Devolución de palabras
Armando Ríos Ruiz viernes 23, Dic 2022Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
El discurso de odio del Presidente contiene palabras que corresponderían a cualquiera devolverle, porque encajan con exactitud en su personalidad llena de resentimientos. Es como el proverbio que se refiere a ver siempre la paja en el ojo ajeno y jamás, la viga en el propio.
Después del atentado que sufrió el periodista Ciro Gómez Leyva, por el cual prometió ordenar una investigación exhaustiva y al día siguiente volvió a arremeter en su contra, lo mismo que en contra de otros, soltó su conocida verborrea afilada en el esmeril del rencor y de la inquina, la misma que ha utilizado desde que asumió el poder.
En una reciente conferencia mañanera dijo que los periodistas están subordinados a la oligarquía: “No es un periodismo independiente, que represente los sentimientos del pueblo. Es un periodismo faccioso, que representa a grupos de poder económico y de poder político, es parte de la corrupción que imperó durante mucho tiempo (…) están muy molestos porque ya no tienen el poder que antes exhibían impunemente.
Ya difaman, atacan todos los días, la gente ya está harta de la prensa vendida o alquilada, y de estos medios de comunicación que sólo defienden a las minorías rapaces mentirosas, falsarias, corruptas del Reforma. Imagínense si nada más escucha uno a Ciro o a Loret de Mola o a Sarmiento… Además, es hasta dañino para la salud, o sea, si los escucha uno mucho hasta le puede salir a uno un tumor en el cerebro”.
Podemos decir que tampoco él es un Presidente que represente al pueblo. Tiene sus preferidos a quienes ha echado a pelear, desde el inicio de su administración, contra quienes considera sus enemigos. Representa a sus colaboradores, muchos inmersos en la corrupción que pregona atracar, a quienes defiende con el sólo hecho de expresar que confía en ellos.
Los periodistas son parte de la corrupción, asegura. Pero el gobierno es la misma corrupción. Es una extensión del pasado que tanto aborrece en sus críticas diarias. La solapa y la defiende en sus colaboradores, como en Bartlett, cuya imagen debería ser utilizada para representarla. O como en familiares propios, que la exhiben sin el mínimo rubor.
Están muy molestos, afirma, porque ya no tienen el poder de antes. Pero el molesto es él (se nota a leguas), porque quienes dizque lo defienden, son “periodistas” improvisados que igualmente reciben un chayote, pero por carecer de oficio, de preparación y hasta de un medio, les es imposible ofrecer una defensa real en contra de los profesionales.
“La gente ya está harta de la prensa vendida, alquilada… Pero también lo está de un Presidente que no resuelve y que más que nada, está completamente dedicado a destruir al país y como el tiempo se le agota, antes de que eso suceda pretende alargar su mandato, ya sea a través de él mismo o de uno de sus incondicionales. Para eso intenta con denuedo destruir al INE y sustituirlo con un organismo a modo. A su servicio.
Manifiesta que si se escucha a algunos comunicadores, “les puede salir a uno un tumor en el cerebro. Pero si se escucha al Presidente, la muerte es inminente. Aconsejó al principio de la pandemia que la gente saliera de sus casas e invadiera restaurantes y otros centros de reunión. Recomendó el uso de imágenes de santos ¿y qué ocurrió?
Oficialmente, la cifra de muertos va en un millón de mexicanos. Pero el conteo de otras instancias, dicta que esa cantidad debe multiplicarse por ocho. Cada palabra que profiere se le revierte. Los sabios recomiendan hablar poco. Quien habla mucho se convierte en víctima de lo que dice.