Retroceso en la vida democrática
Alberto Vieyra G. jueves 22, Dic 2022De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Andrés Manuel López Obrador está gravemente enfermo de neurosis, pero sobre todo enfermo de poder. Las reformas al “plan B” en materia electoral no dejan lugar a duda, que AMLO está usando los métodos políticos más perversos para perpetuarse en el poder, después de las elecciones presidenciales de 2024.
Con reelección o sin ella, López Obrador buscará ser el poder tras el trono encabezando una nueva era del Maximato, al más puro estilo de Plutarco Elías Calles.
Durante la campaña presidencial de 2006, el entonces Presidente de México, el panista Vicente Fox, parecía hacerle la campaña electoral a Felipe Calderón y al más puro estilo de las gallinas después de poner un huevo cacareaba supuestos logros de su gobierno. Ante tanta alharaca del hombre de las botas de charol metiendo su cuchara en el proceso electoral, el hoy Presidente de México pronunciaría aquella histórica frasecita de “¡ya cállate chachalaca!”.
Después de las elecciones presidenciales de 2006, AMLO y el PRD empujarían la reforma conocida hoy como “veda electoral”, que prohibía que los funcionarios del gobierno se gastaran los dineros públicos e hicieran campaña cínicamente desde el poder.
Quince años después, el mismo AMLO pero ya con Morena, acaba de echar abajo la veda electoral pues en la reforma al “plan B” de las leyes secundarias en materia electoral y es la parte que ya quedó aprobada, que los funcionarios de los 3 niveles de gobierno sí pueden echar mano de los dineros públicos y ya no habrá ninguna prohibición para cacarear logros sexenales, pues ahora el recoveco es que los anuncios gubernamentales serán tipificados como “libertad de expresión” y no como descarada campaña electoral en favor de sus candidatos o partidos políticos.
En otras palabras, AMLO se achimultrufió porque, así como dijo que no en 2007, hoy dice que sí y lo peor es que él tendrá a sus anchas la tribuna del Estado mexicano usando los medios de comunicación gubernamental para promocionar en las mañaneras lo que se le venga en gana.
¿No le parece a usted que ahora se llamarán con toda justicia las marraneras de Palacio?
Y todavía hay más retrocesos en la vida democrática de México y punto por punto, aquí se las iré contando antes de que sean promulgadas.
Y bajo ese pretexto de la libertad de expresión, AMLO podrá seguir dándose el lujo de injuriar, calumniar y sentenciar a sus adversarios políticos que no piense igual que él, sobre todo a los periodistas críticos a los que hoy ha llamado “zopilotes” o a los “conservadores fifís” a los que odia con toda su alma y si por el fuera, los quemaría en leña verde, al más puro estilo de Torquemada.
Qué precedente histórico tan cínico y nefasto el que dejará AMLO por dividir y enfrentar a los mexicanos. Su odio contra periodistas no tiene límites y en forma por demás cínica y grosera acaba de agredir al periodista Ciro Gómez Leyva acusándolo de ser “vocero del conservadurismo” y de haber urdido un autoatentado ya sea él o alguna oligarquía poderosa para “perjudicarnos y desestabilizar al gobierno”.
¿Es sano que la institución presidencial haga esas temerarias conjeturas en lugar de ordenar que el atentado criminal contra el periodista sea investigado hasta sus últimas consecuencias y castigar a los culpables? ¿No cree usted que sería más sano que el “¡ya cállate chachalaca!” se lo aplique a él mismo por la salud de la República?