a México es que se convierta en un país de cínicos”, fue la frase del entonces Presidente de México, José López Portillo, en aquel septiembre de 1978. Y sabe qué… el destino ya nos alcanzó.
¿La autonomía universitaria se inventó para hacer barbaridades o México vive inmerso en la era del cinismo?
Ya se cumple un mes, que muchos cínicos se la pasan echándose la pelotita, mientras una ladrona de tesis sigue cobrando como ministra y lo que es peor, se amacha y advierte que no renunciará como ministra de la Suprema Corte de Justicia de la nación azteca.
¿Cómo queda el supremo órgano de impartición de justicia en México? Mal. Sin fuerza moral, sin confianza ante el pueblo de México. Ya transcurrió un mes y la Suprema Corte no ha dicho “está boca es mía” en el vergonzoso y cínico caso de la ministra Yasmín Esquivel.
Primero, en vísperas de Día de Reyes, la UNAM concluyó que Yasmín Esquivel plagió su tesis y le hecho la pelotita a la SEP para la cancelación del título y la cédula profesional, pero el martes 17 de enero la SEP le regresó la “papa caliente” a la UNAM después de que el titular de Gobernación, la “corcholata” llamada Adán Augusto López, dijo que el asuntito no es competencia de la SEP y pidió al rector de la UNAM, Enrique Graue, entrarle al toro y “no evadir su responsabilidad”, mientras la señora Esquivel presumía que tiene “una carrera impecable de 35 años y que no renunciará”.
El martes, el abogado general de la UNAM, Alfredo Sánchez Castañeda, fue enfático, pues dijo que la legislación universitaria no contempla el plagio ni la cancelación del título, sino que debe ser la autoridad judicial.
Bueno, así las cosas, en este asunto de cinismo y de autonomía universitaria y mientras la Corte sigue muda, cuando se supone que ya debió haberse pronunciado porque ahí figuran los juristas más probos que se supone deben saberse al derecho y al revés las leyes, este átomo de la comunicación tratará de darles algunas luces para que desenreden este asunto que no tiene que ver ni con prescripción del delito y menos con la autonomía universitaria, sino con cuestiones que tienen que ver con la moral, rectitud, honestidad, la dignidad y el decoro, pues estamos ante un plagio reconocido por la máxima casa de estudios. Y por plagio se entiende como “el robo de propiedad intelectual, es decir, la adopción de ideas ajenas en el texto propio sin presentarlas como tal y, por tanto, presentándolas como propias. Se trata, por así decirlo, de apropiarse de los méritos de otros, lo cual va en contra del código de honor de la ciencia”.
Y de acuerdo con la misma Ley Federal del Derecho de Autor, el artículo 427 reza que “se impondrán prisión de seis meses a seis años y de trescientos a tres mil días de salarios mínimos de multa, a quien publique a sabiendas de que una obra sustituye el nombre del autor por otro nombre”.
Dicha ley es muy ambigua en cuanto se refiere a la prescripción del delito por el robo de ideas, pues el robo de las ideas de la tesis de Yasmín Esquivel ocurrió hace 35 años, pero en el caso que nos ocupa estamos ante un asunto que nada tiene que ver con la autonomía universitaria ni con la prescripción de las leyes, sino que la honestidad, la rectitud, la moral y el decoro no prescriben jamás y detestan el cinismo.