La sucesión viaja en Metro
Guillermina Gómora Ordóñez martes 17, Ene 2023Caleidoscopio
Guillermina Gómora Ordóñez
Bienvenidos a la recta final de la carrera presidencial hacia 2024. Llegó la hora de las definiciones para las “corcholatas” de Morena y el “Mesías” que habita Palacio Nacional. Sin querer, queriendo la operación del Metro se convirtió en un factor electoral para las aspiraciones de dos de ellos: Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard.
Para la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, el deficiente funcionamiento del sistema de transporte colectivo Metro se ha convertido en un pesado lastre que complica su campaña y podría costarle la candidatura. Por lo pronto, debió cancelar sus giras por el país donde dictaba la conferencia: “Políticas exitosas en la CDMX”. Sí, ¿aunque usted no lo crea?
En lo que va del sexenio, los percances e incidentes menores o mayores que se han registrado en la red del Metro, se cuentan por cientos y provocan la suspensión del servicio. Van desde conatos de incendios, inundaciones por la lluvia, cortocircuitos hasta 3 accidentes graves que dejaron un saldo de 29 muertos, decenas de heridos y daños materiales incuantificables.
La memoria colectiva mantiene vivo el recuerdo de las 26 víctimas de la Línea 12 que colapsó en mayo de 2021, en su tramo elevado. El clamor de justicia entre algunos de los afectados y familiares de los fallecidos aún persiste. No hay responsables, ni detenidos.
Se trata de una tragedia compartida con el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, pues la “Línea Dorada”, se construyó durante su gobierno, se empeñó en inaugurarla, la presumía como su legado y ahora aplica la técnica de “escurrir el bulto”.
Aunque 10 de sus funcionarios fueron acusados de homicidio por la tragedia de la Línea 12, el canciller Ebrard ha declarado que hay “intencionalidad política” en la investigación de las causas del accidente y trató de endilgarle la responsabilidad a su sucesor, Miguel Ángel Mancera, acusando que hubo falta de mantenimiento y ésta sería la causa del colapso.
El punto es que haiga sido como haiga sido, citando al clásico, hay 26 personas muertas; 26 familias afectadas que claman justicia a dos candidatos de Morena a la presidencia de la República. ¿A quién sacrificará Andrés Manuel López Obrador?
La sucesión adelantada provoca que a cada acción u omisión de los aspirantes se le saque raja política y se exhiba en la plaza pública a fin de ganar el apoyo o el desprecio del gran elector, que no es el ciudadano, sino López Obrador.
En la mira también están las “corcholatas”, Adán Augusto López, secretario de Gobernación, y Ricardo Monreal, coordinador de Morena en el Senado. Todas y cada una de sus acciones son evaluadas en Palacio Nacional, aunque el presidente López Obrador lo niegue.
Por ejemplo, luego del choque de trenes en la línea verde del Metro, le mandó más de seis mil elementos de la Guardia Nacional a Claudia Sheinbaum, para vigilar las estaciones, evitar “actos de sabotaje” y lo anunciaron durante la conferencia mañanera. Una señal inequívoca de su “aprecio” por la doctora Sheinbaum. Un mensaje político que no resuelve el problema técnico de la operación del Metro y que ha generado malestar ciudadano por la militarización del transporte.
En el lado opuesto, está Ricardo Monreal, el zacatecano que desayunaba cada mes con López Obrador fue enviado al exilio político, luego de que se le acusó de operar la derrota de Morena en la CDMX en las elecciones intermedias de 2021. Su operador político en el Senado para sacar sus reformas de la #4T cayó de sus afectos. No lo incluyó en el destape de las “corcholatas”.
Sin embargo, el desprecio presidencial y los ataques desde Morena lo han convertido en víctima del poder. Monreal ha advertido: “Si hay exclusión, habrá división; y si hay falta de apertura, habrá ruptura”. El presidente de la Junta de Coordinación Política en el Senado, quiere estar en las boletas en 2024 y no será por el partido que ayudó a fundar.
Por lo pronto, Sheinbaum sigue como la favorita de Palacio. Ahora el Ejército, vía la Guardia Nacional, protege su candidatura presidencial. Un arma de dos filos, que la expone al golpeteo de sus adversarios políticos en Morena y de otros partidos que no quieren que la #4T se quede otros seis años en el poder.
La sucesión viaja en Metro y seguramente los equipos de Adán Augusto, Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard, estarán muy pendientes de la calidad del servicio y de las fallas en “las políticas exitosas” de la jefa de Gobierno a fin de aprovechar los errores y escalar en los afectos de López Obrador rumbo al 2024.
A López Obrador le tomó 18 años ser Presidente de la República, la estrategia de la competencia anticipada, le da un amplio margen para evaluar su apuesta, evitar el derroche de su capital político y cambiar de candidato si el tren de Sheinbaum se descarrila. En política no hay amigos, hay intereses. No habrá encuesta que valga. Se tratará de conservar el poder por el poder.