¿Quién miente?
Ramón Zurita Sahagún martes 21, Jun 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
En política hay demasiadas simulaciones, medias verdades y mentiras que a fuerza de repetirse se transforman en verdades.
Son tantos los engaños que proliferan que los señalamientos de unos y otros lados apenas si tienen tiempo para ser percibidos por la ciudadanía, que atónita ve como se suceden rápidamente los acontecimientos.
Y en este cúmulo de información, acusaciones, denuncias y dimes y diretes, resulta sumamente curiosa la verdad que tardó casi cinco años en confesar el hoy candidato perredista al gobierno del Estado de México, Alejandro Encinas Rodríguez.
El ex jefe de gobierno del Distrito Federa lanzó una fuerte acusación contra el presidente Felipe Calderón Hinojosa, como promotor de la violencia y el uso de la fuerza para contener el descontento ciudadano.
La fecha la ubicó durante el plantón que realizaron en Reforma simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador y que causaron molestias a la ciudadanía, pérdidas millonaria a los comercios y negocios de todo tipo ubicados en esa zona y generaron desempleo, por el despido de trabajadores de esos mismos negocios.
Encinas Rodríguez estableció que el entonces secretario de Gobernación, Carlos Abascal Carranza, fue requerido por el Presidente electo para que actuase con energía y desalojara a los inconformes, por la vía de la fuerza, si fuese necesario.
La revelación fue negada de inmediato desde las oficinas presidenciales y los testigos a los que recurren unos y otros (los que afirman y los que niegan) es el mismo, un personaje ya fallecido.
Es la palabra de un candidato contra la de un Presidente y los dos centran su apuesta la credibilidad que generan hacia el ciudadano.
Saben que en juego está mucho ya que una de las dos partes será exhibida, con todo y que el principal testigo de ello se encuentre muerto, aunque existe otro que puede corroborar o negar la versión de Encinas.
Se trata del general Ricardo Gerardo Clemente Vega García, entonces secretario de la Defensa Nacional, quien deberá ratificar o rectificar los señalamientos del entonces jefe de gobierno.
Dejar las cosas en el aire no les sirve a ninguno de los dos y menos a una ciudadanía que asombrada ve como los políticos de uno y otro bando simulan y se ponen caretas de todo tipo en beneficio de ellos mismos, sin importarles el pueblo.
La revelación de Alejandro Encinas pudo ser una jugarreta de campaña electoral, con el propósito de mostrar lo buen gobernante que fue y lo tolerante que puede ser su gobierno, en caso de triunfar en los comicios del tres de julio.
Sin embargo, ese tipo de situaciones no deben dejarse pasar, pues generan más incertidumbre entre los electores, los que de por si no son muy asiduos de las urnas. De no clarificarse la realidad de este asunto, la duda quedará en el aire y puede ocasionar otro peligroso vacío informativo, en que queda de manifiesto algo ya sabido, que los políticos son muy dados a ocultar sus cosas unos y a divulgar mentiras otros.
Si este trance fuese protagonizado por dos políticos menores, tal vez no importaría saber quién de los dos tiene la razón y quién miente, pero en esta caso se trata del Presidente de la República y del que fuese jefe de gobierno del Distrito Federal en unos tiempos difíciles y que hoy aspira a gobernar la entidad más poblada del país.
Fueron muchos los años que guardó silencio Alejandro Encinas y fue hasta cuando consideró necesario sacar su arma secreta para presionar y mostrarse como el político sumamente conciliador y de altos vuelos, cuando sacó a relucir el tema.
Hasta el momento, su tema explosivo no le ha redituado como esperaba y continúa marginado en los sondeos que se vienen realizando sobre el posible comportamiento electoral de los ciudadanos para el próximo tres de julio.
SE EVITÓ UN CONFLICTO MAYOR
Lo que sí queda claro de esos hechos que sucedieron en la segunda mitad del año 2006 es que con la decisión de montar un plantón en pleno Paseo de la Reforma de la ciudad de México, se desinflaron otras acciones que pudieron ser de fatales consecuencias.
Quienes vivimos esos momentos constatamos que los ánimos se encontraban sumamente exaltados y que la pasión y a frustración hacían presa de otros que pedían acciones más enérgicas, las que, seguramente, causarían daños irreversibles.
La decisión asumida por López Obrador, aunque diga que fue de la gente que votó por tomar por asalto la principal avenida de la capital del país, fue simplemente de lo mejor, ya que con el paso de los días, la presión bajó y se desinfló el gran movimiento de descontento provocado por la pérdida de los comicios.
Fueron tiempos en que políticos opositores y periodistas de los diversos medios de comunicación eran linchados verbalmente en los mítines y marchas que se realizaban.
NUEVA ALIANZA
Números redituables le está otorgando al PRI la coalición establecida entre ese partido y Nueva Alianza, construida alrededor del candidato al gobierno del Estado de México, Eruviel Ávila Villegas.
La alianza entre Panal y PRI camina en lo electoral, donde su candidato supera por hasta 30 puntos a sus adversarios.
La innovación es uno de los métodos de publicidad usados por Nueva Alianza y la delegada de ese partido en Edomex, Mónica Arriola.
Este fin de semana los de Nueva Alianza de plano tiraron la casa por la ventana porque en un acto de modernidad instalaron varios cines móviles en varias plazas de Ecatepec pero lo más increíble era que los cines los montaban en 3 minutos y la gente disfrutó de una función de cine gratis, así se las gastan con la nueva tecnología los del Panal.
El despliegue de Nueva Alianza es enorme y edificios y avenidas de varios municipios muestran la leyenda Eruviel gobernador, Nueva Alianza.