“La criminalidad, a la baja”
Armando Ríos Ruiz viernes 16, Dic 2022Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Cada vez que puede o que se lo piden, la secretaria de Protección Ciudadana, la periodista Rosa Icela Rodríguez, convertida de la noche a la mañana en “experta” en seguridad, como todo el gabinete de la actual administración, en donde hasta un payaso o un ignorante jugador de futbol pueden ser gobernadores por el sólo hecho de gozar de las preferencias del Presidente, dice que durante su administración, la delincuencia ha disminuido visiblemente.
Tanto lo ha repetido, que a estas alturas México debería ser Jauja o El País de las Maravillas. Cuando está frente al micrófono en actos oficiales o simplemente en una mañanera, dice sin decirlo que su presencia en esa dependencia ha traído la tranquilidad de los mexicanos en materia de seguridad, porque los índices delincuenciales son cada vez menores. Tal vez su jefe le aconseja. Al fin y al cabo, mentir es el sello de la moderna forma de gobernar.
Pero los hechos en todos los rincones de México la desmienten cada día. Igual a su patrón, quien suele secundar esas aseveraciones. Porque, sin recurrir a las estadísticas, es notorio que los asesinatos se cometen al mayoreo. Sólo quien por su voluntad quiera cerrar los ojos y creerle, lo hace. Los hechos están a la vuelta de la esquina en casi todo el territorio nacional. La realidad es que los mexicanos están absolutamente a merced de los criminales.
Hace unos días, un medio publicó lo siguiente: “El sábado por la tarde, hombres armados mataron a siete personas -entre ellas un menor de 11 años– en la comunidad de El Durazno, en el municipio de Coyuca de Catalán (Guerrero). A las siete personas las juntaron desde sus casas y las llevaron a una escuela primaria, mataron a las siete y un joven quedó herido de gravedad”. Durante más de 12 horas y a pesar de haberse difundido videos de la ejecución, ninguna, absolutamente ninguna autoridad había acudido al lugar de los hechos. ¿La gobernadora? Seguramente inaugurando algún taller de costura, que es para lo único que ha servido: ¡para inaugurar!
La comisaria municipal de El Durazno, Azucena Rosas García, se encargó de avisar de los hechos a las autoridades, inmediatamente que ocurrieron. Esto refleja lo que se ha observado desde hace cuatro años: que los criminales tienen preferencia frente a la ciudadanía amenazada y desde luego, llena de pánico ante las embestidas de quienes no se tientan el corazón para asesinar a sangre fría a personas inermes, incluidas las que por su edad son indudablemente inocentes.
Un medio local hizo la siguiente observación: “El ataque entraña una paradoja que ilustra la dificultad de entender las dinámicas de la violencia en el Estado y el país entero. En Guerrero, la cuenta anual de asesinatos va a la baja desde hace años, inercia que parece continuar este 2022.
“Hasta finales de octubre, el estado registró 964 víctimas de asesinato, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. El año pasado fueron en total 1,166 masacres como la de El Durazno, apuntan, sin embargo, inercias contrarias, más teniendo en cuenta episodios cercanos”. La reflexión dice que el gobierno miente cuando insiste en la disminución del crimen.
Otro hecho significativo es que un poblado de la Costa Grande denominado Santa Rosa, fue escenario después de otro nutrido tiroteo realizado por los mismos que estuvieron en El Durazno. El rumbo se llenó de miedo. Sin embargo, ninguna autoridad intervino o anunció la búsqueda de los responsables.
Más bien las bandas de esa región fueron las que advirtieron a los pobladores de una porción grande del lugar, que se resguardaran en sus casas después de las ocho de la noche. Aún hay toque de queda y lo anunciaron para evitar pérdidas de vidas inocentes, que por lo visto, al gobierno local, como al federal, les importan menos que a los malosos. Les dijeron además, que cerraran por un tiempo todos los comercios.
Parece que la intención es de La Familia Michoacana, que pretende conquistar territorios enemigos. ¿Los hechos vividos, a quién le importan?