Ejecutan a periodistas
¬ Augusto Corro miércoles 22, Jun 2011Punto por punto
Augusto Corro
- Comunicadores, sin protección
- Gobernadores deben protegerlos
Una familia fue ejecutada la madrugada del lunes en su domicilio ubicado en el puerto de Veracruz. Un comando ingresó a la vivienda y los mató a balazos. Utilizaron armas de alto poder.
Se trató de Miguel Ángel López Velasco, mejor conocido como Milo Vela, su esposa Agustina Solana y su hijo, Misael López Solana. El primero se desempeñaba como columnista y su vástago como reportero gráfico. Ambos trabajaban en el periódico Notiver, el de mayor circulación en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río.
López Velasco fue el primer reportero que documentó (en los noventa) las primeras escaramuzas del narcotráfico en el país, con su libro Todos están adentro. En él resumía el enfrentamiento de militares con policías en el conocido Llano de la Víbora. Ambos se acusaron de estar “cuidando” un cargamento de droga. Como se informó en su oportunidad, hubo muertos de los dos lados.
Misael era reportero gráfico especializado en temas de política y nota roja. Acompañaba a su padre a cubrir órdenes de trabajo.
Hace varios días se conoció que otro periodista fue secuestrado, asesinado y sepultado en una fosa clandestina en Veracruz.
Al comunicador veracruzano lo ultimaron narcodelincuentes, según confesión de los propios sicarios.
Noel López Olguín era reportero del diario La Verdad del Sureste.
Y precisamente, la semana pasada en este espacio hablamos sobre la desaparición del periodista Antonio López Ortiz, quien fue levantado por un grupo de hombres armados en Acapulco. Después de 15 días del plagio, no sabe nada de la suerte del jefe de información del diario Novedades.
Aumenta la violencia contra los periodistas ante la pasividad de las autoridades de los tres niveles, federal, estatal y municipal, que reflejan poco o nulo interés en perseguir, capturar y castigar a los asesinos.
En el caso concreto de Guerrero, durante el sexenio del nefasto gobernador Zeferino Torreblanca Galindo, 13 personas del medio periodístico fueron victimadas.
Por otra parte, en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa “se han contabilizado a nivel nacional 68 asesinatos contra periodistas”.
En un país donde la corrupción y la impunidad juegan un papel muy importante en la administración de la justicia, los periodistas se encuentran a merced de la delincuencia en la que participan narcotraficantes, caciques y políticos de toda clase.
¿Habrá alguna autoridad empeñada en defender a los periodistas? Lo dudamos.
Legisladores de diferentes partidos políticos señalan que es de suma importancia que los medios de comunicación y los reporteros gocen ampliamente del derecho a informar a la sociedad. ¿Pero ellos que hacen para fortalecer ese derecho?
Cada vez que asesinan a un periodista, surgen los discursos de los políticos apoyados en la demagogia rastrera. Ofrecen nuevas leyes y mejor protección a los comunicadores y nada más. El tiempo se encarga de mandar al archivo los casos de los compañeros victimados.
Es posible que con las muertes de estos últimos reporteros, México ocupe ya el primer lugar como el país más peligroso para ejercer el periodismo.
Por otra parte, parece que en las oficinas de derechos humanos y de organizaciones no gubernamentales, poco interesa la defensa de los periodistas, quienes diariamente tienen que enfrentarse a sicarios, dictadorzuelos y a toda clase de fauna política nociva, que ven afectados sus intereses por aquellos que tienen como armas su pluma, su grabadora o su block de notas.
SIGUE LA REDADA NACIONAL
La Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) decidió continuar en su lucha contra el crimen con el operativo Conago 1, en todo el país. Luego de una semana de operaciones policiacas contra la delincuencia, los resultados son buenos, me imagino. Los afectados forman parte de hampa menuda. En el reporte de detenidos, no aparece ningún cabecilla importante.
Entusiasmados por sus acciones, los mandatarios estatales acordaron, por unanimidad, mantener el esfuerzo y fortalecer la cooperación anticrimen más allá del trabajo cotidiano.
Entre los objetivos del operativo mencionado se encuentra mantener el combate permanente a los delitos que más preocupan a la ciudadanía, contenidos en un catálogo aprobado por la Conago, en el que se incluyen los siguientes delitos: homicidio doloso, extorsión, robo de vehículos, robo en vía pública y robo en casa habitación con violencia, secuestro y trata de personas.
Después de esos puntos de vista señalados por la Conago, surgen estas preguntas: ¿Por qué los gobernadores se tardaron tanto tiempo para cumplir con sus obligaciones? ¿Si los policías se encuentran tan desprestigiados, de donde sacaron a los elementos intachables para perseguir a los delincuentes? ¿El ciudadano común obligado a detenerse en los retenes es afectado en sus derechos? ¿Esos miles de delincuentes detenidos a que cárcel van a parar, si todas las prisiones tienen sobrecupo? ¿Qué equipo utilizan las policías para perseguir a los maleantes, si los vehículos de la fuerza pública, se encuentran en pésimas condiciones y sin mantenimiento, se echan andar luego de rezar varias oraciones? ¿De qué manera se controla a quienes realizan los retenes para evitar secuestros, como en el caso del niño Fernando Martí? ¿Cuándo, dónde y quiénes fueron los entrenaron o prepararon a los uniformados que se encargan de combatir a la delincuencia?
A todas luces, la idea de las autoridades de buscar y ofrecer seguridad siempre será aplaudida, aunque cargue fallas importantes. Es decir, se efectúa una redada nacional contra la delincuencia. ¿Pero esta delincuencia, de donde surge? ¿Qué orilla al ciudadano a delinquir? Entre otras cosas, la falta de empleo, de oportunidades para conseguir dinero honradamente y llevar pan a su hogar, conseguir medicinas, pagar la renta.
¿Dónde se encuentran esos programas para crear empleos y ocupar a millones de jóvenes que ni trabajan ni estudian. Los conocidos como ninis? ¿Dónde buscar trabajo para evitar que aumente el comercio informal, que se refugia en la piratería para obtener ganancias raquíticas en la mayoría de los casos?
No se ve, pues, un programa integral en la lucha anticrimen. ¿Hasta cuándo?